¿Derechos humanos o dinero? El debate que ha enfrentado a dos ministros británicos en Arabia Saudí

Karl Andree es un ciudadano británico condenado a 360 latigazos en el país saudí, mientras que su Gobierno iba a firmar un contrato millonario.

Javier Taeño | Gaceta trotamundos
¿Derechos humanos o relaciones comerciales? ¿Relaciones comerciales o derechos humanos? Es el debate que se ha instalado en el Gobierno británico y que es determinante para saber cuál va a ser la política en el futuro que Cameron va a elegir en sus tratos con Arabia Saudí, un aliado muy poderoso de las principales potencias occidentales, que sin embargo se suele mostrar inflexible en lo que respecta a las libertades individuales de sus ciudadanos.


En el medio de la tormenta está Karl Andree, un británico de 74 años y con más de 25 en el país que fue detenido en 2014 por transportar vino casero en su coche, en un país como el saudí que muestra unas estrictas prohibiciones con el alcohol.

Andree fue condenado a un año de prisión, que ya ha cumplido, y a 360 latigazos. Es precisamente este último castigo –el corporal- el que más ampollas ha levantado en las relaciones entre ambos países. Este exejecutivo del petróleo tiene una salud muy débil y sus hijos ya han alertado que lo más probable es que no sobreviva a la condena, por lo que han pedido que no se cumpla; una petición que el Gobierno británico ha apoyado, pero evidentemente en el complejo tablero de juego de las Relaciones Internacionales hay una serie de factores que dificultan la resolución.

Las autoridades de Arabia Saudí tienen la legitimidad para castigar dentro de su territorio –por muy cuestionable que sea- de la manera en la que quieran y ni el Gobierno británico ni ningún otro pueden hacer nada por evitarlo. Entonces, ¿qué mecanismos hay de presión?

Pues una serie de acuerdos comerciales firmados entre ambos países. Y he aquí el debate que se planteaba al comienzo de este artículo sobre si priorizar los derechos humanos o el dinero. El ministro de Justicia británico, Michael Gove reclamó al de Exteriores, Jeremy Hunt, que suspendiese un contrato de 8 millones de dólares para adiestrar durante 6 meses a los funcionarios de prisiones saudíes. Un guante que el propio David Cameron ha recogido, ya que ha suspendido el contrato.

Ahora está por ver la reacción de Arabia Saudí, ya que los hijos de Andree temen que su padre sea el que asuma las represalias de la anulación. La pelota está ahora en el tejado saudí.

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