Simón Bolívar lloró traiciones y murió en vetusta hacienda caribeña
Bogotá, Notimex
La Quinta de San Pedro Alejandrino fue el lugar donde el Libertador Simón Bolívar, de quien este 24 de julio se celebra el 232 aniversario de su natalicio, fue el lugar donde lloró por las traiciones, soñó y murió de tuberculosis.
Esta hacienda en la bahía caribeña de Santa Marta fue construida el 2 de febrero de 1608 y fue la última residencia oficial del Libertador Simón Bolívar, quien nació el 24 de julio de 1783. Hoy es uno de los museos histórico más importantes de Colombia y América Latina.
Esta casa colonial acogió a Bolívar y sirvió de refugio para sus lágrimas porque el libertador también lloró, fue el espacio donde sintió y vivió el desengaño, la traición y las disputas políticas.
Fue el lugar en donde luchó contra la tuberculosis que lo llevó a la muerte, el 17 de diciembre de 1830. En la actualidad esta hacienda se conserva como un ícono turístico en la costera ciudad de Santa Marta.
La Quinta de San Pedro declarada Monumento Histórico Nacional conserva aún su belleza arquitectónica, pero también guarda las glorias y amarguras del Libertador, su elocuencia, ideología, su gran capacidad militar y talento como estratega.
El proceso de cambio de residencia del Libertador inició desde el 25 de septiembre de 1828, cuando en Bogotá se lleva a cabo un atentado contra su vida, conocido como la “Conspiración Septembrina”.
Resultó ileso gracias a su compañera sentimental, la quiteña Manuela Sáenz, quien lo ayudó a escapar por la ventana lateral de la casa donde residían.
Bolívar perdonó a quienes fueron considerados como ejecutores del atentado, pertenecientes al denominado movimiento “santanderista”.
Los directos responsables como Francisco de Paula Santander, a quien la historia señaló de que tenía conocimiento de la conspiración y no la detuvo, tuvo que retirarse al exilio.
Después de esos hechos, Bolívar siguió gobernando en un ambiente dilatado con revueltas continuas y una salud precaria, debido a que padecía tuberculosis.
Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de 1830, José Antonio Páez ocupó la Presidencia de ese país y desterró a Bolívar.
Bolívar renuncia a la Presidencia de la Gran Colombia, que fue aceptada por el Congreso Admirable el 4 de mayo de 1830, y recibe una pensión de tres mil pesos anuales.
El Libertador halló refugio en la ciudad de Santa Marta el 1 de diciembre de 1830, en una hacienda donde había grandes sembradíos de caña de azúcar y funcionaba un ingenio de procesamiento de ron, panela y miel de propiedad del español Joaquín de Mier y Benítez.
Todo en la casa es un recuerdo del hombre admirado por sus ejércitos en los campos de batalla, de sus discursos y las victorias alcanzadas en su lucha por la libertad bajo sus principios de justicia e igualdad de los pueblos.
Bolívar luchó por la búsqueda de la independencia y autonomía de la Gran Colombia, y esa huella la encuentra el visitante en la mansión.
En la Quinta de San Pedro se encuentran elementos auténticos de interés histórico y ambiental; así como el mobiliario de la época y algunos objetos que pertenecieron a la familia Mier como la vajilla, los libros de la biblioteca, una galería de cuadros, un coche de la época tirado por caballos y adornos de porcelana.
Este espacio también es un Jardín Botánico con plantas pertenecientes al bosque seco tropical de la región, entre las que se destacan cactáceas, ornamentales, xerofíticas y maderables, entre otras.
En la parte central del jardín hay una gran escultura de Simón Bolivar en mármol de Carrara hecha en Italia.
En la apacible hacienda, el Libertador no se levantó más de la cama. La habitación donde murió Bolivar el 17 de diciembre de 1830 es en la actualidad el sitio más importante y el más visitado de la Quinta de San Pedro Alejandrino.
La cama está cubierta por la bandera de Colombia, un armario, un aguamanil, una escupidera, un sillón de terciopelo rojo y al lado un baño con una tina de mármol italiano.
Desde la habitación colonial, un moribundo Bolívar envió un mensaje de libertad, unión y fraternidad a las recién creadas naciones de América.
Expresó sus esfuerzos de libertad donde reinaba la tiranía, a costa de su tranquilidad. Haciendo énfasis en el dolor que sentía porque pisotearon su reputación y amor a la libertad.
