Túnez promete reforzar su seguridad tras atentado
Susa, AP
El primer ministro de Túnez hizo un llamado el sábado para que la ciudadanía trabaje junta para derrotar al terrorismo, luego de que miles de turistas se alistan para dejar el país tras el peor ataque terrorista en la historia de la nación del norte de África.
Los turistas abarrotaron el aeropuerto de Hammamet, cerca del balneario de Susa, en donde un joven con pantaloncillos, sacó un rifle de asalto de su sombrilla de playa y mató el viernes a 38 personas, en su mayoría turistas. Al menos 15 de las víctimas eran británicas, de acuerdo al ministro del exterior de Gran Bretaña.
Tobias Ellwood advirtió que esa cifra "bien podría incrementarse" y describió el atentado como el "ataque terrorista más grande en contra de británicos", desde el acontecido en julio de 2005, en la red de transporte público de Londres, en el que murieron 52 personas.
"El combate contra el terrorismo en responsabilidad nacional", dijo un agitado Habib Essid el sábado durante la conferencia de prensa en la capital, Túnez. "Estamos en una guerra contra el terrorismo que representa un serio peligro a nuestra unidad nacional durante ese delicado momento por el que atraviesa la nación".
Essid anunció el llamado de los reservistas del ejército y dijo que serán desplegados en atracciones turísticas de todo el país y al interior de hoteles, a quienes pidió que hicieran un mejor trabajo para reforzar su seguridad.
También dijo que los partidos políticos y asociaciones que exhiban ideas radicales con fondos sospechosos, serán cerrados y que se cerrarán cerca de 80 mezquitas de las que se sabe que tienen predicadores extremistas.
El gobierno fue criticado por su pobre esfuerzo en adoptar medidas anti terroristas, especialmente luego del atentado en el museo nacional, en el que murieron 22 personas en marzo.
El atacante, asesinado por la policía tras el atentado, fue identificado como Seifeddine Rezgui, un joven estudiante de la Universidad de Kairouan.
Varios testigos señalan que el joven utilizó granadas durante el ataque, mientras avanzaba metódicamente de la playa a la piscina, y de ahí al vestíbulo.
"Cuando llegó, aventó una granada y vimos todo negro — estaba lleno de humo", dijo Imen Belfekih, quien trabaja en el hotel Imperial Marhaba, donde se realizó el ataque. Las reseñas de otros sobrevivientes describen haber escuchado detonaciones, además de los disparos.
El grupo Estado Islámico admitió la responsabilidad por medio de un tuit y dio su pseudónimo yihadí de Abu Yahya al-Qayrawani, según al grupo de inteligencia SITE.
En el hotel, camionetas y autobuses llevaban el sábado a los turistas de regreso al aeropuerto. Y aunque el hotel no cerrará sus puertas, las agencias del viaje le han pedido a todos sus clientes que regresen a casa, señaló el director del centro turístico.
"Hoy tal vez nos quedemos sin clientes, pero mantendremos a todo el personal, dijo Mohammed Becheur, quien señaló que el hotel de 370 habitaciones había tenido una ocupación de 75% antes del ataque.
El turismo es parte vital de la economía de Túnez, y ya se había afectado en un 25% luego del ataque en el museo nacional de la capital.
"Es algo trágico, pero ¿qué se puede hacer? Por todos, por los turistas, por las personas que murieron, por sus familias, dijo el turista belga Clause Besse, mientras se recuperaba en el hospital del balazo que recibió mientras huía del atacante. "Para mí, de alguna forma, con una bala en la pierna, no es una catástrofe. Es distinto para aquellos que murieron o quedaron lesionados de por vida".
El primer ministro de Túnez hizo un llamado el sábado para que la ciudadanía trabaje junta para derrotar al terrorismo, luego de que miles de turistas se alistan para dejar el país tras el peor ataque terrorista en la historia de la nación del norte de África.
Los turistas abarrotaron el aeropuerto de Hammamet, cerca del balneario de Susa, en donde un joven con pantaloncillos, sacó un rifle de asalto de su sombrilla de playa y mató el viernes a 38 personas, en su mayoría turistas. Al menos 15 de las víctimas eran británicas, de acuerdo al ministro del exterior de Gran Bretaña.
Tobias Ellwood advirtió que esa cifra "bien podría incrementarse" y describió el atentado como el "ataque terrorista más grande en contra de británicos", desde el acontecido en julio de 2005, en la red de transporte público de Londres, en el que murieron 52 personas.
"El combate contra el terrorismo en responsabilidad nacional", dijo un agitado Habib Essid el sábado durante la conferencia de prensa en la capital, Túnez. "Estamos en una guerra contra el terrorismo que representa un serio peligro a nuestra unidad nacional durante ese delicado momento por el que atraviesa la nación".
Essid anunció el llamado de los reservistas del ejército y dijo que serán desplegados en atracciones turísticas de todo el país y al interior de hoteles, a quienes pidió que hicieran un mejor trabajo para reforzar su seguridad.
También dijo que los partidos políticos y asociaciones que exhiban ideas radicales con fondos sospechosos, serán cerrados y que se cerrarán cerca de 80 mezquitas de las que se sabe que tienen predicadores extremistas.
El gobierno fue criticado por su pobre esfuerzo en adoptar medidas anti terroristas, especialmente luego del atentado en el museo nacional, en el que murieron 22 personas en marzo.
El atacante, asesinado por la policía tras el atentado, fue identificado como Seifeddine Rezgui, un joven estudiante de la Universidad de Kairouan.
Varios testigos señalan que el joven utilizó granadas durante el ataque, mientras avanzaba metódicamente de la playa a la piscina, y de ahí al vestíbulo.
"Cuando llegó, aventó una granada y vimos todo negro — estaba lleno de humo", dijo Imen Belfekih, quien trabaja en el hotel Imperial Marhaba, donde se realizó el ataque. Las reseñas de otros sobrevivientes describen haber escuchado detonaciones, además de los disparos.
El grupo Estado Islámico admitió la responsabilidad por medio de un tuit y dio su pseudónimo yihadí de Abu Yahya al-Qayrawani, según al grupo de inteligencia SITE.
En el hotel, camionetas y autobuses llevaban el sábado a los turistas de regreso al aeropuerto. Y aunque el hotel no cerrará sus puertas, las agencias del viaje le han pedido a todos sus clientes que regresen a casa, señaló el director del centro turístico.
"Hoy tal vez nos quedemos sin clientes, pero mantendremos a todo el personal, dijo Mohammed Becheur, quien señaló que el hotel de 370 habitaciones había tenido una ocupación de 75% antes del ataque.
El turismo es parte vital de la economía de Túnez, y ya se había afectado en un 25% luego del ataque en el museo nacional de la capital.
"Es algo trágico, pero ¿qué se puede hacer? Por todos, por los turistas, por las personas que murieron, por sus familias, dijo el turista belga Clause Besse, mientras se recuperaba en el hospital del balazo que recibió mientras huía del atacante. "Para mí, de alguna forma, con una bala en la pierna, no es una catástrofe. Es distinto para aquellos que murieron o quedaron lesionados de por vida".