Desclasificados correos de Hillary Clinton sobre el ataque de Bengasi
En una de las comunicaciones, un amigo y exasesor de la exsecretaria de Estado le cuenta que el asalto al consulado fue un acto de terrorismo
Yolanda Monge
Washington, El País
El Departamento de Estado ha desclasificado casi 300 correos electrónicos de Hillary Clinton en su etapa como jefa de la diplomacia de Estados Unidos y en concreto los relativos al ataque que el consulado de Bengasi (Libia) sufrió en septiembre del año 2012, donde murió el embajador y otras tres personas.
Acceder a los mensajes publicados estaba resultando complicado este viernes, ya que el sitio web donde se había volcado la correspondencia iba muy lento en las descargas. Según publicaban varios medios norteamericanos, bastantes correos eran de Sidney Blumenthal, amigo y ex asesor de Clinton y hombre con negocios en Libia. Otros muchos correos eran artículos reenviados a la ex primera dama por parte de colaboradores y colegas.
Antes de ser desclasificados por Foggy Bottom (sede del departamento de Estado), los correos electrónicos ya habían sido revisados por el comité de la Cámara de Representantes que investiga el ataque de Bengasi en el que falleció el diplomático Chris Stevens. Los 296 correos publicados este viernes forman parte de los más de 30.000 mensajes de trabajo que la ahora candidata presidencial entregó al departamento de Estado tras extraerlos del servidor privado donde los guardaba en su casa del Estado de Nueva York. El departamento de Estado espera desclasificar las casi 55.000 páginas con correos electrónicos entre ahora y enero de 2016.
Desde el ataque de Bengasi, la oposición republicana ha criticado con dureza la gestión de la crisis por parte del departamento de Estado y la Casa Blanca, que en un principio atribuyó el asalto a la legación a una muchedumbre enfurecida que protestaba por un vídeo que se burlaba de Mahoma. Posteriormente, tampoco ha ayudado a la defensa de la exsecretaria saber que esta utilizó durante todo su tiempo en el departamento de Estado una cuenta de correo electrónica privada, lo que dejaba su correspondencia fuera del control del Gobierno e incluso de los archivos para la historia.
Forzada por la revelación hecha el pasado marzo por el diario The New York Times, que aseguraba que Clinton solo usó una cuenta de correo privado, la ex primera dama accedió a entregar su correspondencia electrónica auqnue antes borró lo que consideró de índole personal.
En uno de los correos ahora desclasificados, el antes mencionado Blumenthal escribía un informe a Clinton calificado como Confidencial un día después del caos vivido en Libia el 11 de septiembre. En ese memorando, Blumenthal explicaba que el presidente libio Mohammed Megaryev había dicho que el asalto había sido inspirado por el sacrilegio que muchos libios creyeron vivir al ver el vídeo del Profeta. Sin embargo, horas después, el mismo Blumenthal envía otro correo electrónico a la exsecretaria de Estado desde su teléfono móvil con el siguiente asunto: Acaba de suceder.
“Fuentes oficiales libias creen que el ataque ha sido llevado a cabo por fuerzas del grupo islamista denominado brigadas de Ansar Al Sharia”, leía el mensaje. Esos mensajes de Blumenthal a Clinton son solo dos de entre las docenas que le envió a la secretaria de Estado. Clinton reenviaba los mensajes de Blumenthal a sus colegas en Foggy Bottom, en ocasiones quitando el nombre de su antiguo asesor.
Con su carrera por la nominación demócrata recién iniciada, Clinton se encontraba este viernes en New Hampshire cuando conocía la noticia y comentaba a los periodistas que se alegraba de que empezara la desclasificación. “Es el comienzo”, declaró Clinton, para añadir a continuación que le gustaría que el proceso fuera "rápido para que todos sean públicos pronto”.
La exsecretaria podría verse obligada a testificar de nuevo en el Congreso para dar explicaciones de su actuación tras el asalto al consulado de la ciudad libia de Bengasi. El atentado se producía a pocas semanas de las elecciones presidenciales de 2012 y muchos republicanos vieron en el intento de la Casa Blanca de quitar transcedencia al asunto evitar que los demócratas no sufrieran un revés en las urnas.
