Crece la presión sobre Europa para forzar un pacto en la cumbre de Grecia
Washington y el FMI redoblan las presiones para evitar un nuevo fracaso
Claudi Pérez / María Antonia Sánchez-Vallejo
Bruselas / Atenas, El País
Crisis, tragedia, drama: todas ellas son palabras griegas, y todas ellas describen perfectamente el estado de la negociación entre Atenas y sus acreedores, que encara uno de sus momentos definitivos. Washington y el FMI redoblan las presiones sobre Europa para evitar un nuevo fracaso. El Gobierno de Alexis Tsipras ha ofrecido el enésimo plan “definitivo” para facilitar un acuerdo en la cumbre de este lunes y evitar un lío colosal en su sistema bancario, cuyas fugas de depósitos pueden acabar llevándose por delante al país entero.
Tsipras amenaza desde hace días con el “gran no” de Grecia a las exigencias de los acreedores, en referencia al poeta Constantino Cavafis, que glosó así la resistencia griega al fascismo en los años de plomo del siglo pasado. Contra Cavafis, Elvis Presley: una alta fuente europea citaba hoy el “es ahora o nunca” del rockero para resumir el estado de ánimo de las relaciones entre Grecia y sus acreedores. Washington se une a esa cacofonía de voces con el tono lóbrego de las grandes ocasiones: el secretario del Tesoro, Jack Lew, ha pedido a Grecia que adopte “decisiones difíciles”, pero ha avisado a los europeos de que las consecuencias de una nueva decepción serían “terribles” para todo el continente. Los europeos llevan semanas diciendo que la eurozona está mejor equipada que en 2012. Pero EE UU cree que Europa podría sufrir consecuencias graves en caso de una reedición de la crisis, sin nuevas balas en la recámara del BCE y con deudas públicas mucho más abultadas.
Grecia se enfrenta a una situación potencialmente explosiva en sus bancos, pero se mantiene firme y sostiene que Berlín y compañía también tienen que hacer concesiones. Miles de personas se han manifestado hoy en Atenas en contra de la austeridad. No era una concentración stricto sensu a favor del Gobierno, pese a que algunos de sus miembros han coreado en las redes sociales el lema de la convocatoria (“Ni un paso atrás, no nos dejamos chantajear”) y a la presencia de numerosas banderas de Syriza.
En la concentración ante el Parlamento ha habido sobre todo jubilados y empleados públicos, movilizados por el poderoso sindicato de los funcionarios. Esos son los dos colectivos que encarnan dos de las líneas rojas teóricamente irrenunciables del Gobierno: las pensiones y el mercado laboral.
Nueva oferta
A pesar de las protestas, la canciller Merkel y el presidente francés, François Hollande, han dejado claro que Atenas tiene que negociar antes con las instituciones y el Eurogrupo para esbozar un acuerdo técnico que sirva como base del pacto político al más alto nivel en la eurocumbre de mañana. Centrado en el cortísimo plazo, Tsipras ha cumplido y ha anunciado el envío de su enésima oferta, e intensificado sus contactos diplomáticos con Merkel, Hollande y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. De la propuesta helena se sabe poco, a pesar de que Atenas suele filtrar detalles. Fuentes oficiales citadas por Reuters y Bloomberg han explicado que esa oferta incluye la eliminación de las prejubilaciones a partir de 2016, la posibilidad de retocar el IVA y un incremento de impuestos a las grandes empresas. Las fuentes griegas consultadas han añadido que, en contrapartida, Grecia espera alguna concesión, relacionada con el alivio de la deuda.
No está nada claro que el plan griego vaya a ser suficiente, ni que los socios se comprometan a la reestructuración: el acuerdo sigue en el aire, a pesar de las terribles presiones sobre el sistema financiero griego, que la semana pasada vio esfumarse más de 4.000 millones de euros en depósitos. El BCE se reúne mañana de nuevo para estudiar qué hacer con la respiración asistida a las entidades. Los analistas dan por hecho que, sin un acuerdo político en la madrugada del lunes, la banca se vería abocada al control de capitales para evitar la quiebra. Pero las fuentes consultadas en Bruselas apuntan que el esperado acuerdo podría dilatarse hasta la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE del próximo jueves.
