Las fuerzas kurdas logran una victoria estratégica contra ISIS en Irak
Los kurdos toman Sinjar y cortan una ruta de abastecimiento del ISIS
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Las fuerzas kurdas de Irak han logrado entrar este viernes en el centro de Sinjar y cortar una importante vía de abastecimiento del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). “Aparte de la bandera de Kurdistán, no se izará ninguna otra en Sinjar”, ha proclamado poco después el presidente de esa región autónoma, Masoud Barzani, obviando que se trata de una ciudad disputada por kurdos y árabes. Más allá del éxito militar sobre los yihadistas, el avance de los peshmergas abre importantes interrogantes políticos sobre el futuro de los kurdos en Irak y en la región.
“El ISIS ha sido derrotado y ha salido a la carrera”, anunciaba eufórico el consejo de seguridad de Kurdistán en su cuenta deTwitter. Los soldados kurdos habían asegurado para entonces el silo, la fábrica de cemento, el hospital y varios edificios públicos de Sinjar, una ciudad en la que antes de la ofensiva yihadista del verano de 2014 vivían unos 90.000 habitantes, principalmente yazidíes, kurdos y, en menor medida, algunos árabes y asirios. Pero la población de la comarca, donde se encuentra el Monte Sinjar que le da nombre y es la tierra ancestral de la minoría yazidí, superaba los 400.000.
No está claro qué ha pasado con los hasta 600 yihadistas que, según fuentes de los servicios secretos estadounidenses, se habían concentrado en la localidad antes de la operación. Solo un puñado de ellos quedaba allí cuando han entrado las tropas kurdas, según el general Seme Mala Mohammed, citado por Reuters. Es muy posible que el ISIS haya decidido sacrificar Sinjar para evitar debilitar las defensas en Raqqa y Mosul, sus bastiones en Siria e Irak, respectivamente.
“Sinjar es muy importante porque se ha convertido en un símbolo de la injusticia contra el pueblo de Kurdistán”, ha insistido Barzani.
También una derrota estratégica para el ISIS. Con la toma de Sinjar, los militares kurdos han logrado cortar la carretera 47, que comunica Raqqa con Mosul y constituye una de sus principales rutas de abastecimiento de los yihadistas. Según la coalición internacional que dirige EE UU, el ISIS utilizaba esa vía para “transportar armas, combatientes y las mercancías ilícitas con la que financia sus operaciones”. Barzani ha agradecido el apoyo aéreo de EE UU, pero significativamente no ha contado con asistencia de Bagdad.
“Los kurdos han sido los combatientes más efectivos en la guerra contra el ISIS”, asegura el analista militar estadounidense Brian M. Downing en su blog.
Sin duda esos milicianos han dado prueba de ello tanto en Irak como en Siria (Kobane). Sin embargo, factores políticos limitan sus posibilidades militares. Por un lado, existe el riesgo de que su éxito reactive el enfrentamiento con los árabes, tal como recordaba recientemente Christopher Kozak, del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en sus siglas inglesas). Ambas comunidades reclaman como propia la comarca de Sinjar, que no fue incluida dentro de la autonomía kurda reconocida en la Constitución de 2005, pero que los kurdos ven como un “puente con Siria”.
De hecho, ese factor psicológico es uno de los que frena su posible cooperación con el Ejército de Bagdad para avanzar sobre Mosul, tal como en su día explicó a este diario el ministro de los Peshmerga, Mustafa Said Qadir. Más allá del enorme coste humano que tendría para los kurdos el asalto a ese gran núcleo urbano sobre el que no tienen ambiciones, su presencia en una ofensiva conjunta plantearía problemas al objetivo del Gobierno iraquí de atraerse a la población local; esta es esencialmente árabe y se muestra hostil hacia los kurdos, quienes han expulsado a otros árabes de las zonas que han arrebatado al ISIS.
Pero además, y aunque la operación de Sinjar haya estado liderada por los peshmergas tal como ha anunciado Barzani, en ella también han intervenido otros grupos kurdos, además de unos centenares de milicianos yazidíes. La presencia de esas fuerzas kurdas, de Siria, Turquía e incluso Irán, plantea, junto a dificultades de coordinación, problemas geoestratégicos de mayor calado.
