Londres exige blindar su estatus fuera del euro para seguir en la UE
"Una integración cada vez mayor no es opción para Reino Unido", dice el ministro Osborne
Luis Doncel
Berlín, El País
Una Unión Europea menos burocrática y más competitiva, pero sobre todo que blinde los derechos de los países que bajo ningún concepto quieran entrar en la unión monetaria. Es el mensaje central que el ministro de Economía británico lanzó el martes en Berlín. George Osborne hablaba días antes de que el primer ministro, David Cameron, anuncie a los 27 socios restantes las reivindicaciones con las que espera que sus ciudadanos voten a favor de la permanencia en la UE en el referéndum que ha de celebrarse antes de 2018.
La elección de Berlín para dar a conocer los planes del Gobierno conservador de Cameron no es casual. Algunas exigencias de Londres sientan bien en Alemania, y más en el foro empresarial en el que habló Osborne, donde también participó la canciller Angela Merkel. Osborne ofreció un pacto que, dijo, sería beneficioso para todos: “Vosotros obtenéis una eurozona que funcione mejor; nosotros, una garantía de que las decisiones y los costes del euro no se tomen a nuestra costa. Vosotros lográis un euro más fuerte; nosotros que la libra sea oída”.
La canciller Angela Merkel se presentó ayer con un discurso conciliatorio hacia las peticiones británicas de renegociar su relación con la UE. “Algunas preocupaciones están justificadas. En temas como la competitividad o un mejor funcionamiento de la UE, sus preocupaciones son las nuestras”, dijo.
“Reino Unido debería seguir en la UE, pero por supuesto la decisión es suya”, dijo Merkel en un encuentro en la Asociación de la Industria Alemana. "Haremos lo que podamos para que siga siendo miembro", añadió la canciller. “No todo el mundo quiere mayor integración y hay que respetarlo. Alemania necesita a Reino Unido”, dijo su presidente, Ulrich Grillo.
Si es que alguna vez lo fue, Reino Unido ya no se siente europeísta. Cameron ha repetido que no tiene un vínculo romántico con la UE o que no le partiría el corazón abandonar el club en el que su país entró en 1973, dos décadas después de que seis países comenzaran el proceso de integración. Si el Gobierno británico quiere seguir en la UE es porque cree que le compensa; pero solo si se dan ciertas condiciones. Osborne recalcó el escaso entusiasmo que hoy despierta en las islas el proyecto europeo. “Solo una minúscula minoría de votantes defiende hoy en Reino Unido una integración cada vez mayor con la UE. Esa ya no es una opción para nosotros”, dijo.
El canciller del Exchequer dio algunas pistas de sus reclamaciones: Reino Unido quiere blindar su doble condición especial de socio europeo fuera de la moneda común. Y para ello pide cambios en los Tratados vigentes, porque “no son adecuados” para los que no están en la unión monetaria.
Límite al libre movimiento
“Hay que asegurarse de que la eurozona se integre de una forma que no dañe a los no miembros del euro”, añadió. Osborne puso varios ejemplos: hay que asegurar a los contribuyentes británicos que no van a pagar la factura de los problemas de la zona, o la participación en la unión bancaria debería ser siempre voluntaria, jamás obligatoria.
Osborne también abordó una de las reivindicaciones británicas que levantan más polvareda: los límites a la libertad de movimientos. “Para ser sostenible, debe ser una libertad para ir a trabajar, no para buscar las ayudas sociales más generosas”, dijo. En este punto Londres podría encontrar la comprensión de Berlín. Merkel repite que el principio de libertad de movimientos es irrenunciable, pero también insiste en que la UE no da carta blanca para beneficiarse del Estado de bienestar de los países más generosos, y su Gobierno ha acogido con alivio las sentencias europeas que validaban el rechazo a financiar a ciudadanos que habían viajado a Alemania solo por la ayuda social.
Raoul Ruparel, codirector del think-tank eurocrítico Open Europe, opina que Osborne se dirige al 40% del electorado que aún no sabe qué votar en el referéndum. “Los otros dos bloques están más o menos igualados. Pero Cameron confía en que si logra un buen acuerdo podría convencer a los británicos que no son por principio europeístas, pero que pueden temer los riesgos de abandonar la UE”, concluye.