Claudi Pérez / María Antonia Sánchez-Vallejo
Bruselas / Atenas, El País
Crisis, tragedia, drama: todas ellas son palabras griegas, y todas ellas describen perfectamente el estado de la negociación entre Atenas y sus acreedores, que encara uno de sus momentos definitivos. Washington y el FMI redoblan las presiones sobre Europa para evitar un nuevo fracaso. El Gobierno de Alexis Tsipras ha ofrecido el enésimo plan “definitivo” para facilitar un acuerdo en la cumbre de este lunes y evitar un lío colosal en su sistema bancario, cuyas fugas de depósitos pueden acabar llevándose por delante al país entero.
Tsipras amenaza desde hace días con el “gran no” de Grecia a las exigencias de los acreedores, en referencia al poeta Constantino Cavafis, que glosó así la resistencia griega al fascismo en los años de plomo del siglo pasado. Contra Cavafis, Elvis Presley: una alta fuente europea citaba hoy el “es ahora o nunca” del rockero para resumir el estado de ánimo de las relaciones entre Grecia y sus acreedores. Washington se une a esa cacofonía de voces con el tono lóbrego de las grandes ocasiones: el secretario del Tesoro, Jack Lew, ha pedido a Grecia que adopte “decisiones difíciles”, pero ha avisado a los europeos de que las consecuencias de una nueva decepción serían “terribles” para todo el continente. Los europeos llevan semanas diciendo que la eurozona está mejor equipada que en 2012. Pero EE UU cree que Europa podría sufrir consecuencias graves en caso de una reedición de la crisis, sin nuevas balas en la recámara del BCE y con deudas públicas mucho más abultadas.
Grecia se enfrenta a una situación potencialmente explosiva en sus bancos, pero se mantiene firme y sostiene que Berlín y compañía también tienen que hacer concesiones. Miles de personas se han manifestado hoy en Atenas en contra de la austeridad. No era una concentración stricto sensu a favor del Gobierno, pese a que algunos de sus miembros han coreado en las redes sociales el lema de la convocatoria (“Ni un paso atrás, no nos dejamos chantajear”) y a la presencia de numerosas banderas de Syriza.
En la concentración ante el Parlamento ha habido sobre todo jubilados y empleados públicos, movilizados por el poderoso sindicato de los funcionarios. Esos son los dos colectivos que encarnan dos de las líneas rojas teóricamente irrenunciables del Gobierno: las pensiones y el mercado laboral.
Nueva oferta
A pesar de las protestas, la canciller Merkel y el presidente francés, François Hollande, han dejado claro que Atenas tiene que negociar antes con las instituciones y el Eurogrupo para esbozar un acuerdo técnico que sirva como base del pacto político al más alto nivel en la eurocumbre de mañana. Centrado en el cortísimo plazo, Tsipras ha cumplido y ha anunciado el envío de su enésima oferta, e intensificado sus contactos diplomáticos con Merkel, Hollande y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. De la propuesta helena se sabe poco, a pesar de que Atenas suele filtrar detalles. Fuentes oficiales citadas por Reuters y Bloomberg han explicado que esa oferta incluye la eliminación de las prejubilaciones a partir de 2016, la posibilidad de retocar el IVA y un incremento de impuestos a las grandes empresas. Las fuentes griegas consultadas han añadido que, en contrapartida, Grecia espera alguna concesión, relacionada con el alivio de la deuda.
No está nada claro que el plan griego vaya a ser suficiente, ni que los socios se comprometan a la reestructuración: el acuerdo sigue en el aire, a pesar de las terribles presiones sobre el sistema financiero griego, que la semana pasada vio esfumarse más de 4.000 millones de euros en depósitos. El BCE se reúne mañana de nuevo para estudiar qué hacer con la respiración asistida a las entidades. Los analistas dan por hecho que, sin un acuerdo político en la madrugada del lunes, la banca se vería abocada al control de capitales para evitar la quiebra. Pero las fuentes consultadas en Bruselas apuntan que el esperado acuerdo podría dilatarse hasta la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE del próximo jueves.