“Los [distintos] líderes [kurdos] tienen lealtades, perspectivas y ambiciones contradictorias”, apunta Downing. Lo más complicado, sin embargo, es su aceptación por los países vecinos, en especial Turquía, donde ayer mismo murieron 11 militantes kurdos y tres soldados en un enfrentamiento. Como recordaba Javier Solana en un tuit, “al final solo los kurdos defienden el terreno frente a ISIS; y son bombardeados por los turcos. Toda una lección”.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Las fuerzas kurdas de Irak han logrado entrar este viernes en el centro de Sinjar y cortar una importante vía de abastecimiento del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). “Aparte de la bandera de Kurdistán, no se izará ninguna otra en Sinjar”, ha proclamado poco después el presidente de esa región autónoma, Masoud Barzani, obviando que se trata de una ciudad disputada por kurdos y árabes. Más allá del éxito militar sobre los yihadistas, el avance de los peshmergas abre importantes interrogantes políticos sobre el futuro de los kurdos en Irak y en la región.
“El ISIS ha sido derrotado y ha salido a la carrera”, anunciaba eufórico el consejo de seguridad de Kurdistán en su cuenta deTwitter. Los soldados kurdos habían asegurado para entonces el silo, la fábrica de cemento, el hospital y varios edificios públicos de Sinjar, una ciudad en la que antes de la ofensiva yihadista del verano de 2014 vivían unos 90.000 habitantes, principalmente yazidíes, kurdos y, en menor medida, algunos árabes y asirios. Pero la población de la comarca, donde se encuentra el Monte Sinjar que le da nombre y es la tierra ancestral de la minoría yazidí, superaba los 400.000.
No está claro qué ha pasado con los hasta 600 yihadistas que, según fuentes de los servicios secretos estadounidenses, se habían concentrado en la localidad antes de la operación. Solo un puñado de ellos quedaba allí cuando han entrado las tropas kurdas, según el general Seme Mala Mohammed, citado por Reuters. Es muy posible que el ISIS haya decidido sacrificar Sinjar para evitar debilitar las defensas en Raqqa y Mosul, sus bastiones en Siria e Irak, respectivamente.
“Sinjar es muy importante porque se ha convertido en un símbolo de la injusticia contra el pueblo de Kurdistán”, ha insistido Barzani.
También una derrota estratégica para el ISIS. Con la toma de Sinjar, los militares kurdos han logrado cortar la carretera 47, que comunica Raqqa con Mosul y constituye una de sus principales rutas de abastecimiento de los yihadistas. Según la coalición internacional que dirige EE UU, el ISIS utilizaba esa vía para “transportar armas, combatientes y las mercancías ilícitas con la que financia sus operaciones”. Barzani ha agradecido el apoyo aéreo de EE UU, pero significativamente no ha contado con asistencia de Bagdad.
“Los kurdos han sido los combatientes más efectivos en la guerra contra el ISIS”, asegura el analista militar estadounidense Brian M. Downing en su blog.
Sin duda esos milicianos han dado prueba de ello tanto en Irak como en Siria (Kobane). Sin embargo, factores políticos limitan sus posibilidades militares. Por un lado, existe el riesgo de que su éxito reactive el enfrentamiento con los árabes, tal como recordaba recientemente Christopher Kozak, del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en sus siglas inglesas). Ambas comunidades reclaman como propia la comarca de Sinjar, que no fue incluida dentro de la autonomía kurda reconocida en la Constitución de 2005, pero que los kurdos ven como un “puente con Siria”.
De hecho, ese factor psicológico es uno de los que frena su posible cooperación con el Ejército de Bagdad para avanzar sobre Mosul, tal como en su día explicó a este diario el ministro de los Peshmerga, Mustafa Said Qadir. Más allá del enorme coste humano que tendría para los kurdos el asalto a ese gran núcleo urbano sobre el que no tienen ambiciones, su presencia en una ofensiva conjunta plantearía problemas al objetivo del Gobierno iraquí de atraerse a la población local; esta es esencialmente árabe y se muestra hostil hacia los kurdos, quienes han expulsado a otros árabes de las zonas que han arrebatado al ISIS.
Pero además, y aunque la operación de Sinjar haya estado liderada por los peshmergas tal como ha anunciado Barzani, en ella también han intervenido otros grupos kurdos, además de unos centenares de milicianos yazidíes. La presencia de esas fuerzas kurdas, de Siria, Turquía e incluso Irán, plantea, junto a dificultades de coordinación, problemas geoestratégicos de mayor calado.
“Los [distintos] líderes [kurdos] tienen lealtades, perspectivas y ambiciones contradictorias”, apunta Downing. Lo más complicado, sin embargo, es su aceptación por los países vecinos, en especial Turquía, donde ayer mismo murieron 11 militantes kurdos y tres soldados en un enfrentamiento. Como recordaba Javier Solana en un tuit, “al final solo los kurdos defienden el terreno frente a ISIS; y son bombardeados por los turcos. Toda una lección”.