Kirchner reivindica su legado: “Hemos construido otra vez la patria”
La presidenta argentina carga en la celebración del día nacional contra sus críticos ante miles de seguidores y les pide más apoyo
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Cristina Fernández de Kirchner está ya muy cerca de abandonar el poder, en diciembre, porque no puede ser reelegida, pero aún conserva un importante apoyo popular. La presidenta argentina genera mucho rechazo, pero también adhesiones inquebrantables. Y esta noche, en la simbólica plaza de Mayo, en el día nacional por excelencia, el que recuerda el de 1810 en que empezó su camino hacia la independencia, ha querido exhibir su poderío ante miles de fieles dispuestos a esperar horas en pie para escucharla. Familias con niños, gente joven, ancianos, clase baja y clase media, había de todo en la plaza. Y allí, donde más cómoda se siente, la presidenta se lanzó con dureza contra todos los que la critican, contra la oposición, contra los medios de comunicación, contra los fondos buitre, contra “ONG que proliferan y uno nunca sabe de dónde sacan los fondos” y reivindicó su legado y sobre todo el de su marido, Néstor Kirchner, fallecido en 2010 y convertido por ella y los kirchneristas casi en un mártir.
“Hemos construido otra vez la patria. Tenemos patria y estamos orgullosos de ella. Él [nunca lo citó por el nombre] se encontró con pedazos esparcidos de un país, con falta de autoestima. Pero le sobraba voluntad para levantar la autoestima de un pueblo que había sido humillado”. El público, entusiasmado, coreaba: “Néstor no se murió, Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo la puta madre que los parió”.
A pesar de que era la celebración oficial de un día nacional, frente a la Casa Rosada y protagonizada por la jefa del Estado, el acto fue en todo momento un mitin peronista en el que tanto ella como el público se dedicaron a atacar a la oposición y a los medios críticos. Antes incluso de que empezara al hablar, al salir al estrado, el público la recibió con otro cántico elocuente: “tomala vos, damela a mí, el que no salta, es del Clarín”, en referencia al periódico más leído de Argentina. Ella se reía y después alentó estos cánticos al hacer referencia al silencio de los medios frente a los campos de tortura y los robos de niños durante la dictadura argentina.
La gente en la plaza siente que se queda huérfana al irse Cristina Fernández de Kirchner, y no parece muy convencida con sus sucesores, Daniel Scioli o Florencio Randazzo. “Para Cristina, la reelección”, coreaban. Ella lo intentó en 2013, con un posible cambio constitucional, pero su derrota frente a Sergio Massa, ahora candidato presidencial, frenó esa operación. La presidenta, que no apoya de momento a ningún candidato, parece querer influir al máximo en su sucesor, y pidió a sus seguidores que impidan que se cambie de línea. “No te vayas”, le gritaban. “No se trata de irse o de quedarse, este proyecto depende de ustedes”. “Muchos me preguntan: ¿Que va a pasar? Lo que ustedes quieran que pase”, insistía.
La presidenta, que no apoya de momento a ningún candidato, parece querer influir al máximo en su sucesor
Eso sí, dejó claro que no se va a retirar hasta el último día. “No tengan miedo, pueden difamar a mi hija, maltratar a mi hijo, pero mientras sea presidenta voy a seguir defendiendo a mi país. No tengo nada de qué avergonzarme, no tengo ninguna cuenta en el exterior”, insistió para responder a algunas denuncias.
Kirchner también utilizó el ejemplo español y el resultado de las últimas municipales en España para reivindicar su proyecto. “Hemos derrumbado los mitos de que nadie se podía apartar de lo que decía el FMI, de que no se podían subir los salarios. Miren lo que está pasando en Europa. En Barcelona y Madrid han ganado dos mujeres, una activista social y una ex jueza de 71 años que tenía un negocio para ayudar a expresas. Hay un mundo nuevo. Qué no nos vuelvan a poner anteojeras”.
La memoria de la dictadura argentina, uno de los ejes presente en sus discursos, no podía faltar para atacar a los medios pero también para buscar diferencias dentro del peronismo, entre los que, como Menem –que ahora apoya al kirchnerismo y al que ellos apoyaron en su día- hicieron la ley de punto final y los Kirchner. Pero sobre todo quería recordar que había peronistas entre las víctimas de la dictadura pero también entre los verdugos. “Nosotros tenemos que hacernos cargo de que entre los victimarios había algunos que se decían o eran de nuestro movimiento”, recordó la presidenta.
Después de atacar a todos los críticos, y enardecer los ánimos de la plaza, Kirchner hizo un llamamiento a la calma en país que vive una gran tensión política y una profunda división. “Por favor no exacerben los ánimos entre argentinos”, pidió a la oposición. “Los argentinos deben escuchar a todos los candidatos. Y elegir un rumbo, que no tengo duda, seguirá siendo el del cambio de estos 12 años”. Y ahí dejó orientada la campaña electoral, que por su parte se centrará en un solo mensaje: “Sé que a veces soy antipaticona, que algunos piensan que no soy humilde. Pero piensen, con una mano en el corazón, como estaban en mayo de 2003 y cómo están ahora. ¿No están un poco mejor?”
