El Papa viaja a “la patria grande latinoamericana”
Francisco inicia hoy un recorrido por Ecuador, Bolivia y Paraguay
Pablo Ordaz
Roma, El País
Francisco es ya el Papa de América. No solo por ser el primer pontífice nacido allí, haber recibido en sus dos años al frente de la Iglesia a todos los presidentes latinoamericanos o por estar contribuyendo de manera activa al acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Jorge Mario Bergoglio se ha convertido en un líder de América porque sus discursos, tan cercanos a los sufrimientos de la gente y de la tierra, resucitan también la esperanza de la “patria grande”. El viaje que inicia hoy a Ecuador, Bolivia y Paraguay es la mejor prueba de ello.
El papa Francisco no entró en Italia por Milán ni en Europa por París o Berlín. A la hora de planificar sus primeros viajes —el encuentro con la juventud de Río de Janeiro ya había sido organizado por Benedicto XVI—, Bergoglio se decidió por Lampedusa o Albania de la misma manera que, ahora, ha preferido regresar a Latinoamérica por tres de los países más desfavorecidos y no por México, Brasil o Argentina. “La geografía de Francisco”, explica el uruguayo Fermín Carriquiry, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, “es la de una Iglesia solidaria con el sufrimiento de los pueblos, sean o no católicos. Como se ha visto en sus dos encíclicas, Francisco propone un encuentro que derribe muros y construya puentes”.
De la misma manera que Juan Pablo II basó buena parte de su liderazgo en la lucha contra los regímenes comunistas, el papa Francisco se ha convertido ya en un verdadero contrapoder como demuestra la repercusión de su reciente encíclica dedicada al calentamiento global. También en su primera visita a la América de habla española, Jorge Mario Bergoglio llevará su foco mediático hacia lo que él mismo definió como “el continente de la esperanza” en una homilía pronunciada en el Vaticano en diciembre: “El futuro de América Latina tiene que ser forjado por los pobres y por los que sufren, por los humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia (…). Por eso, América es el continente de la esperanza. Porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora”.
Bergoglio, que suele hablar de la “patria grande latinoamericana”, aprovechará su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay para dirigirse a todo el continente en los 22 discursos que tiene previsto pronunciar durante el viaje. Hasta el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, ha admitido que el trayecto tendrá innegables “connotaciones políticas”, por cuanto en Latinoamérica se ha convertido en un “auténtico laboratorio” donde se está experimentado “nuevos modelos de participación y formas de Gobierno más representativas que dan voz también a las franjas de población que hasta ahora no se escuchaban lo suficiente”.
Protestas en Ecuador
Al interés intrínseco del viaje papal se añade la circunstancia de que Ecuador, a donde Jorge Mario Bergoglio llegará esta tarde, se encuentra desde hace semanas inmerso en una ola de protestas contra las políticas del presidente, Rafael Correa, quien atraviesa uno de sus peores momentos. El presidente ha dispuesto un despliegue de 18.000 policías —el 40% del total de los efectivos—.
Tras reunirse con el presidente Correa, el papa Francisco viajará mañana a Guayaquil, donde celebrará una misa y almorzará con viejos amigos jesuitas del colegio Javier. El lunes y el martes, en Quito, el Papa mantendrá diversos encuentros con el mundo universitario y la sociedad civil. El miércoles partirá para Bolivia. En La Paz realizará una visita de cortesía al presidente Evo Morales y se reunirá después en la Catedral con las autoridades civiles, pero para evitar los efectos de la altura solo permanecerá cuatro horas, trasladándose después a Santa Cruz de la Sierra.
Pablo Ordaz
Roma, El País
Francisco es ya el Papa de América. No solo por ser el primer pontífice nacido allí, haber recibido en sus dos años al frente de la Iglesia a todos los presidentes latinoamericanos o por estar contribuyendo de manera activa al acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Jorge Mario Bergoglio se ha convertido en un líder de América porque sus discursos, tan cercanos a los sufrimientos de la gente y de la tierra, resucitan también la esperanza de la “patria grande”. El viaje que inicia hoy a Ecuador, Bolivia y Paraguay es la mejor prueba de ello.
El papa Francisco no entró en Italia por Milán ni en Europa por París o Berlín. A la hora de planificar sus primeros viajes —el encuentro con la juventud de Río de Janeiro ya había sido organizado por Benedicto XVI—, Bergoglio se decidió por Lampedusa o Albania de la misma manera que, ahora, ha preferido regresar a Latinoamérica por tres de los países más desfavorecidos y no por México, Brasil o Argentina. “La geografía de Francisco”, explica el uruguayo Fermín Carriquiry, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, “es la de una Iglesia solidaria con el sufrimiento de los pueblos, sean o no católicos. Como se ha visto en sus dos encíclicas, Francisco propone un encuentro que derribe muros y construya puentes”.
De la misma manera que Juan Pablo II basó buena parte de su liderazgo en la lucha contra los regímenes comunistas, el papa Francisco se ha convertido ya en un verdadero contrapoder como demuestra la repercusión de su reciente encíclica dedicada al calentamiento global. También en su primera visita a la América de habla española, Jorge Mario Bergoglio llevará su foco mediático hacia lo que él mismo definió como “el continente de la esperanza” en una homilía pronunciada en el Vaticano en diciembre: “El futuro de América Latina tiene que ser forjado por los pobres y por los que sufren, por los humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia (…). Por eso, América es el continente de la esperanza. Porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora”.
Bergoglio, que suele hablar de la “patria grande latinoamericana”, aprovechará su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay para dirigirse a todo el continente en los 22 discursos que tiene previsto pronunciar durante el viaje. Hasta el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, ha admitido que el trayecto tendrá innegables “connotaciones políticas”, por cuanto en Latinoamérica se ha convertido en un “auténtico laboratorio” donde se está experimentado “nuevos modelos de participación y formas de Gobierno más representativas que dan voz también a las franjas de población que hasta ahora no se escuchaban lo suficiente”.
Protestas en Ecuador
Al interés intrínseco del viaje papal se añade la circunstancia de que Ecuador, a donde Jorge Mario Bergoglio llegará esta tarde, se encuentra desde hace semanas inmerso en una ola de protestas contra las políticas del presidente, Rafael Correa, quien atraviesa uno de sus peores momentos. El presidente ha dispuesto un despliegue de 18.000 policías —el 40% del total de los efectivos—.
Tras reunirse con el presidente Correa, el papa Francisco viajará mañana a Guayaquil, donde celebrará una misa y almorzará con viejos amigos jesuitas del colegio Javier. El lunes y el martes, en Quito, el Papa mantendrá diversos encuentros con el mundo universitario y la sociedad civil. El miércoles partirá para Bolivia. En La Paz realizará una visita de cortesía al presidente Evo Morales y se reunirá después en la Catedral con las autoridades civiles, pero para evitar los efectos de la altura solo permanecerá cuatro horas, trasladándose después a Santa Cruz de la Sierra.