Yolanda Monge
Washington, El País
El Departamento de Estado ha desclasificado casi 300 correos electrónicos de Hillary Clinton en su etapa como jefa de la diplomacia de Estados Unidos y en concreto los relativos al ataque que el consulado de Bengasi (Libia) sufrió en septiembre del año 2012, donde murió el embajador y otras tres personas.
Acceder a los mensajes publicados estaba resultando complicado este viernes, ya que el sitio web donde se había volcado la correspondencia iba muy lento en las descargas. Según publicaban varios medios norteamericanos, bastantes correos eran de Sidney Blumenthal, amigo y ex asesor de Clinton y hombre con negocios en Libia. Otros muchos correos eran artículos reenviados a la ex primera dama por parte de colaboradores y colegas.
Antes de ser desclasificados por Foggy Bottom (sede del departamento de Estado), los correos electrónicos ya habían sido revisados por el comité de la Cámara de Representantes que investiga el ataque de Bengasi en el que falleció el diplomático Chris Stevens. Los 296 correos publicados este viernes forman parte de los más de 30.000 mensajes de trabajo que la ahora candidata presidencial entregó al departamento de Estado tras extraerlos del servidor privado donde los guardaba en su casa del Estado de Nueva York. El departamento de Estado espera desclasificar las casi 55.000 páginas con correos electrónicos entre ahora y enero de 2016.
Desde el ataque de Bengasi, la oposición republicana ha criticado con dureza la gestión de la crisis por parte del departamento de Estado y la Casa Blanca, que en un principio atribuyó el asalto a la legación a una muchedumbre enfurecida que protestaba por un vídeo que se burlaba de Mahoma. Posteriormente, tampoco ha ayudado a la defensa de la exsecretaria saber que esta utilizó durante todo su tiempo en el departamento de Estado una cuenta de correo electrónica privada, lo que dejaba su correspondencia fuera del control del Gobierno e incluso de los archivos para la historia.
Forzada por la revelación hecha el pasado marzo por el diario The New York Times, que aseguraba que Clinton solo usó una cuenta de correo privado, la ex primera dama accedió a entregar su correspondencia electrónica auqnue antes borró lo que consideró de índole personal.
En uno de los correos ahora desclasificados, el antes mencionado Blumenthal escribía un informe a Clinton calificado como Confidencial un día después del caos vivido en Libia el 11 de septiembre. En ese memorando, Blumenthal explicaba que el presidente libio Mohammed Megaryev había dicho que el asalto había sido inspirado por el sacrilegio que muchos libios creyeron vivir al ver el vídeo del Profeta. Sin embargo, horas después, el mismo Blumenthal envía otro correo electrónico a la exsecretaria de Estado desde su teléfono móvil con el siguiente asunto: Acaba de suceder.
“Fuentes oficiales libias creen que el ataque ha sido llevado a cabo por fuerzas del grupo islamista denominado brigadas de Ansar Al Sharia”, leía el mensaje. Esos mensajes de Blumenthal a Clinton son solo dos de entre las docenas que le envió a la secretaria de Estado. Clinton reenviaba los mensajes de Blumenthal a sus colegas en Foggy Bottom, en ocasiones quitando el nombre de su antiguo asesor.
Con su carrera por la nominación demócrata recién iniciada, Clinton se encontraba este viernes en New Hampshire cuando conocía la noticia y comentaba a los periodistas que se alegraba de que empezara la desclasificación. “Es el comienzo”, declaró Clinton, para añadir a continuación que le gustaría que el proceso fuera "rápido para que todos sean públicos pronto”.
La exsecretaria podría verse obligada a testificar de nuevo en el Congreso para dar explicaciones de su actuación tras el asalto al consulado de la ciudad libia de Bengasi. El atentado se producía a pocas semanas de las elecciones presidenciales de 2012 y muchos republicanos vieron en el intento de la Casa Blanca de quitar transcedencia al asunto evitar que los demócratas no sufrieran un revés en las urnas.