Grecia descarta opción de referéndum, economía se tambalea
Atenas, Reuters
El Gobierno de Grecia descartó el miércoles precipitarse a un referendo para asegurar el apoyo público a unas reformas impopulares, optando en su lugar por hacer un esfuerzo final para lograr un compromiso con sus acreedores a fines de mes.
El primer ministro, Alexis Tsipras, cada vez con menos dinero y opciones, tenía previsto presidir el miércoles su tercera reunión de gabinete en cuatro días para buscar una salida a las complicadas conversaciones con sus prestamistas, que se niegan a entregar más ayuda si no hay reformas.
Agregando más presión al Gobierno, datos publicados el miércoles mostraron que el país volvió a la recesión en el primer trimestre, una situación que ya vivió recientemente durante seis años.
Los analistas culparon de la contracción de un 0,2 por ciento en la economía helena sobre todo al golpe a la confianza y la demanda que está suponiendo la situación.
Por ahora, el Ejecutivo asegura que su objetivo sigue siendo llegar a un acuerdo con los acreedores internacionales en vez de recurrir a un referendo o adelantar las elecciones.
En una reunión del gabinete celebrada el martes, Atenas reiteró sus esperanzas de sellar un acuerdo a fines de mes, cuando podría quedarse sin dinero si no llegan nuevos fondos.
"Estamos trabajando en favor de un compromiso honorable", dijo el ministro del Interior, Nikos Voutsis, al canal Mega TV. "Un recurso inmediato a un referendo o a elecciones no está en nuestro planes ahora mismo".
Las especulaciones acerca de un plebiscito crecieron en los últimos días, después de que Alemania sugirió que Grecia podría necesitar celebrar uno para aprobar las dolorosas reformas económicas en que insisten sus acreedores.
El acuerdo está demostrando ser esquivo pese a meses de conversaciones, sobre todo por la negativa de Tsipras de ceder a las exigencias de recortes adicionales en las pensiones y reformas laborales que faciliten el despido, medidas que, según el Gobierno, añadirían un dolor inaceptable a un pueblo que lleva mucho tiempo sufriendo.
En un adelanto de la resistencia que enfrentará Tsipras si hace más concesiones, el grupo de filiación comunista PAME pidió a los sindicatos que se manifiesten el 11 de junio y preparen una huelga en contra de cualquier medida nueva que se acepte como parte de un acuerdo con los acreedores.
El Ejecutivo heleno asegura que no traspasará sus "líneas rojas", pero que está haciendo todo lo posible para alcanzar un acuerdo y pidió a sus prestamistas que hagan también su parte.
"Estamos acelerando, estamos haciendo todo lo que se acordó", afirmó Nikos Pappas, un asesor de Tsipras, en la emisora Sto Kokkino. "Trabajaremos con la misma vigilancia y determinación para completar este acuerdo a pesar de los que quieren minarlo".
No obstante, los países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acusan a Atenas de tácticas dilatorias y de no mostrar compromiso suficiente con las reformas.
No llegar a un acuerdo podría tener consecuencias desastrosas para Grecia, que afrontó esta semana un pago de 750 millones de euros al FMI vaciando sus reservas en el organismo para evitar tocar sus exhaustas arcas.
Los datos presupuestarios del Gobierno mostraron también que el gasto público se redujo en 2.000 millones de euros, comparado con el objetivo previsto para los cuatro primeros meses del año, en un intento aparente de guardar dinero en medio de la tormenta financiera.
El Gobierno de Grecia descartó el miércoles precipitarse a un referendo para asegurar el apoyo público a unas reformas impopulares, optando en su lugar por hacer un esfuerzo final para lograr un compromiso con sus acreedores a fines de mes.
El primer ministro, Alexis Tsipras, cada vez con menos dinero y opciones, tenía previsto presidir el miércoles su tercera reunión de gabinete en cuatro días para buscar una salida a las complicadas conversaciones con sus prestamistas, que se niegan a entregar más ayuda si no hay reformas.
Agregando más presión al Gobierno, datos publicados el miércoles mostraron que el país volvió a la recesión en el primer trimestre, una situación que ya vivió recientemente durante seis años.
Los analistas culparon de la contracción de un 0,2 por ciento en la economía helena sobre todo al golpe a la confianza y la demanda que está suponiendo la situación.
Por ahora, el Ejecutivo asegura que su objetivo sigue siendo llegar a un acuerdo con los acreedores internacionales en vez de recurrir a un referendo o adelantar las elecciones.
En una reunión del gabinete celebrada el martes, Atenas reiteró sus esperanzas de sellar un acuerdo a fines de mes, cuando podría quedarse sin dinero si no llegan nuevos fondos.
"Estamos trabajando en favor de un compromiso honorable", dijo el ministro del Interior, Nikos Voutsis, al canal Mega TV. "Un recurso inmediato a un referendo o a elecciones no está en nuestro planes ahora mismo".
Las especulaciones acerca de un plebiscito crecieron en los últimos días, después de que Alemania sugirió que Grecia podría necesitar celebrar uno para aprobar las dolorosas reformas económicas en que insisten sus acreedores.
El acuerdo está demostrando ser esquivo pese a meses de conversaciones, sobre todo por la negativa de Tsipras de ceder a las exigencias de recortes adicionales en las pensiones y reformas laborales que faciliten el despido, medidas que, según el Gobierno, añadirían un dolor inaceptable a un pueblo que lleva mucho tiempo sufriendo.
En un adelanto de la resistencia que enfrentará Tsipras si hace más concesiones, el grupo de filiación comunista PAME pidió a los sindicatos que se manifiesten el 11 de junio y preparen una huelga en contra de cualquier medida nueva que se acepte como parte de un acuerdo con los acreedores.
El Ejecutivo heleno asegura que no traspasará sus "líneas rojas", pero que está haciendo todo lo posible para alcanzar un acuerdo y pidió a sus prestamistas que hagan también su parte.
"Estamos acelerando, estamos haciendo todo lo que se acordó", afirmó Nikos Pappas, un asesor de Tsipras, en la emisora Sto Kokkino. "Trabajaremos con la misma vigilancia y determinación para completar este acuerdo a pesar de los que quieren minarlo".
No obstante, los países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acusan a Atenas de tácticas dilatorias y de no mostrar compromiso suficiente con las reformas.
No llegar a un acuerdo podría tener consecuencias desastrosas para Grecia, que afrontó esta semana un pago de 750 millones de euros al FMI vaciando sus reservas en el organismo para evitar tocar sus exhaustas arcas.
Los datos presupuestarios del Gobierno mostraron también que el gasto público se redujo en 2.000 millones de euros, comparado con el objetivo previsto para los cuatro primeros meses del año, en un intento aparente de guardar dinero en medio de la tormenta financiera.