La OTAN apoya con cautela la ofensiva turca contra el yihadismo
La Alianza se ha reunido este martes con carácter de urgencia a pedición de Ankara
El secretario general, Jens Stoltenberg, resalta la unidad de los aliados
Belén Domínguez Cebrián / Andrés Mourenza
Bruselas / Estambul, El País
Los aliados de la OTAN ofrecieron este martes respaldo político a Turquía en su ofensiva contra el Estado Islámico tras una reunión convocada de urgencia por el Gobierno de Ankara. Pero la solidaridad de los socios va acompañada de una serie de advertencias a Turquía para que ejerza contención en sus ataques contra los militantes kurdos del PKK. Esta faceta de la ofensiva turca —mucho más intensa que los ataques al EI— toca un nervio profundo. EE UU y otros aliados consideran las milicias kurdas como clave en la lucha contra los yihadistas en el frente sirio e iraquí. El ataque turco, que algunos analistas interpretan en clave electoral, amenaza con desestabilizar aún más el escenario.
Los aliados de la OTAN se reunieron a petición de Turquía al amparo del artículo 4 de la Alianza, que permite a cualquier aliado convocar una cumbre en caso de sentir amenazada su integridad territorial, política y de seguridad. La violencia en la zona, con atentados del Estado Islámico en territorio turco y enfrentamientos entre las fuerzas turcas y las del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), está en plena escalada.
“La OTAN está unida frente al terrorismo”, señaló al término de la reunión, que duró hora y media, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Sin embargo, este evitó concretar una estrategia común contra el grupo yihadista suní y se limitó a recordar que “todos los miembros de la Alianza forman parte de la coalición internacional” liderada por EE UU desde hace casi un año. Turquía no pidió a los aliados apoyo material.
En la reunión, según fuentes de la OTAN citadas por la agencia Reuters, varios aliados llamaron a “un uso proporcionado de la fuerza” contra las milicias kurdas. El Gobierno alemán, la Comisión Europea, y el propio Stoltenberg en la víspera expresaron en la misma línea. Todos reconocen el derecho de Turquía a defenderse de los ataques del PKK —que este martes hizo estallar un tramo de un gasoducto procedente de Irán que suministra a Turquía el 18% de sus necesidades— pero hay temor ante una ofensiva desproporcionada.
Varias potencias de la Alianza Atlántica como Reino Unido y Alemania, según confirmaron fuentes diplomáticas, mostraron su preocupación ante la creciente intensidad del conflicto entre Ankara y los simpatizantes del PKK y pidieron a Erdogan que no abandone el proceso de paz “que tanto ha costado alcanzar”. La Comisión Europea instó a ambas partes a “retomar el alto el fuego sin más dilación”, según fuentes de Exteriores.
La reunión se celebró menos de 24 horas después de que Ankara y Washington confirmasen la intención de crear una zona libre de combatientes del EI en la frontera turcosiria, territorio con una gran presencia yihadista. “La OTAN no forma parte de esto, aunque le da la bienvenida”, señaló Stoltenberg.
El Gobierno turco, por su parte, ha incrementado las operaciones militares contras las posiciones del PKK tanto en las montañas del norte de Irak como en el interior del país, matando al menos a 10 guerrilleros en la última semana, además de lanzar grandes redadas contra su entramado urbano y político, en las que cientos de personas han sido detenidas.
Erdogan dio por terminado el proceso de paz y llegó incluso a pedir que se levante la inmunidad de los diputados del Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), considerado el brazo político del PKK, para que “paguen el precio” por sus supuestos lazos con "grupos terroristas".
El líder del HDP, Selahattin Demirtas, anunció que los 80 diputados se han ofrecido a renunciar a la inmunidad parlamentaria y que sea la justicia la que decida si son ciertas las acusaciones vertidas sobre ellos, aunque invitó al resto de partidos a hacer lo propio.
Reunión sobre la estrategia
La coalición de países que lidera EE UU contra el Estado Islámico se reunirá este jueves en Canadá para analizar cómo mejorar la eficacia de la lucha contra los yihadistas, y Turquía participará en el encuentro, según confirmaron este martes fuentes del Departamento de EE UU. La colaboración entre Turquía y EE UU se ha estrechado enormemente en los últimos días con el acuerdo para el uso de bases aéreas turcas.
