El Senado reanima la política comercial de Obama
La Cámara Alta abre la vía a la votación final para que el presidente tenga autoridad para negociar directamente acuerdos comerciales
Silvia Ayuso
Washington, El País
El Senado de Estados Unidos dio este martes un nuevo soplo de vida a la política comercial de Barack Obama al cerrar el debate legislativo sobre la concesión de poderes al presidente para que negocie directamente acuerdos comerciales internacionales. Todavía falta un paso, que es que los senadores voten el proyecto de ley de la Autoridad para la Promoción Comercial (TPA, por sus siglas en inglés). Ello sucederá, previsiblemente, el miércoles.
Aun así, el de ayer está considerado un paso decisivo, dado que en la votación final se necesitan menos votos (51, mayoría simple) que el mínimo de 60 requeridos para cerrar el debate sobre la propuesta de ley y de esta forma impedir intentos de boicoteo de la propuesta de ley.
Por ello, se da prácticamente por segura la aprobación final de esta autoridad que le permitirá a Obama agilizar el cierre de tratados comerciales internacionales clave de su agenda. Con el TPA, el Congreso no puede modificar el texto de un tratado comercial internacional, solo aprobarlo o rechazarlo en su totalidad. De ahí que se lo conozca popularmente como fast track o “vía rápida”.
La principal prioridad comercial de Obama es el Acuerdo de Asociación con el Pacífico, que involucra a 12 países de esta región y que el presidente considera fundamental no solo para afianzarse en una región económica clave, sino también para contener el ascenso chino en la misma.
La nueva autoridad comercial también le permitirá avanzar más rápidamente en las negociaciones de otro gran pacto comercial con la Unión Europea, la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, o TTIP.
La Cámara de Representantes ya ha aprobado la TPA, por lo que en cuanto sea sancionada oficialmente por el Senado podrá llegar al Despacho Oval para que Obama la convierta en ley con su firma, algo que podría suceder a finales de semana, aunque la Casa Blanca no ha querido fijar una fecha concreta.
Antecesores con poderes
De este modo, el mandatario demócrata disfrutará de la misma autoridad en la materia que la que tuvieron todos sus predecesores en los últimos 40 años y que les permitió la firma de acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA-TLCAN) con Canadá y México, que entró en vigor en 1994. El último presidente en disfrutar de este poder fue el republicano George W. Bush, que lo obtuvo en 2002. Pero ese poder expiró en 2007 y, hasta ahora, nadie se había esforzado por renovarlo.
La victoria de Obama ha sido lograda a costa de sus propios legisladores demócratas, que son los que más trabas han puesto a la concesión de una autoridad comercial que despierta muchos recelos en materia de protección de derechos de los trabajadores.
Fueron los legisladores demócratas los que le propinaron el mayor golpe al mandatario cuando, hace diez días, lograron hacer fracasar un plan de ayuda a trabajadores afectados por tratados comerciales que estaba vinculado al TPA, con lo que este quedó temporalmente bloqueado.
La oposición republicana —que tiene la mayoría en las dos Cámaras— logró sin embargo destrabar el acuerdo al separar las dos partes de la propuesta de ley. Para ello, la cúpula republicana se ha comprometido a someter a votación esta misma semana otro proyecto de ley que ayudará a los trabajadores que perdieron sus empleos por acuerdos de libre comercio previos, una demanda innegociable de los demócratas para consentir y dar los suficientes apoyos en el Senado que desatascaran el proceso ahora casi concluido.
Silvia Ayuso
Washington, El País
El Senado de Estados Unidos dio este martes un nuevo soplo de vida a la política comercial de Barack Obama al cerrar el debate legislativo sobre la concesión de poderes al presidente para que negocie directamente acuerdos comerciales internacionales. Todavía falta un paso, que es que los senadores voten el proyecto de ley de la Autoridad para la Promoción Comercial (TPA, por sus siglas en inglés). Ello sucederá, previsiblemente, el miércoles.
Aun así, el de ayer está considerado un paso decisivo, dado que en la votación final se necesitan menos votos (51, mayoría simple) que el mínimo de 60 requeridos para cerrar el debate sobre la propuesta de ley y de esta forma impedir intentos de boicoteo de la propuesta de ley.
Por ello, se da prácticamente por segura la aprobación final de esta autoridad que le permitirá a Obama agilizar el cierre de tratados comerciales internacionales clave de su agenda. Con el TPA, el Congreso no puede modificar el texto de un tratado comercial internacional, solo aprobarlo o rechazarlo en su totalidad. De ahí que se lo conozca popularmente como fast track o “vía rápida”.
La principal prioridad comercial de Obama es el Acuerdo de Asociación con el Pacífico, que involucra a 12 países de esta región y que el presidente considera fundamental no solo para afianzarse en una región económica clave, sino también para contener el ascenso chino en la misma.
La nueva autoridad comercial también le permitirá avanzar más rápidamente en las negociaciones de otro gran pacto comercial con la Unión Europea, la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, o TTIP.
La Cámara de Representantes ya ha aprobado la TPA, por lo que en cuanto sea sancionada oficialmente por el Senado podrá llegar al Despacho Oval para que Obama la convierta en ley con su firma, algo que podría suceder a finales de semana, aunque la Casa Blanca no ha querido fijar una fecha concreta.
Antecesores con poderes
De este modo, el mandatario demócrata disfrutará de la misma autoridad en la materia que la que tuvieron todos sus predecesores en los últimos 40 años y que les permitió la firma de acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA-TLCAN) con Canadá y México, que entró en vigor en 1994. El último presidente en disfrutar de este poder fue el republicano George W. Bush, que lo obtuvo en 2002. Pero ese poder expiró en 2007 y, hasta ahora, nadie se había esforzado por renovarlo.
La victoria de Obama ha sido lograda a costa de sus propios legisladores demócratas, que son los que más trabas han puesto a la concesión de una autoridad comercial que despierta muchos recelos en materia de protección de derechos de los trabajadores.
Fueron los legisladores demócratas los que le propinaron el mayor golpe al mandatario cuando, hace diez días, lograron hacer fracasar un plan de ayuda a trabajadores afectados por tratados comerciales que estaba vinculado al TPA, con lo que este quedó temporalmente bloqueado.
La oposición republicana —que tiene la mayoría en las dos Cámaras— logró sin embargo destrabar el acuerdo al separar las dos partes de la propuesta de ley. Para ello, la cúpula republicana se ha comprometido a someter a votación esta misma semana otro proyecto de ley que ayudará a los trabajadores que perdieron sus empleos por acuerdos de libre comercio previos, una demanda innegociable de los demócratas para consentir y dar los suficientes apoyos en el Senado que desatascaran el proceso ahora casi concluido.