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Cristina Fernández de Kirchner está ya muy cerca de abandonar el poder, en diciembre, porque no puede ser reelegida, pero aún conserva un importante apoyo popular. La presidenta argentina genera mucho rechazo, pero también adhesiones inquebrantables. Y esta noche, en la simbólica plaza de Mayo, en el día nacional por excelencia, el que recuerda el de 1810 en que empezó su camino hacia la independencia, ha querido exhibir su poderío ante miles de fieles dispuestos a esperar horas en pie para escucharla. Familias con niños, gente joven, ancianos, clase baja y clase media, había de todo en la plaza. Y allí, donde más cómoda se siente, la presidenta se lanzó con dureza contra todos los que la critican, contra la oposición, contra los medios de comunicación, contra los fondos buitre, contra “ONG que proliferan y uno nunca sabe de dónde sacan los fondos” y reivindicó su legado y sobre todo el de su marido, Néstor Kirchner, fallecido en 2010 y convertido por ella y los kirchneristas casi en un mártir.
“Hemos construido otra vez la patria. Tenemos patria y estamos orgullosos de ella. Él [nunca lo citó por el nombre] se encontró con pedazos esparcidos de un país, con falta de autoestima. Pero le sobraba voluntad para levantar la autoestima de un pueblo que había sido humillado”. El público, entusiasmado, coreaba: “Néstor no se murió, Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo la puta madre que los parió”.
A pesar de que era la celebración oficial de un día nacional, frente a la Casa Rosada y protagonizada por la jefa del Estado, el acto fue en todo momento un mitin peronista en el que tanto ella como el público se dedicaron a atacar a la oposición y a los medios críticos. Antes incluso de que empezara al hablar, al salir al estrado, el público la recibió con otro cántico elocuente: “tomala vos, damela a mí, el que no salta, es del Clarín”, en referencia al periódico más leído de Argentina. Ella se reía y después alentó estos cánticos al hacer referencia al silencio de los medios frente a los campos de tortura y los robos de niños durante la dictadura argentina.
La gente en la plaza siente que se queda huérfana al irse Cristina Fernández de Kirchner, y no parece muy convencida con sus sucesores, Daniel Scioli o Florencio Randazzo. “Para Cristina, la reelección”, coreaban. Ella lo intentó en 2013, con un posible cambio constitucional, pero su derrota frente a Sergio Massa, ahora candidato presidencial, frenó esa operación. La presidenta, que no apoya de momento a ningún candidato, parece querer influir al máximo en su sucesor, y pidió a sus seguidores que impidan que se cambie de línea. “No te vayas”, le gritaban. “No se trata de irse o de quedarse, este proyecto depende de ustedes”. “Muchos me preguntan: ¿Que va a pasar? Lo que ustedes quieran que pase”, insistía.
La presidenta, que no apoya de momento a ningún candidato, parece querer influir al máximo en su sucesor
Eso sí, dejó claro que no se va a retirar hasta el último día. “No tengan miedo, pueden difamar a mi hija, maltratar a mi hijo, pero mientras sea presidenta voy a seguir defendiendo a mi país. No tengo nada de qué avergonzarme, no tengo ninguna cuenta en el exterior”, insistió para responder a algunas denuncias.
Kirchner también utilizó el ejemplo español y el resultado de las últimas municipales en España para reivindicar su proyecto. “Hemos derrumbado los mitos de que nadie se podía apartar de lo que decía el FMI, de que no se podían subir los salarios. Miren lo que está pasando en Europa. En Barcelona y Madrid han ganado dos mujeres, una activista social y una ex jueza de 71 años que tenía un negocio para ayudar a expresas. Hay un mundo nuevo. Qué no nos vuelvan a poner anteojeras”.
La memoria de la dictadura argentina, uno de los ejes presente en sus discursos, no podía faltar para atacar a los medios pero también para buscar diferencias dentro del peronismo, entre los que, como Menem –que ahora apoya al kirchnerismo y al que ellos apoyaron en su día- hicieron la ley de punto final y los Kirchner. Pero sobre todo quería recordar que había peronistas entre las víctimas de la dictadura pero también entre los verdugos. “Nosotros tenemos que hacernos cargo de que entre los victimarios había algunos que se decían o eran de nuestro movimiento”, recordó la presidenta.
Después de atacar a todos los críticos, y enardecer los ánimos de la plaza, Kirchner hizo un llamamiento a la calma en país que vive una gran tensión política y una profunda división. “Por favor no exacerben los ánimos entre argentinos”, pidió a la oposición. “Los argentinos deben escuchar a todos los candidatos. Y elegir un rumbo, que no tengo duda, seguirá siendo el del cambio de estos 12 años”. Y ahí dejó orientada la campaña electoral, que por su parte se centrará en un solo mensaje: “Sé que a veces soy antipaticona, que algunos piensan que no soy humilde. Pero piensen, con una mano en el corazón, como estaban en mayo de 2003 y cómo están ahora. ¿No están un poco mejor?”