El Gobierno turco dirigido por el también islamista Ahmet Davutoglu ha equiparado las operaciones militares contra el Estado Islámico (EI) en Siria y contra el PKK, pero cada vez son más las voces que se quejan de la desproporción de una respecto a la otra.
Según el exasesor militar Metin Gurcan, mientras los dos días de bombardeos contra el EI se centraron en objetivos limitados y cercanos a la frontera turca, los cazas turcos han hecho 185 salidas y han bombardeado unos 400 objetivos del PKK incluso algunos 100 kilómetros al interior de Irak, hecho que este martes fue criticado por el presidente iraquí, Haider Al Abadi: “El consejo de ministros considera los bombardeos aéreos en territorio iraquí una peligrosa escalada [de violencia] y una violación de la soberanía iraquí”.
Estancamiento
Ante los llamamientos internacionales a la contención, la respuesta de Erdogan ha sido que “dar un paso atrás está fuera de toda discusión”. “Quienes explotan la tolerancia y paciencia de la gente y del Estado recibirán la respuesta que merecen lo antes posible”, avisó.
Más conciliador se mostró el portavoz del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Besir Atalay: “No podemos decir que el proceso de paz haya terminado. Actualmente hay un estancamiento pero se retomará si la intención emerge de nuevo”. Las condiciones exigidas por el partido islamista y el Gobierno son que el PKK abandone las armas y se retire de Turquía, algo que hace unos meses parecía a punto de lograrse pero que ahora, en el clima de tensión que vive el país, parece un sueño lejano.
Erdogan da por cerrado el proceso de paz<
“No es posible continuar el proceso de paz con aquellos que atentan contra nuestra unidad nacional y contra nuestra hermandad”. Con estas palabras, el presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, puso este martes la puntilla final a las ya moribundas negociaciones con el grupo armado PKK destinadas a acabar con más de tres décadas de conflicto con los kurdos de Turquía.
Desde que el propio Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunciase el fin de su alto el fuego unilateral el pasado 12 de julio, los militantes kurdos han llevado a cabo numerosos atentados, en los que ha fallecido una decena de miembros de las fuerzas de seguridad, los últimos de ellos un comandante de la Gendarmería y un sargento que fue tiroteado en la ciudad de Hakkari cuando se dirigía al banco.
El secretario general, Jens Stoltenberg, resalta la unidad de los aliados
Belén Domínguez Cebrián / Andrés Mourenza
Bruselas / Estambul, El País
Los aliados de la OTAN ofrecieron este martes respaldo político a Turquía en su ofensiva contra el Estado Islámico tras una reunión convocada de urgencia por el Gobierno de Ankara. Pero la solidaridad de los socios va acompañada de una serie de advertencias a Turquía para que ejerza contención en sus ataques contra los militantes kurdos del PKK. Esta faceta de la ofensiva turca —mucho más intensa que los ataques al EI— toca un nervio profundo. EE UU y otros aliados consideran las milicias kurdas como clave en la lucha contra los yihadistas en el frente sirio e iraquí. El ataque turco, que algunos analistas interpretan en clave electoral, amenaza con desestabilizar aún más el escenario.
Los aliados de la OTAN se reunieron a petición de Turquía al amparo del artículo 4 de la Alianza, que permite a cualquier aliado convocar una cumbre en caso de sentir amenazada su integridad territorial, política y de seguridad. La violencia en la zona, con atentados del Estado Islámico en territorio turco y enfrentamientos entre las fuerzas turcas y las del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), está en plena escalada.
“La OTAN está unida frente al terrorismo”, señaló al término de la reunión, que duró hora y media, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Sin embargo, este evitó concretar una estrategia común contra el grupo yihadista suní y se limitó a recordar que “todos los miembros de la Alianza forman parte de la coalición internacional” liderada por EE UU desde hace casi un año. Turquía no pidió a los aliados apoyo material.
En la reunión, según fuentes de la OTAN citadas por la agencia Reuters, varios aliados llamaron a “un uso proporcionado de la fuerza” contra las milicias kurdas. El Gobierno alemán, la Comisión Europea, y el propio Stoltenberg en la víspera expresaron en la misma línea. Todos reconocen el derecho de Turquía a defenderse de los ataques del PKK —que este martes hizo estallar un tramo de un gasoducto procedente de Irán que suministra a Turquía el 18% de sus necesidades— pero hay temor ante una ofensiva desproporcionada.
