California ya tiene la ley de suicidio asistido que pedía Brittany Maynard
Es el quinto estado en aprobar la autorización para que los médicos receten eutanásicos
Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles, El País
El gobernador de California, Jerry Brown, ratificó este lunes con su firma la ley de sucidio asistido aprobada el pasado 12 de septiembre por el Legislativo del estado en lo que supone una importante victoria para los grupos que defienden la muerte digna. También es exactamente el resultado que esperaba Brittany Maynard, la mujer de 29 años que el pasado mes de noviembre estremeció a Estados Unidos con una campaña viral para pedir una ley de suicidio asistido en su estado natal.
Maynard, diagnosticada en enero de 2014 con un cáncer incurable en el cerebro, detuvo sus planes para tener hijos y decidió poner fina su vida cuando y como ella quisiera. Residente en el norte de California, tuvo que mudarse con su familia a Portland, Oregón, para poder tomar esta decisión ya que en ese estado vecino existe una ley de suicidio asistido. En octubre, lanzó una campaña por Internet junto con la organización Compassion&Choices para que las leyes cambien en todo el país y nadie tenga que irse de su casa para morir. Maynard se suicidó legalmente el 1 de noviembre, tal como había anunciado. Desde entonces, su familia ha continuado su lucha en el Legislativo de California hasta que logró suficiente apoyo.
La firma del gobernador Brown convierte a California en el quinto estado (junto con Oregón, Washington, Montana y Vermont) en permitir esta práctica por la cual los médicos pueden recetar medicamentos que causen la muerte a un enfermo terminal que lo pida en plenitud de facultades mentales. California había rechazado dos veces anteriormente medidas parecidas. Esta es una importante victoria para los grupos que defienden la muerte digna, pues se trata del estado más poblado de EE UU y el que es tomado como referencia en muchos de estos debates.
Los debates de estos meses han tocado todos los aspectos morales de este asunto, que se han traducido en enmiendas. Por ejemplo, la prescripción del médico caducará a los 10 días y tendrá que ser renovada si no se ha tomado la medicación en ese tiempo. Además, el médico deberá consultar con el paciente en privado.
No estaba claro que el gobernador fuera a ratificar la nueva ley. Brown es un hombre muy religioso. Fue seminarista en su juventud y se le tiene por conservador en temas morales. En una explicación poco común, este lunes publicó una carta en la que desgrana su razonamiento para aceptar el suicidio asistido. La carta no tiene desperdicio.
Esta ley “no es una ley normal porque trata de la vida y la muerte”, arranca Brown. “El centro del asunto es si el estado de California debe seguir criminalizando el que una persona que se está muriendo acabe con su vida, da igual lo grande que sea su dolor o sufrimiento”.
“He leído con cuidado el material serio que han presentado para oponerse varios médicos, líderes religiosos y aquellos que defienden los derechos de los inválidos. He tenido en cuenta las perspectivas teológicas y religiosas en el sentido de que cualquier acortamiento de la propia vida es pecado.
También he leído las cartas de aquellos que apoyan la ley, entre ellas emocionadas peticiones de la familia de Brittany Maynard y el arzobispo Desmond Tutu. Además, he debatido este asunto con un obispo católico, dos de mis médicos y antiguos compañeros de clase y amigos, que tienen posturas variadas, contradictorias y matizadas.
Al final, he tenido que decidir qué querría yo si me enfrentara a mi propia muerte.
No sé lo que haría si estuviera muriendo con un dolor prolongado y agónico. Estoy seguro, sin embargo, de que sería un alivio poder tener en cuenta las opciones que se proveen en esta ley. Y no voy a negar ese derecho a otros”.
Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles, El País
El gobernador de California, Jerry Brown, ratificó este lunes con su firma la ley de sucidio asistido aprobada el pasado 12 de septiembre por el Legislativo del estado en lo que supone una importante victoria para los grupos que defienden la muerte digna. También es exactamente el resultado que esperaba Brittany Maynard, la mujer de 29 años que el pasado mes de noviembre estremeció a Estados Unidos con una campaña viral para pedir una ley de suicidio asistido en su estado natal.
Maynard, diagnosticada en enero de 2014 con un cáncer incurable en el cerebro, detuvo sus planes para tener hijos y decidió poner fina su vida cuando y como ella quisiera. Residente en el norte de California, tuvo que mudarse con su familia a Portland, Oregón, para poder tomar esta decisión ya que en ese estado vecino existe una ley de suicidio asistido. En octubre, lanzó una campaña por Internet junto con la organización Compassion&Choices para que las leyes cambien en todo el país y nadie tenga que irse de su casa para morir. Maynard se suicidó legalmente el 1 de noviembre, tal como había anunciado. Desde entonces, su familia ha continuado su lucha en el Legislativo de California hasta que logró suficiente apoyo.
La firma del gobernador Brown convierte a California en el quinto estado (junto con Oregón, Washington, Montana y Vermont) en permitir esta práctica por la cual los médicos pueden recetar medicamentos que causen la muerte a un enfermo terminal que lo pida en plenitud de facultades mentales. California había rechazado dos veces anteriormente medidas parecidas. Esta es una importante victoria para los grupos que defienden la muerte digna, pues se trata del estado más poblado de EE UU y el que es tomado como referencia en muchos de estos debates.
Los debates de estos meses han tocado todos los aspectos morales de este asunto, que se han traducido en enmiendas. Por ejemplo, la prescripción del médico caducará a los 10 días y tendrá que ser renovada si no se ha tomado la medicación en ese tiempo. Además, el médico deberá consultar con el paciente en privado.
No estaba claro que el gobernador fuera a ratificar la nueva ley. Brown es un hombre muy religioso. Fue seminarista en su juventud y se le tiene por conservador en temas morales. En una explicación poco común, este lunes publicó una carta en la que desgrana su razonamiento para aceptar el suicidio asistido. La carta no tiene desperdicio.
Esta ley “no es una ley normal porque trata de la vida y la muerte”, arranca Brown. “El centro del asunto es si el estado de California debe seguir criminalizando el que una persona que se está muriendo acabe con su vida, da igual lo grande que sea su dolor o sufrimiento”.
“He leído con cuidado el material serio que han presentado para oponerse varios médicos, líderes religiosos y aquellos que defienden los derechos de los inválidos. He tenido en cuenta las perspectivas teológicas y religiosas en el sentido de que cualquier acortamiento de la propia vida es pecado.
También he leído las cartas de aquellos que apoyan la ley, entre ellas emocionadas peticiones de la familia de Brittany Maynard y el arzobispo Desmond Tutu. Además, he debatido este asunto con un obispo católico, dos de mis médicos y antiguos compañeros de clase y amigos, que tienen posturas variadas, contradictorias y matizadas.
Al final, he tenido que decidir qué querría yo si me enfrentara a mi propia muerte.
No sé lo que haría si estuviera muriendo con un dolor prolongado y agónico. Estoy seguro, sin embargo, de que sería un alivio poder tener en cuenta las opciones que se proveen en esta ley. Y no voy a negar ese derecho a otros”.