Cocaína peruana ingresa a Bolivia mediante un incesante "puente aéreo"

ANF / La Paz
Una investigación periodística realizada en Perú reveló que la mitad de las exportaciones de cocaína de ese país pasan a Bolivia a través de un "puente aéreo", que utiliza centenares de vuelos anuales que unen las localidades peruanas de la región del VRAEM con territorio boliviano. El gobierno peruano no hace mucho por impedir ese flujo de drogas, asegura la investigación, firmada por Frank Bajak, de la agencia AP de noticias.


"Fiscales, policías antinarcóticos, exoficiales de las fuerzas armadas y agentes antidrogas de Estados Unidos dicen que, si bien abunda la corrupción en Perú, la plaga de narcovuelos es posible por la desidia de los militares, ya que controlan la remota región selvática del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, conocida como VRAEM" dice la nota, divulgada la semana pasada.

La investigación asegura que, "bajo las narices de los militares", pequeñas avionetas aterrizan unas cuatro veces al día en pistas de tierra de VRAEM, la principal zona productora de coca del mundo, "entregan bolsas de dinero, cargan más de 300 kilos de cocaína y parten rumbo a Bolivia". De nuestro país ese producto sigue a mercados externos, sobre todo Europa, a través de Brasil y la costa oeste africana.

El reporte coincide con versiones de autoridades bolivianas y especialistas extranjeros, que señalan que buena parte de la cocaína que sale de territorio boliviano hacia Brasil y otros países en realidad tiene origen peruano. "Por su ubicación en el centro del continente (Bolivia) ahora está amenazada por el tráfico de cocaína que ingresa en forma aérea desde Perú hacia Brasil", dijo en 2014 el agregado de cooperación de la Unión Europea, Nicolaus Hansmann.

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, dijo un año antes que "la cocaína que ingresa a territorio brasileño proviene de Perú, pero en muchos casos transita por Bolivia. Entonces ese es nuestro problema: nuestra ubicación geopolítica nos ha convertido en país tránsito". El reportaje de la agencia AP incluye una declaración de Wilson Barrantes, general retirado del Ejército peruano, que denuncia desde hace tiempo la corrupción de los militares generada por el narcotráfico y explicó que darle a esas fuerzas el control del valle "es como poner a cuatro perros callejeros a cuidar a un plato de bistec".

Videos obtenidos por la agencia AP muestran avionetas que aterrizan en pistas clandestinas en la selva. Agentes de unidades antinarcóticos especiales de la Policía captaron en video las escenas desde colinas cercanas, pero no pudieron intervenir porque no tenían suficiente apoyo, según dos agentes que suministraron los videos pero declinaron ser citados por temor a perder sus trabajos.

"La cocaína parte en avionetas Cessna 206, con cargamentos valuados en al menos 7,2 millones de dólares en el exterior", agrega la investigación. La información señala que las operaciones toman diez minutos, son llevadas a cabo al amanecer y son estrictamente planificadas: una docena de "mochileros" se presentan en la pista cuando se acerca la avioneta.

"Hombres armados con fusiles custodian el lugar. Se baja el dinero, se carga la droga en la cabina, el motor vuelve a rugir y el avión parte otra vez". Un piloto acusado de narcotráfico le dijo a la AP que los comandantes militares locales cobran 10.000 dólares por vuelo para permitirles aterrizar y despegar sin que nadie los moleste.

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