Fuertes ataques preceden arribo de canciller iraní a Siria
Beirut, AP
Cañoneos rebeldes y ataques aéreos del gobierno en torno de la capital siria el miércoles dejaron 36 muertos y decenas más de heridos pocas horas antes del arribo del canciller iraní Mohammad Javad Zarif, informaron activistas y la prensa estatal.
Zarif arribó a Damasco para discutir una propuesta de cuatro puntos para poner fin a la prolongada guerra civil que Irán quiere presentar ante las Naciones Unidas. El plan incluye un cese de fuego y "gobierno de unidad nacional".
Pero la violencia que precedió a la visita puso de relieve la improbabilidad de que tales gestiones conduzcan a una tregua en el futuro previsible en un conflicto que ha causado más de 250.000 muertes desde marzo de 2011.
Con todo, muchos ven en el arribo de Zarif —quien negoció el histórico acuerdo nuclear con las potencias mundiales el mes pasado en Viena— una oportunidad para lograr algún tipo de avance en Siria.
El acuerdo nuclear abrió canales diplomáticos entre Arabia Saudí y el gobierno del presidente sirio Basar Asad, respaldado por Irán, aunque el canciller saudí aseguró el martes que su país mantiene la posición de que Asad no debe tener futuro en Siria.
El cañoneo rebelde, con su aparente mensaje de que Zarif no era bienvenido en Siria, comenzó durante la hora pico en Damasco cuando medio centenar de obuses cayeron en los vecindarios de clase alta de Abu Rummané, Baramké y Qasaa.
La televisión estatal siria y el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos con sede en Londres dijeron que los proyectiles dejaron cinco muertos y decenas de heridos.
"Nos ocultamos durante dos horas en el baño", dijo vía telefónica un vecino de Qasaa, que no se identificó por miedo a las represalias. "Mis hijos se despertaron aterrados. Nos rompieron las ventanas y el parabrisas de mi auto".
Poco después, aviones del gobierno atacaron varios suburbios de la capital que están en poder de los rebeldes. Los Comités de Coordinación Local, un grupo opositor, dijeron que los ataques a Hamouriyé Saqba, Kfar Batna, Douma y Arbeen dejaron al menos 31 muertos y más de 120 heridos.
Las cifras divergentes de bajas son habituales en la caótica situación siria.
Irán es uno de los partidarios más firmes de Asad, y la milicia libanesa Jezbolá, a la que respalda Teherán, ha enviado a miles de combatientes a luchar con las fuerzas del gobierno sirio.
Durante una escala previa en Beirut, Zarif no habló de la guerra siria. Dijo que existe "una nueva oportunidad" para que todos los países de la región cooperesn contra "dos enemigos regionales: la entidad sionista y el extremismo, el terrorismo y el sectarismo".
Por otra parte, el grupo armado Jezbolá acordó una tregua de 48 horas con los combatientes rebeldes que combaten en una ciudad siria cerca de la frontera y pueblos chiíes en el norte del país, según la televisora de la milicia libanesa y activistas.
El alto el fuego en Zabadani, cerca de la frontera con Líbano, y en las localidades norteñas de Foua y Kfarya entró en vigor el miércoles por la mañana, indicaron la cadena al Manar y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.
Jezbolá y las tropas sirias llevan más de un mes luchando para completar la captura de Zabadani, que fuera un bastión rebelde.
Una coalición de grupos rebeldes que se autodenomina Yaysh al Faté, o Ejército de Conquista, respondió atacando Foua y Kfarya, donde viven aldeanos en su mayoría chiíes. Muchos civiles se vieron atrapados allí por los combates.
Cañoneos rebeldes y ataques aéreos del gobierno en torno de la capital siria el miércoles dejaron 36 muertos y decenas más de heridos pocas horas antes del arribo del canciller iraní Mohammad Javad Zarif, informaron activistas y la prensa estatal.
Zarif arribó a Damasco para discutir una propuesta de cuatro puntos para poner fin a la prolongada guerra civil que Irán quiere presentar ante las Naciones Unidas. El plan incluye un cese de fuego y "gobierno de unidad nacional".
Pero la violencia que precedió a la visita puso de relieve la improbabilidad de que tales gestiones conduzcan a una tregua en el futuro previsible en un conflicto que ha causado más de 250.000 muertes desde marzo de 2011.
Con todo, muchos ven en el arribo de Zarif —quien negoció el histórico acuerdo nuclear con las potencias mundiales el mes pasado en Viena— una oportunidad para lograr algún tipo de avance en Siria.
El acuerdo nuclear abrió canales diplomáticos entre Arabia Saudí y el gobierno del presidente sirio Basar Asad, respaldado por Irán, aunque el canciller saudí aseguró el martes que su país mantiene la posición de que Asad no debe tener futuro en Siria.
El cañoneo rebelde, con su aparente mensaje de que Zarif no era bienvenido en Siria, comenzó durante la hora pico en Damasco cuando medio centenar de obuses cayeron en los vecindarios de clase alta de Abu Rummané, Baramké y Qasaa.
La televisión estatal siria y el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos con sede en Londres dijeron que los proyectiles dejaron cinco muertos y decenas de heridos.
"Nos ocultamos durante dos horas en el baño", dijo vía telefónica un vecino de Qasaa, que no se identificó por miedo a las represalias. "Mis hijos se despertaron aterrados. Nos rompieron las ventanas y el parabrisas de mi auto".
Poco después, aviones del gobierno atacaron varios suburbios de la capital que están en poder de los rebeldes. Los Comités de Coordinación Local, un grupo opositor, dijeron que los ataques a Hamouriyé Saqba, Kfar Batna, Douma y Arbeen dejaron al menos 31 muertos y más de 120 heridos.
Las cifras divergentes de bajas son habituales en la caótica situación siria.
Irán es uno de los partidarios más firmes de Asad, y la milicia libanesa Jezbolá, a la que respalda Teherán, ha enviado a miles de combatientes a luchar con las fuerzas del gobierno sirio.
Durante una escala previa en Beirut, Zarif no habló de la guerra siria. Dijo que existe "una nueva oportunidad" para que todos los países de la región cooperesn contra "dos enemigos regionales: la entidad sionista y el extremismo, el terrorismo y el sectarismo".
Por otra parte, el grupo armado Jezbolá acordó una tregua de 48 horas con los combatientes rebeldes que combaten en una ciudad siria cerca de la frontera y pueblos chiíes en el norte del país, según la televisora de la milicia libanesa y activistas.
El alto el fuego en Zabadani, cerca de la frontera con Líbano, y en las localidades norteñas de Foua y Kfarya entró en vigor el miércoles por la mañana, indicaron la cadena al Manar y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.
Jezbolá y las tropas sirias llevan más de un mes luchando para completar la captura de Zabadani, que fuera un bastión rebelde.
Una coalición de grupos rebeldes que se autodenomina Yaysh al Faté, o Ejército de Conquista, respondió atacando Foua y Kfarya, donde viven aldeanos en su mayoría chiíes. Muchos civiles se vieron atrapados allí por los combates.