Luis Doncel
Berlín, El País
Una Unión Europea menos burocrática y más competitiva, pero sobre todo que blinde los derechos de los países que bajo ningún concepto quieran entrar en la unión monetaria. Es el mensaje central que el ministro de Economía británico lanzó el martes en Berlín. George Osborne hablaba días antes de que el primer ministro, David Cameron, anuncie a los 27 socios restantes las reivindicaciones con las que espera que sus ciudadanos voten a favor de la permanencia en la UE en el referéndum que ha de celebrarse antes de 2018.
La elección de Berlín para dar a conocer los planes del Gobierno conservador de Cameron no es casual. Algunas exigencias de Londres sientan bien en Alemania, y más en el foro empresarial en el que habló Osborne, donde también participó la canciller Angela Merkel. Osborne ofreció un pacto que, dijo, sería beneficioso para todos: “Vosotros obtenéis una eurozona que funcione mejor; nosotros, una garantía de que las decisiones y los costes del euro no se tomen a nuestra costa. Vosotros lográis un euro más fuerte; nosotros que la libra sea oída”.
La canciller Angela Merkel se presentó ayer con un discurso conciliatorio hacia las peticiones británicas de renegociar su relación con la UE. “Algunas preocupaciones están justificadas. En temas como la competitividad o un mejor funcionamiento de la UE, sus preocupaciones son las nuestras”, dijo.
“Reino Unido debería seguir en la UE, pero por supuesto la decisión es suya”, dijo Merkel en un encuentro en la Asociación de la Industria Alemana. "Haremos lo que podamos para que siga siendo miembro", añadió la canciller. “No todo el mundo quiere mayor integración y hay que respetarlo. Alemania necesita a Reino Unido”, dijo su presidente, Ulrich Grillo.
Si es que alguna vez lo fue, Reino Unido ya no se siente europeísta. Cameron ha repetido que no tiene un vínculo romántico con la UE o que no le partiría el corazón abandonar el club en el que su país entró en 1973, dos décadas después de que seis países comenzaran el proceso de integración. Si el Gobierno británico quiere seguir en la UE es porque cree que le compensa; pero solo si se dan ciertas condiciones. Osborne recalcó el escaso entusiasmo que hoy despierta en las islas el proyecto europeo. “Solo una minúscula minoría de votantes defiende hoy en Reino Unido una integración cada vez mayor con la UE. Esa ya no es una opción para nosotros”, dijo.
El canciller del Exchequer dio algunas pistas de sus reclamaciones: Reino Unido quiere blindar su doble condición especial de socio europeo fuera de la moneda común. Y para ello pide cambios en los Tratados vigentes, porque “no son adecuados” para los que no están en la unión monetaria.
Límite al libre movimiento
“Hay que asegurarse de que la eurozona se integre de una forma que no dañe a los no miembros del euro”, añadió. Osborne puso varios ejemplos: hay que asegurar a los contribuyentes británicos que no van a pagar la factura de los problemas de la zona, o la participación en la unión bancaria debería ser siempre voluntaria, jamás obligatoria.
Osborne también abordó una de las reivindicaciones británicas que levantan más polvareda: los límites a la libertad de movimientos. “Para ser sostenible, debe ser una libertad para ir a trabajar, no para buscar las ayudas sociales más generosas”, dijo. En este punto Londres podría encontrar la comprensión de Berlín. Merkel repite que el principio de libertad de movimientos es irrenunciable, pero también insiste en que la UE no da carta blanca para beneficiarse del Estado de bienestar de los países más generosos, y su Gobierno ha acogido con alivio las sentencias europeas que validaban el rechazo a financiar a ciudadanos que habían viajado a Alemania solo por la ayuda social.
Raoul Ruparel, codirector del think-tank eurocrítico Open Europe, opina que Osborne se dirige al 40% del electorado que aún no sabe qué votar en el referéndum. “Los otros dos bloques están más o menos igualados. Pero Cameron confía en que si logra un buen acuerdo podría convencer a los británicos que no son por principio europeístas, pero que pueden temer los riesgos de abandonar la UE”, concluye.