Estos son los intereses internacionales en el conflicto sirio
Berlín, dpa
Después de más de 40 años de gobiernos represivos y casi cinco años de guerra, Siria es un barril de pólvora en el que conviven diferentes comunidades étnicas y religiosas.
En la cumbre del G20 que se celebra este domingo y lunes en Turquía, el conflicto es uno de los temas en agenda. Cada país persigue sin embargo diferentes intereses, salvo por uno solo que comparten todos: la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI).
EE UU: En opinión de Washington, el presidente sirio, Bashar al Assad, es responsable de haber convertido a su país en un imán para yihadistas, por lo que debe haber una trasición política y él debe dimitir. Estados Unidos lleva atacando desde el aire posiciones del EI desde hace más de un año, una ofensiva que apoyan Francia y otros países occidentales y árabes.
RUSIA: Es el principal aliado de Assad. Desde hace décadas Moscú tiene buenas relaciones con la familia presidencial. Desde finales de septiembre Moscú también realiza bombardeos en Siria con el objetivo oficial de combatir al EI. Estados Unidos y activistas sirios acusan sin embargo a Rusia de dirigir la mayoría de los ataques contra otros rebeldes, de modo de reforzar al régimen.
ALEMANIA: La canciller Angela Merkel cree que no se puede excluir a Assad de una solución al conflicto. Para este país es especialmente importante encontrar una salida porque la inmensa mayoría de los refugiados que están llegando a sus fronteras son sirios, y una solución política de la guerra reduciría su número. Sin embargo, Estados Unidos, Reino Unido y Francia se niegan a dialogar con Assad.
IRÁN: Junto con Rusia, Irán es el país que más apoyo da a Assad. Los expertos creen que es imposible llegar a una solución del conflicto sin la participación de Teherán. A la vez, la República Islámica de mayoría chiita tiene gran interés en la derrota del EI, que sigue la rama sunita del Islam.
TURQUÍA: El presidente Recep Tayyip Erdogan quiere que Assad sea desplazado del poder en el país vecino. Oficialmente, Turquía forma parte de la alianza contra el autodenominado Estado Islámico y ha puesto a disposición la base aérea de Incirlik para los bombardeos. El Ejército turco también ha llevado a cabo ataques puntuales contra la milicia yihadista, pero su lucha se dirige sobre todo contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización prohibida en Turquía cuyos combatientes se refugian en los vecinos Siria e Irak.
PAÍSES ÁRABES: Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania apoyan a Estados Unidos en los bombardeos. Sobre todo Riad y Ammán ven al EI como una grave amenaza, porque los extremistas están muy cerca de sus fronteras.
OMÁN es el único país árabe que siempre ha mantenido buenas relaciones con Irán y muchas veces actúa como mediador entre Teherán y los gobiernos occidentales, por ejemplo para la liberación de presos extranjeros en la República Islámica o en el conflicto nuclear.
Después de más de 40 años de gobiernos represivos y casi cinco años de guerra, Siria es un barril de pólvora en el que conviven diferentes comunidades étnicas y religiosas.
En la cumbre del G20 que se celebra este domingo y lunes en Turquía, el conflicto es uno de los temas en agenda. Cada país persigue sin embargo diferentes intereses, salvo por uno solo que comparten todos: la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI).
EE UU: En opinión de Washington, el presidente sirio, Bashar al Assad, es responsable de haber convertido a su país en un imán para yihadistas, por lo que debe haber una trasición política y él debe dimitir. Estados Unidos lleva atacando desde el aire posiciones del EI desde hace más de un año, una ofensiva que apoyan Francia y otros países occidentales y árabes.
RUSIA: Es el principal aliado de Assad. Desde hace décadas Moscú tiene buenas relaciones con la familia presidencial. Desde finales de septiembre Moscú también realiza bombardeos en Siria con el objetivo oficial de combatir al EI. Estados Unidos y activistas sirios acusan sin embargo a Rusia de dirigir la mayoría de los ataques contra otros rebeldes, de modo de reforzar al régimen.
ALEMANIA: La canciller Angela Merkel cree que no se puede excluir a Assad de una solución al conflicto. Para este país es especialmente importante encontrar una salida porque la inmensa mayoría de los refugiados que están llegando a sus fronteras son sirios, y una solución política de la guerra reduciría su número. Sin embargo, Estados Unidos, Reino Unido y Francia se niegan a dialogar con Assad.
IRÁN: Junto con Rusia, Irán es el país que más apoyo da a Assad. Los expertos creen que es imposible llegar a una solución del conflicto sin la participación de Teherán. A la vez, la República Islámica de mayoría chiita tiene gran interés en la derrota del EI, que sigue la rama sunita del Islam.
TURQUÍA: El presidente Recep Tayyip Erdogan quiere que Assad sea desplazado del poder en el país vecino. Oficialmente, Turquía forma parte de la alianza contra el autodenominado Estado Islámico y ha puesto a disposición la base aérea de Incirlik para los bombardeos. El Ejército turco también ha llevado a cabo ataques puntuales contra la milicia yihadista, pero su lucha se dirige sobre todo contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización prohibida en Turquía cuyos combatientes se refugian en los vecinos Siria e Irak.
PAÍSES ÁRABES: Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania apoyan a Estados Unidos en los bombardeos. Sobre todo Riad y Ammán ven al EI como una grave amenaza, porque los extremistas están muy cerca de sus fronteras.
OMÁN es el único país árabe que siempre ha mantenido buenas relaciones con Irán y muchas veces actúa como mediador entre Teherán y los gobiernos occidentales, por ejemplo para la liberación de presos extranjeros en la República Islámica o en el conflicto nuclear.