Las milicias chiíes de Irak presionan para recurrir a Rusia contra el ISIS
El primer ministro iraquí se ha negado hasta ahora para preservar la relación con EE UU
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
La coalición gobernante en Irak y las cada vez más influyentes milicias chiíes (pro iraníes) están intentando convencer al primer ministro, Haider al Abadi, para que solicite a Rusia bombardeos contra el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas), según ha revelado este miércoles la agencia Reuters. De momento, Al Abadi, que se encuentra atrapado entre esa exigencia y su alianza estratégica con Estados Unidos, parece haber descartado tal posibilidad, pero si la actual ofensiva para recuperar Ramadi y Baiji fracasa, la presión va a aumentar.
Al Abadi comparte la frustración de su Gobierno y de las milicias sobre los resultados de la campaña aérea estadounidense contra el ISIS, que desde el año pasado controla casi un tercio de Irak a pesar de los repetidos bombardeos. No es la primera vez que se airea la posibilidad de recurrir a Rusia como alternativa. Sin embargo, la semana pasada los aliados políticos del primer ministro le presentaron una solicitud oficial al respecto, de acuerdo con Reuters que cita a “diputados y miembros de la Alianza Nacional” sin identificar.
“Al Abadi les respondió que no era el momento adecuado para incluir a los rusos en la lucha porque eso sólo complicaría la situación con los americanos e incluso podría tener consecuencias en la relación con EE. UU. a largo plazo”, ha revelado un destacado político del bloque chií próximo al primer ministro.
Esa postura parece consistente con el mensaje que el Gobierno iraquí ha transmitido al nuevo jefe del Estado Mayor norteamericano, el general Joseph Dunford, que el martes visitó Bagdad por primera vez. Dunford declaró que tanto Al Abadi como su ministro de Defensa, Jaled al Obeidi, le habían asegurado que no estaban buscando ayuda de Moscú.
No obstante, los iraquíes (y sus aliados iraníes) empiezan a impacientarse y el aparente éxito de la intervención rusa en la vecina Siria, donde desde principios de mes compite con EE. UU. como en los viejos tiempos de la Guerra Fría, puede actuar como acicate. También influye la convicción extendida entre los analistas en Bagdad de que la campaña aérea estadounidense contra los extremistas suníes no termina de cuajar porque Washington intenta evitar que refuerce aún más el peso de Irán en Irak.
“El apoyo aéreo ruso no daría a las milicias chiíes de Irak ninguna ventaja militar contra el ISIS porque ya cuentan con el de Irán y posiblemente el estadounidense”, opina sin embargo el analista militar norteamericano Brian M. Downing. “Se trata de un gesto político, impulsado por Irán, para reducir la dependencia iraquí de EE. UU. en la guerra contra el ISIS”, asegura en un correo electrónico. Para este experto, “Irán, y sus aliados en Irak y Siria, no desean una amplia presencia estadounidense en sus fronteras”.
Esto le viene como anillo al dedo a Moscú, que lleva dos años intentando recuperar su papel de superpotencia tras su irrelevancia a causa del colapso de la Unión Soviética en 1991. De hecho, la presidenta de la Cámara Alta rusa, Valentina Marvienko, se ha apresurado a declarar que su país está dispuesto a extender sus bombardeos aéreos a Irak si Bagdad se lo pide.
De momento, Irak ha formado con Rusia, Irán y Siria en una célula de intercambio de información de seguridad para impulsar la lucha contra el ISIS en la zona. Karim al Nuri, un portavoz de la Brigada Badr (una de las milicias más poderosas), ha asegurado a Reuters que un miembro iraní de ese grupo ha ayudado en la operación para recuperar Baiji, donde se halla la mayor refinería del país. Desde agosto, la coalición que encabeza EE. UU., por su parte, ha realizado por lo menos 130 bombardeos en torno a esa ciudad para apoyar a las fuerzas terrestres.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
La coalición gobernante en Irak y las cada vez más influyentes milicias chiíes (pro iraníes) están intentando convencer al primer ministro, Haider al Abadi, para que solicite a Rusia bombardeos contra el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas), según ha revelado este miércoles la agencia Reuters. De momento, Al Abadi, que se encuentra atrapado entre esa exigencia y su alianza estratégica con Estados Unidos, parece haber descartado tal posibilidad, pero si la actual ofensiva para recuperar Ramadi y Baiji fracasa, la presión va a aumentar.
Al Abadi comparte la frustración de su Gobierno y de las milicias sobre los resultados de la campaña aérea estadounidense contra el ISIS, que desde el año pasado controla casi un tercio de Irak a pesar de los repetidos bombardeos. No es la primera vez que se airea la posibilidad de recurrir a Rusia como alternativa. Sin embargo, la semana pasada los aliados políticos del primer ministro le presentaron una solicitud oficial al respecto, de acuerdo con Reuters que cita a “diputados y miembros de la Alianza Nacional” sin identificar.
“Al Abadi les respondió que no era el momento adecuado para incluir a los rusos en la lucha porque eso sólo complicaría la situación con los americanos e incluso podría tener consecuencias en la relación con EE. UU. a largo plazo”, ha revelado un destacado político del bloque chií próximo al primer ministro.
Esa postura parece consistente con el mensaje que el Gobierno iraquí ha transmitido al nuevo jefe del Estado Mayor norteamericano, el general Joseph Dunford, que el martes visitó Bagdad por primera vez. Dunford declaró que tanto Al Abadi como su ministro de Defensa, Jaled al Obeidi, le habían asegurado que no estaban buscando ayuda de Moscú.
No obstante, los iraquíes (y sus aliados iraníes) empiezan a impacientarse y el aparente éxito de la intervención rusa en la vecina Siria, donde desde principios de mes compite con EE. UU. como en los viejos tiempos de la Guerra Fría, puede actuar como acicate. También influye la convicción extendida entre los analistas en Bagdad de que la campaña aérea estadounidense contra los extremistas suníes no termina de cuajar porque Washington intenta evitar que refuerce aún más el peso de Irán en Irak.
“El apoyo aéreo ruso no daría a las milicias chiíes de Irak ninguna ventaja militar contra el ISIS porque ya cuentan con el de Irán y posiblemente el estadounidense”, opina sin embargo el analista militar norteamericano Brian M. Downing. “Se trata de un gesto político, impulsado por Irán, para reducir la dependencia iraquí de EE. UU. en la guerra contra el ISIS”, asegura en un correo electrónico. Para este experto, “Irán, y sus aliados en Irak y Siria, no desean una amplia presencia estadounidense en sus fronteras”.
Esto le viene como anillo al dedo a Moscú, que lleva dos años intentando recuperar su papel de superpotencia tras su irrelevancia a causa del colapso de la Unión Soviética en 1991. De hecho, la presidenta de la Cámara Alta rusa, Valentina Marvienko, se ha apresurado a declarar que su país está dispuesto a extender sus bombardeos aéreos a Irak si Bagdad se lo pide.
De momento, Irak ha formado con Rusia, Irán y Siria en una célula de intercambio de información de seguridad para impulsar la lucha contra el ISIS en la zona. Karim al Nuri, un portavoz de la Brigada Badr (una de las milicias más poderosas), ha asegurado a Reuters que un miembro iraní de ese grupo ha ayudado en la operación para recuperar Baiji, donde se halla la mayor refinería del país. Desde agosto, la coalición que encabeza EE. UU., por su parte, ha realizado por lo menos 130 bombardeos en torno a esa ciudad para apoyar a las fuerzas terrestres.