Myanmar celebra las primeras elecciones libres desde 1990
La opositora Liga Nacional Democrática, de Aung San Suu Kyi, aspira al triunfo
MACARENA VIDAL LIY, Enviada especial
Yangon, El País
Myanmar (antigua Birmania) vivirá este domingo unas elecciones históricas, las primeras libres desde 1990. Entonces, la junta militar anuló unos comicios en los que la opositora Liga Nacional Democrática (LND) ganó de modo arrollador. Su líder, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, pasó 15 años bajo arresto domiciliario. Ahora, la LND aspira a repetir su triunfo. Enfrente tiene al gobernante Partido de la Unión por el Desarrollo y la Solidaridad (USDP), heredero del régimen militar.
“Myanmar necesita un cambio. Y tenemos que aprovechar esta oportunidad. Si no, tendremos que esperar otros 20 o 30 años”, asegura entusiasta Ye Lin Naing, de 41 años, sobre las históricas elecciones que vivirá su país este domingo. Ella va a votar a “la Dama”, como se conoce popularmente a Aung San Suu Kyi.
Con una camisa blanca sin una sola arruga y un corte de pelo muy corto, Ye Lin Naing no quiere revelar su profesión. Pero mientras pasea por la pagoda de Shwedagon, uno de los lugares más populares de Yangón, asegura con convicción: “Todo el mundo apoya a la LND. Hasta mucha gente dentro del Ejército o funcionarios gubernamentales piensa votar por ellos”. Hay antecedentes que le dan la razón: en las elecciones parciales de 2012, la Liga ganó los cuatro escaños de la capital, Naypyidaw, poblada por funcionarios y militares.
Durante medio siglo, Myanmar estuvo controlada por una junta militar que la convirtió en uno de los países más aislados del mundo y objeto de durísimas sanciones internacionales. Pero en 2011 cedió el poder a un Gobierno semicivil encabezado por el exgeneral Thein Sein, que puso en marcha reformas. Como resultado, florece la sociedad civil y una prensa libre, y la mayor parte de los presos políticos han sido excarcelados. Sin sanciones, la economía ha empezado a levantar cabeza. Miles de vehículos importados de Japón han convertido la circulación de Yangón, la mayor ciudad, en un embotellamiento continuo; los centros comerciales se multiplican y no dejan de abrir nuevos restaurantes.
Pero Myanmar arrastra numerosos problemas. En un país con un 66% de población rural, el creciente progreso que se palpa en Yangón no ha llegado al campo. Y en un Estado donde conviven 135 etnias oficiales, hay grandes áreas controladas por las guerrillas. Un acuerdo que se negociaba desde hace dos años y que buscaba poner fin a los conflictos étnicos que padece el país desde la independencia del dominio británico en 1948 solo logró en octubre la firma de 8 de las 18 guerrillas. Entre los ausentes figuran algunos de los principales grupos armados, como las grandes milicias de los Estados de Kachin y Shan o el Ejército del Estado Unido Wa, que cuenta con 20.000 soldados y academias militares y cuya etnia, de origen chino, tiene importantes vínculos al otro lado de la frontera.
Crecen, asimismo, las divisiones entre religiones. Desde su sede en Mandalay, la segunda ciudad del país, los extremistas budistas del Ma Ba Tha lanzan un discurso de odio hacia los musulmanes, que según los datos oficiales disponibles representan el 4% de la población pero que los expertos calculan en torno al 10%. Unos 1,2 millones de musulmanes de la etnia rohingya no podrán votar en las elecciones: Birmania no les reconoce la nacionalidad.
Y la reforma política no ha sido completa. Los militares, y el USDP, cuentan aún con enormes ventajas en estas elecciones. Un 25% de los asientos en el Parlamento están reservados para el estamento militar, lo que hace que el partido en el Gobierno solo necesite un 26% para renovar mandato. En cambio, la LND debe alcanzar al menos un 67% de los votos para la mayoría.
La Constitución impide a Aung San Suu Kyi presentar su candidatura a la presidencia: prohíbe ocupar el cargo a quienes tengan hijos extranjeros, y los de “Madre Aung” tienen nacionalidad británica. La Dama asegura que ya tiene “planes” para liderar el Gobierno si gana las elecciones. “Estaré por encima del presidente”, aseguraba en una rueda de prensa en Yangón el jueves.
Sus partidarios temen que pueda haber irregularidades, especialmente en zonas rurales. Durante la larga campaña que concluyó el jueves ha habido numerosos problemas con el censo electoral; cuatro millones en un país de 50 podrían ver impedido su derecho al voto. La de mañana será, no obstante, una consulta minuciosamente supervisada por los observadores internacionales. La LND hará su propio recuento.
