Las claves del pulso entre Reino Unido y la Unión Europea
Algunas peticiones de Cameron encuentran el rechazo de la Comisión y de varios países
El País
Madrid
Las peticiones que el primer ministro británico, David Cameron, ha esbozado este martes —primero en un discurso y luego en una carta enviada a Donald Tusk— para renegociar la posición de Reino Unido en la Unión Europea aluden a cuatro aspectos de las relaciones entre Londres y Bruselas: gobernanza económica, competitividad, soberanía e inmigración. Según ha manifestado Cameron, estos cambios serán imprescindibles para convencer a los británicos de la conveniencia de seguir siendo miembros del club de los Veintiocho ante el referéndum que el premier ha prometido celebrar antes de finales de 2017. Sin embargo, algunas demandas británicas encuentran el rechazo de la Comisión Europea y de varios países miembros.
Gobernanza económica: Cameron propone que la UE debe reconocer la existencia de varias monedas y cambiar, por tanto, la formulación actual que establece que la moneda de la Unión Europea es el euro. Solo dos países, Reino Unido y Dinamarca, tienen una cláusula de exención que les permite, si así lo desean, no formar nunca parte de la zona euro, mientras que el resto está obligado a unirse a la moneda única una vez que cumplan los criterios. De los 13 países que ingresaron en la UE después de 2004, Polonia, Hungría, República Checa, Rumania, Bulgaria y Croacia todavía no han adoptado el euro. En Polonia, el nuevo Gobierno del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS) ya ha anunciado que no se unirá al euro en los próximos cuatro años.
Competitividad: El primer ministro británico cree que son excesivas las regulaciones que la UE impone a las actividades económicas. "La UE necesita cambiar. Necesita ser más competitiva para hacer frente al crecimiento de economías como China e India", ha reclamado este martes Cameron.
Soberanía: Cameron quiere poner fin al principio de “unión cada vez más estrecha” entre los pueblos europeos, incorporado en todos los tratados de la UE desde su fundación. Aunque este principio no conlleva ninguna implicación legal, es el espíritu que subyace tras las políticas comunes. Sin embargo, si Reino Unido renuncia a este principio, también podrían exigirlo otros países euroescépticos, como Polonia u Holanda, lo que finalmente podría suponer un obstáculo en el avance hacia una mayor integración.
El primer ministro británico también reclama que una mayoría de Parlamentos nacionales puedan vetar decisiones adoptadas por el Parlamento Europeo, aún a riesgo de atar las manos a una institución votada en elecciones por los ciudadanos de todos los países miembros de la UE.
Inmigración: Cameron pretende limitar el movimiento de los ciudadanos de otros Estados miembros hacia Reino Unido. "Hemos dado muchos pasos para controlar la inmigración de fuera de la UE. Pero también tenemos que ser capaces de ejercer un mayor control en las llegadas de ciudadanos de los países miembros", dice la misiva. "Tenemos que asegurarnos de que en el futuro cuando nuevos países sean admitidos en la UE la libertad de circulación no se aplique a estos Estados miembros hasta que sus economías se acerquen más al del resto de países miembros", añade la carta.
El primer ministro británico quiere además reducir la posibilidad de los europeos de acogerse a las ayudas sociales y económicas en su país. "Hemos propuesto que la gente que viene a Reino Unido desde otros países de la UE debe vivir aquí y contribuir durante cuatro años antes de que puedan recibir prestaciones vinculadas al empleo o vivienda social", sostiene Cameron.
El País
Madrid
Las peticiones que el primer ministro británico, David Cameron, ha esbozado este martes —primero en un discurso y luego en una carta enviada a Donald Tusk— para renegociar la posición de Reino Unido en la Unión Europea aluden a cuatro aspectos de las relaciones entre Londres y Bruselas: gobernanza económica, competitividad, soberanía e inmigración. Según ha manifestado Cameron, estos cambios serán imprescindibles para convencer a los británicos de la conveniencia de seguir siendo miembros del club de los Veintiocho ante el referéndum que el premier ha prometido celebrar antes de finales de 2017. Sin embargo, algunas demandas británicas encuentran el rechazo de la Comisión Europea y de varios países miembros.
Gobernanza económica: Cameron propone que la UE debe reconocer la existencia de varias monedas y cambiar, por tanto, la formulación actual que establece que la moneda de la Unión Europea es el euro. Solo dos países, Reino Unido y Dinamarca, tienen una cláusula de exención que les permite, si así lo desean, no formar nunca parte de la zona euro, mientras que el resto está obligado a unirse a la moneda única una vez que cumplan los criterios. De los 13 países que ingresaron en la UE después de 2004, Polonia, Hungría, República Checa, Rumania, Bulgaria y Croacia todavía no han adoptado el euro. En Polonia, el nuevo Gobierno del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS) ya ha anunciado que no se unirá al euro en los próximos cuatro años.
Competitividad: El primer ministro británico cree que son excesivas las regulaciones que la UE impone a las actividades económicas. "La UE necesita cambiar. Necesita ser más competitiva para hacer frente al crecimiento de economías como China e India", ha reclamado este martes Cameron.
Soberanía: Cameron quiere poner fin al principio de “unión cada vez más estrecha” entre los pueblos europeos, incorporado en todos los tratados de la UE desde su fundación. Aunque este principio no conlleva ninguna implicación legal, es el espíritu que subyace tras las políticas comunes. Sin embargo, si Reino Unido renuncia a este principio, también podrían exigirlo otros países euroescépticos, como Polonia u Holanda, lo que finalmente podría suponer un obstáculo en el avance hacia una mayor integración.
El primer ministro británico también reclama que una mayoría de Parlamentos nacionales puedan vetar decisiones adoptadas por el Parlamento Europeo, aún a riesgo de atar las manos a una institución votada en elecciones por los ciudadanos de todos los países miembros de la UE.
Inmigración: Cameron pretende limitar el movimiento de los ciudadanos de otros Estados miembros hacia Reino Unido. "Hemos dado muchos pasos para controlar la inmigración de fuera de la UE. Pero también tenemos que ser capaces de ejercer un mayor control en las llegadas de ciudadanos de los países miembros", dice la misiva. "Tenemos que asegurarnos de que en el futuro cuando nuevos países sean admitidos en la UE la libertad de circulación no se aplique a estos Estados miembros hasta que sus economías se acerquen más al del resto de países miembros", añade la carta.
El primer ministro británico quiere además reducir la posibilidad de los europeos de acogerse a las ayudas sociales y económicas en su país. "Hemos propuesto que la gente que viene a Reino Unido desde otros países de la UE debe vivir aquí y contribuir durante cuatro años antes de que puedan recibir prestaciones vinculadas al empleo o vivienda social", sostiene Cameron.