EEUU suspende a varios militares por el bombardeo de un hospital de MSF

La investigación culpa a "errores humanos y técnicos" de la muerte de unas 30 personas

Silvia Ayuso
Washington, El País
El bombardeo estadounidense de un hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) en Kunduz, Afganistán, en octubre fue un “trágico accidente” causado ante todo por una cadena de errores, confirmó este miércoles el Pentágono, tras haber recibido un informe de unas 3.000 páginas del equipo (integrado por militares de EE UU, de la OTAN y afganos) que investigó el incidente, en el que murieron unas 30 personas, en su mayoría pacientes y médicos del hospital. El Pentágono anunció que algunos de los responsables militares, sin detallar cuántos, han sido suspendidos de servicio y podrían ser sancionados disciplinariamente.


“Este fue un accidente trágico pero inevitable causado sobre todo por errores humanos mezclados con errores de procedimiento”, reconoció el máximo responsable militar estadounidense en Afganistán, el general John Campbell. Algunos de los implicados en el bombardeo de octubre no siguieron las reglas de combate y “ya han sido suspendidos, a la espera de que se determinen medidas administrativas y disciplinarias”, agregó, aunque no reveló ni el número de militares sancionados ni su identidad. Campbell habló desde la base de la OTAN en Kabul.

Por el momento, el Pentágono no parece dispuesto a permitir una investigación independiente, tal como ha reclamado MSF, y asegura que el informe realizado por un equipo de la OTAN es completo e imparcial.

El Ejército estadounidense insiste en que las fuerzas que participaron en el bombardeo “no sabían que el lugar atacado era la clínica de MSF” y que esta fue “confundida con un objetivo por el personal estadounidense, que creía que estaba atacando un edificio diferente de varios centenares de metros de distancia y desde donde había reportes de combatientes”, dijo Campbell. Dicho lo cual, el informe revela que tanto el personal que pidió el ataque como los que lo ejecutaron desde el aire “no tomaron las medidas adecuadas para verificar que la instalación era un objetivo militar legítimo”, reconoció.

“No atacamos el hospital a propósito”, subrayó también Wilson Shoffner, portavoz de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, que contestó a algunas preguntas de la prensa tras la declaración de Campbell. Aunque MSF llamó unos 12 minutos después de que comenzara el ataque para alertar de que estaban bombardeando su hospital, “lamentablemente, para cuando las fuerzas estadounidenses se dieron cuenta del error, el avión ya había acabado de disparar”.

Tanto Campbell como Shoffner aseveraron que el trágico incidente ha dejado “lecciones” que se aplicarán para que algo así “no vuelva a pasar” y no descartaron que se vayan a tomar medidas contra más militares involucrados en el incidente en el futuro.

Pero las nuevas explicaciones no son suficientes para MSF. “La versión estadounidense de los acontecimientos nos deja con más preguntas que respuestas”, dijo en una primera reacción el director general de la organización, Christopher Stokes. El “estremecedor catálogo de errores muestra una negligencia grave por parte de las fuerzas estadounidenses y violaciones de las reglas de combate (…) que no puede ser atribuido solo a un error humano individual”, subrayó Stokes, que reiteró la demanda de una investigación “independiente e imparcial” del incidente.

Entretanto, el presidente afgano, Ashraf Ghani, afirmó que el bombardeo del hospital es un tipo de error que “puede y debe ser evitado”, pero a la par subrayó que constituye una “dolorosa demostración de los costes de la guerra que provocan los grupos terroristas y los enemigos de Afganistán”, informa France Presse.

El ataque aéreo contra MSF se produjo en la contraofensiva de las tropas afganas para recuperar la ciudad de Kunduz de manos de los talibanes, cuya toma fue su mayor logro militar desde el fin de su régimen con la invasión de EE UU en 2001.

El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió disculpas a MSF.

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