La Quinta de San Pedro Alejandrino fue el lugar donde el Libertador Simón Bolívar, de quien este 24 de julio se celebra el 232 aniversario de su natalicio, fue el lugar donde lloró por las traiciones, soñó y murió de tuberculosis.
Esta hacienda en la bahía caribeña de Santa Marta fue construida el 2 de febrero de 1608 y fue la última residencia oficial del Libertador Simón Bolívar, quien nació el 24 de julio de 1783. Hoy es uno de los museos histórico más importantes de Colombia y América Latina.
Esta casa colonial acogió a Bolívar y sirvió de refugio para sus lágrimas porque el libertador también lloró, fue el espacio donde sintió y vivió el desengaño, la traición y las disputas políticas.
Fue el lugar en donde luchó contra la tuberculosis que lo llevó a la muerte, el 17 de diciembre de 1830. En la actualidad esta hacienda se conserva como un ícono turístico en la costera ciudad de Santa Marta.
La Quinta de San Pedro declarada Monumento Histórico Nacional conserva aún su belleza arquitectónica, pero también guarda las glorias y amarguras del Libertador, su elocuencia, ideología, su gran capacidad militar y talento como estratega.
El proceso de cambio de residencia del Libertador inició desde el 25 de septiembre de 1828, cuando en Bogotá se lleva a cabo un atentado contra su vida, conocido como la “Conspiración Septembrina”.
Resultó ileso gracias a su compañera sentimental, la quiteña Manuela Sáenz, quien lo ayudó a escapar por la ventana lateral de la casa donde residían.
Bolívar perdonó a quienes fueron considerados como ejecutores del atentado, pertenecientes al denominado movimiento “santanderista”.
Los directos responsables como Francisco de Paula Santander, a quien la historia señaló de que tenía conocimiento de la conspiración y no la detuvo, tuvo que retirarse al exilio.
Después de esos hechos, Bolívar siguió gobernando en un ambiente dilatado con revueltas continuas y una salud precaria, debido a que padecía tuberculosis.
Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de 1830, José Antonio Páez ocupó la Presidencia de ese país y desterró a Bolívar.
Bolívar renuncia a la Presidencia de la Gran Colombia, que fue aceptada por el Congreso Admirable el 4 de mayo de 1830, y recibe una pensión de tres mil pesos anuales.
El Libertador halló refugio en la ciudad de Santa Marta el 1 de diciembre de 1830, en una hacienda donde había grandes sembradíos de caña de azúcar y funcionaba un ingenio de procesamiento de ron, panela y miel de propiedad del español Joaquín de Mier y Benítez.
Todo en la casa es un recuerdo del hombre admirado por sus ejércitos en los campos de batalla, de sus discursos y las victorias alcanzadas en su lucha por la libertad bajo sus principios de justicia e igualdad de los pueblos.
Bolívar luchó por la búsqueda de la independencia y autonomía de la Gran Colombia, y esa huella la encuentra el visitante en la mansión.
En la Quinta de San Pedro se encuentran elementos auténticos de interés histórico y ambiental; así como el mobiliario de la época y algunos objetos que pertenecieron a la familia Mier como la vajilla, los libros de la biblioteca, una galería de cuadros, un coche de la época tirado por caballos y adornos de porcelana.
Este espacio también es un Jardín Botánico con plantas pertenecientes al bosque seco tropical de la región, entre las que se destacan cactáceas, ornamentales, xerofíticas y maderables, entre otras.
En la parte central del jardín hay una gran escultura de Simón Bolivar en mármol de Carrara hecha en Italia.
En la apacible hacienda, el Libertador no se levantó más de la cama. La habitación donde murió Bolivar el 17 de diciembre de 1830 es en la actualidad el sitio más importante y el más visitado de la Quinta de San Pedro Alejandrino.
La cama está cubierta por la bandera de Colombia, un armario, un aguamanil, una escupidera, un sillón de terciopelo rojo y al lado un baño con una tina de mármol italiano.
Desde la habitación colonial, un moribundo Bolívar envió un mensaje de libertad, unión y fraternidad a las recién creadas naciones de América.
Expresó sus esfuerzos de libertad donde reinaba la tiranía, a costa de su tranquilidad. Haciendo énfasis en el dolor que sentía porque pisotearon su reputación y amor a la libertad.
