Riad detiene a 431 sospechosos de pertenecer al Estado Islámico
Arabia Saudí ha sufrido varios atentados en los últimos meses
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Arabia Saudí ha anunciado este sábado la detención de 431 personas sospechosas de colaborar con el autodenominado Estado Islámico (EI). Durante los últimos meses, ese grupo se ha responsabilizado de un goteo de atentados en el Reino del Desierto, a menudo acusado por sus críticos de no hacer lo suficiente para contrarrestar a esos islamistas violentos. Las autoridades hablaban de casos aislados, pero la cifra de detenidos ahora hace pensar en que los yihadistas contaban con una red más amplia.
“Durante las últimas semanas, las fuerzas de seguridad han detenido a una red de células vinculadas a la organización terrorista EI”, lo que ha permitido abortar, entre otras, “seis operaciones suicidas contra mezquitas de la Provincia Oriental que pensaban realizar en viernes consecutivos”, afirma el comunicado del Ministerio del Interior difundido por la agencia estatal de noticias, SPA. La mayoría de los detenidos son saudíes, aunque también hay ciudadanos de otros países (entre los que menciona Yemen, Egipto, Siria, Jordania, Argelia, Nigeria y Chad) y otros sin identificar.
El texto asegura que respondían a un plan “dirigido desde una zona problemática del extranjero y orientado a alentar la lucha sectaria y el caos”. Arabia Saudí es a menudo acusado por sus rivales, en especial Irán, de alentar con su estricta versión suní del islam el mismo fanatismo que está detrás de la ideología del EI. Este grupo, que controlan amplias zonas de Irak y Siria, ha hecho un llamamiento a sus seguidores para que realicen ataques en el Reino.
El pasado jueves un coche bomba hizo explosión junto a un control en las proximidades de la cárcel de alta seguridad de Haer, al sur de Riad, donde están encerrados muchos de los detenidos por terrorismo. Aunque el suicida del jueves no logró matar a nadie (dos policías resultaron heridos), se trata del último de una serie de atentados que desde hace unos meses se atribuye el EI en el país. El pasado mayo, dos ataques contra mezquitas chiíes en la Provincia Oriental dejaron 25 muertos en ocho días.
Esos incidentes parecen señalar un aumento de la amenaza yihadista en el mayor exportador de petróleo del mundo. Durante una entrevista con este diario el pasado mayo, tras el anuncio de la detención de otros 93 presuntos terroristas, el general Mansur al Turki, portavoz de Interior, admitió que había interceptado “información sobre un posible ataque a las instalaciones de Aramco”, en referencia a la empresa nacional de petróleo.
Además, tras descubrirse que era saudí el suicida que causó 27 muertos y dos centenares de heridos en una aljama de Kuwait a finales del mes pasado, ha cundido el temor a que los atentados puedan extenderse a otros países de la península Arábiga.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Arabia Saudí ha anunciado este sábado la detención de 431 personas sospechosas de colaborar con el autodenominado Estado Islámico (EI). Durante los últimos meses, ese grupo se ha responsabilizado de un goteo de atentados en el Reino del Desierto, a menudo acusado por sus críticos de no hacer lo suficiente para contrarrestar a esos islamistas violentos. Las autoridades hablaban de casos aislados, pero la cifra de detenidos ahora hace pensar en que los yihadistas contaban con una red más amplia.
“Durante las últimas semanas, las fuerzas de seguridad han detenido a una red de células vinculadas a la organización terrorista EI”, lo que ha permitido abortar, entre otras, “seis operaciones suicidas contra mezquitas de la Provincia Oriental que pensaban realizar en viernes consecutivos”, afirma el comunicado del Ministerio del Interior difundido por la agencia estatal de noticias, SPA. La mayoría de los detenidos son saudíes, aunque también hay ciudadanos de otros países (entre los que menciona Yemen, Egipto, Siria, Jordania, Argelia, Nigeria y Chad) y otros sin identificar.
El texto asegura que respondían a un plan “dirigido desde una zona problemática del extranjero y orientado a alentar la lucha sectaria y el caos”. Arabia Saudí es a menudo acusado por sus rivales, en especial Irán, de alentar con su estricta versión suní del islam el mismo fanatismo que está detrás de la ideología del EI. Este grupo, que controlan amplias zonas de Irak y Siria, ha hecho un llamamiento a sus seguidores para que realicen ataques en el Reino.
El pasado jueves un coche bomba hizo explosión junto a un control en las proximidades de la cárcel de alta seguridad de Haer, al sur de Riad, donde están encerrados muchos de los detenidos por terrorismo. Aunque el suicida del jueves no logró matar a nadie (dos policías resultaron heridos), se trata del último de una serie de atentados que desde hace unos meses se atribuye el EI en el país. El pasado mayo, dos ataques contra mezquitas chiíes en la Provincia Oriental dejaron 25 muertos en ocho días.
Esos incidentes parecen señalar un aumento de la amenaza yihadista en el mayor exportador de petróleo del mundo. Durante una entrevista con este diario el pasado mayo, tras el anuncio de la detención de otros 93 presuntos terroristas, el general Mansur al Turki, portavoz de Interior, admitió que había interceptado “información sobre un posible ataque a las instalaciones de Aramco”, en referencia a la empresa nacional de petróleo.
Además, tras descubrirse que era saudí el suicida que causó 27 muertos y dos centenares de heridos en una aljama de Kuwait a finales del mes pasado, ha cundido el temor a que los atentados puedan extenderse a otros países de la península Arábiga.