Varias potencias de la Alianza Atlántica como Reino Unido y Alemania, según confirmaron fuentes diplomáticas, mostraron su preocupación ante la creciente intensidad del conflicto entre Ankara y los simpatizantes del PKK y pidieron a Erdogan que no abandone el proceso de paz “que tanto ha costado alcanzar”. La Comisión Europea instó a ambas partes a “retomar el alto el fuego sin más dilación”, según fuentes de Exteriores.
La reunión se celebró menos de 24 horas después de que Ankara y Washington confirmasen la intención de crear una zona libre de combatientes del EI en la frontera turcosiria, territorio con una gran presencia yihadista. “La OTAN no forma parte de esto, aunque le da la bienvenida”, señaló Stoltenberg.
El Gobierno turco, por su parte, ha incrementado las operaciones militares contras las posiciones del PKK tanto en las montañas del norte de Irak como en el interior del país, matando al menos a 10 guerrilleros en la última semana, además de lanzar grandes redadas contra su entramado urbano y político, en las que cientos de personas han sido detenidas.
Erdogan dio por terminado el proceso de paz y llegó incluso a pedir que se levante la inmunidad de los diputados del Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), considerado el brazo político del PKK, para que “paguen el precio” por sus supuestos lazos con "grupos terroristas".
El líder del HDP, Selahattin Demirtas, anunció que los 80 diputados se han ofrecido a renunciar a la inmunidad parlamentaria y que sea la justicia la que decida si son ciertas las acusaciones vertidas sobre ellos, aunque invitó al resto de partidos a hacer lo propio.
Reunión sobre la estrategia
La coalición de países que lidera EE UU contra el Estado Islámico se reunirá este jueves en Canadá para analizar cómo mejorar la eficacia de la lucha contra los yihadistas, y Turquía participará en el encuentro, según confirmaron este martes fuentes del Departamento de EE UU. La colaboración entre Turquía y EE UU se ha estrechado enormemente en los últimos días con el acuerdo para el uso de bases aéreas turcas.
El Gobierno turco dirigido por el también islamista Ahmet Davutoglu ha equiparado las operaciones militares contra el Estado Islámico (EI) en Siria y contra el PKK, pero cada vez son más las voces que se quejan de la desproporción de una respecto a la otra.
Según el exasesor militar Metin Gurcan, mientras los dos días de bombardeos contra el EI se centraron en objetivos limitados y cercanos a la frontera turca, los cazas turcos han hecho 185 salidas y han bombardeado unos 400 objetivos del PKK incluso algunos 100 kilómetros al interior de Irak, hecho que este martes fue criticado por el presidente iraquí, Haider Al Abadi: “El consejo de ministros considera los bombardeos aéreos en territorio iraquí una peligrosa escalada [de violencia] y una violación de la soberanía iraquí”.
Estancamiento
Ante los llamamientos internacionales a la contención, la respuesta de Erdogan ha sido que “dar un paso atrás está fuera de toda discusión”. “Quienes explotan la tolerancia y paciencia de la gente y del Estado recibirán la respuesta que merecen lo antes posible”, avisó.
Más conciliador se mostró el portavoz del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Besir Atalay: “No podemos decir que el proceso de paz haya terminado. Actualmente hay un estancamiento pero se retomará si la intención emerge de nuevo”. Las condiciones exigidas por el partido islamista y el Gobierno son que el PKK abandone las armas y se retire de Turquía, algo que hace unos meses parecía a punto de lograrse pero que ahora, en el clima de tensión que vive el país, parece un sueño lejano.
Erdogan da por cerrado el proceso de paz<
“No es posible continuar el proceso de paz con aquellos que atentan contra nuestra unidad nacional y contra nuestra hermandad”. Con estas palabras, el presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, puso este martes la puntilla final a las ya moribundas negociaciones con el grupo armado PKK destinadas a acabar con más de tres décadas de conflicto con los kurdos de Turquía.
Desde que el propio Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunciase el fin de su alto el fuego unilateral el pasado 12 de julio, los militantes kurdos han llevado a cabo numerosos atentados, en los que ha fallecido una decena de miembros de las fuerzas de seguridad, los últimos de ellos un comandante de la Gendarmería y un sargento que fue tiroteado en la ciudad de Hakkari cuando se dirigía al banco.