MACARENA VIDAL LIY, Enviada especial
Yangon, El País
Myanmar (antigua Birmania) vivirá este domingo unas elecciones históricas, las primeras libres desde 1990. Entonces, la junta militar anuló unos comicios en los que la opositora Liga Nacional Democrática (LND) ganó de modo arrollador. Su líder, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, pasó 15 años bajo arresto domiciliario. Ahora, la LND aspira a repetir su triunfo. Enfrente tiene al gobernante Partido de la Unión por el Desarrollo y la Solidaridad (USDP), heredero del régimen militar.
“Myanmar necesita un cambio. Y tenemos que aprovechar esta oportunidad. Si no, tendremos que esperar otros 20 o 30 años”, asegura entusiasta Ye Lin Naing, de 41 años, sobre las históricas elecciones que vivirá su país este domingo. Ella va a votar a “la Dama”, como se conoce popularmente a Aung San Suu Kyi.
Con una camisa blanca sin una sola arruga y un corte de pelo muy corto, Ye Lin Naing no quiere revelar su profesión. Pero mientras pasea por la pagoda de Shwedagon, uno de los lugares más populares de Yangón, asegura con convicción: “Todo el mundo apoya a la LND. Hasta mucha gente dentro del Ejército o funcionarios gubernamentales piensa votar por ellos”. Hay antecedentes que le dan la razón: en las elecciones parciales de 2012, la Liga ganó los cuatro escaños de la capital, Naypyidaw, poblada por funcionarios y militares.
Durante medio siglo, Myanmar estuvo controlada por una junta militar que la convirtió en uno de los países más aislados del mundo y objeto de durísimas sanciones internacionales. Pero en 2011 cedió el poder a un Gobierno semicivil encabezado por el exgeneral Thein Sein, que puso en marcha reformas. Como resultado, florece la sociedad civil y una prensa libre, y la mayor parte de los presos políticos han sido excarcelados. Sin sanciones, la economía ha empezado a levantar cabeza. Miles de vehículos importados de Japón han convertido la circulación de Yangón, la mayor ciudad, en un embotellamiento continuo; los centros comerciales se multiplican y no dejan de abrir nuevos restaurantes.
Pero Myanmar arrastra numerosos problemas. En un país con un 66% de población rural, el creciente progreso que se palpa en Yangón no ha llegado al campo. Y en un Estado donde conviven 135 etnias oficiales, hay grandes áreas controladas por las guerrillas. Un acuerdo que se negociaba desde hace dos años y que buscaba poner fin a los conflictos étnicos que padece el país desde la independencia del dominio británico en 1948 solo logró en octubre la firma de 8 de las 18 guerrillas. Entre los ausentes figuran algunos de los principales grupos armados, como las grandes milicias de los Estados de Kachin y Shan o el Ejército del Estado Unido Wa, que cuenta con 20.000 soldados y academias militares y cuya etnia, de origen chino, tiene importantes vínculos al otro lado de la frontera.
Crecen, asimismo, las divisiones entre religiones. Desde su sede en Mandalay, la segunda ciudad del país, los extremistas budistas del Ma Ba Tha lanzan un discurso de odio hacia los musulmanes, que según los datos oficiales disponibles representan el 4% de la población pero que los expertos calculan en torno al 10%. Unos 1,2 millones de musulmanes de la etnia rohingya no podrán votar en las elecciones: Birmania no les reconoce la nacionalidad.
Y la reforma política no ha sido completa. Los militares, y el USDP, cuentan aún con enormes ventajas en estas elecciones. Un 25% de los asientos en el Parlamento están reservados para el estamento militar, lo que hace que el partido en el Gobierno solo necesite un 26% para renovar mandato. En cambio, la LND debe alcanzar al menos un 67% de los votos para la mayoría.
La Constitución impide a Aung San Suu Kyi presentar su candidatura a la presidencia: prohíbe ocupar el cargo a quienes tengan hijos extranjeros, y los de “Madre Aung” tienen nacionalidad británica. La Dama asegura que ya tiene “planes” para liderar el Gobierno si gana las elecciones. “Estaré por encima del presidente”, aseguraba en una rueda de prensa en Yangón el jueves.
Sus partidarios temen que pueda haber irregularidades, especialmente en zonas rurales. Durante la larga campaña que concluyó el jueves ha habido numerosos problemas con el censo electoral; cuatro millones en un país de 50 podrían ver impedido su derecho al voto. La de mañana será, no obstante, una consulta minuciosamente supervisada por los observadores internacionales. La LND hará su propio recuento.