La policía palestina llega a los suburbios de Jerusalén

Abu Dis, AP
Después de años de objeciones israelíes, policías palestinos armados con uniformes azules se han desplegado en los anárquicos suburbios de Jerusalén en Cisjordania, subrayando los intereses compartidos entre Israel y el autogobierno palestino, incluso en momentos de gran tensión política.


Los agentes esperan atrapar a decenas de delincuentes fugitivos y acabar con el rampante tráfico de drogas y autos robados en tres zonas árabes a las afueras de Jerusalén. La actividad criminal, que en ocasiones incluye colaboración entre árabes e israelíes, suele extenderse a territorio israelí, ya que es barrios judíos de Jerusalén donde se roban la mayoría de los autos y se venden parte de las drogas.

"El crimen no tiene color", comentó Adnan Damiri, portavoz de las fuerzas de seguridad palestinas. "Puede hacernos daño a nosotros y a ellos".

La larga ausencia de una fuerza de seguridad convencional en Abu Dis y otros suburbios árabes de Jerusalén está relacionada con la accidentada historia del conflicto palestino-israelí.

Según los acuerdos interinos de paz alcanzados en la década de 1990, Cisjordania se dividió en varias jurisdicciones. Israel mantuvo el control general sobre el territorio que había capturado en 1967, así como el este de Jerusalén y la Franja de Gaza. Pero un régimen de autogobierno palestino se ocupó del 38% del territorio.

Las ciudades palestinas asumieron autonomía plena, con un pequeño contingente de fuerzas de seguridad palestinas armadas. Los pueblos y aldeas más pequeñas recibieron un autogobierno limitado, con restricciones sobre el despliegue de policías palestinos.

Las restricciones eran especialmente duras en las comunidades próximas al este de Jerusalén, una zona anexionada por Israel y que los palestinos reclaman como su capital, explicaron autoridades palestinas.

En Abu Dis, que linda con el este de Jerusalén, había policía desarmada patrullando en la década de 1990, pero Israel ordenó su marcha tras el estallido de un alzamiento palestino armado contra el gobierno israelí en 2000.

Desde entonces, Israel sólo permitió el acceso a la policía palestina por motivos concretos, como el control de multitudes o detener a criminales prófugos, explicó Damiri. Al mismo tiempo, Abu Dis y otros suburbios árabes de Jerusalén quedaron fuera de la jurisdicción de la policía civil israelí, lo que dejó un vacío aprovechado por ladrones de autos y traficantes de drogas.

Este mes, Israel retiró por fin su veto y permitió el despliegue de 90 policías armados y uniformados en cuatro comunidades —Abu Dis, Azariyeh, Ram y Bidu— que tienen una población total de unas 130.000 personas.

Los vecinos celebraron la decisión.

"Necesitamos seguridad en este pueblo", dijo Ashraf al-Muhtasseb, propietario de un restaurante en Azariyeh. "Los ladrones se cuelan en las casas en pleno día, los conductores llevan autos robados y los chicos de 13 años fuman marihuana".

El despliegue policial forma parte de las complejas y a menudo contradictorias relaciones entre israelíes y palestinos.

La animosidad política es considerable, ya que ambas partes se preparan para un posible enfrentamiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional. Tras la reelección del conservador primer ministro Benjamin Netanyahu, la perspectiva de nuevas conversaciones de paz parece lejana. El presidente palestino, Mahmud Abás, que lidera el régimen de autogobierno, está bajo presión interna de que detenga la cooperación entre sus tropas e Israel contra su rival Hamas, un grupo miliciano islamista.

Por otro lado, Israel ha suavizado de forma significativa las restricciones al movimiento de los palestinos, impuestas en buena parte tras el alzamiento palestino de 2000.

Se calcula que unos 400.000 vecinos mayores de Cisjordania —mujeres por encima de los 50 y hombres de más de 55 años— pueden entrar en Israel y el este de Jerusalén sin permisos especiales. Ahora se permite que docenas de médicos palestinos manejen autos con matrículas de Cisjordania en Israel, una excepción poco habitual. Al mismo tiempo, Israel rebajó de 24 a 22 la edad mínima para hombres palestinos que entren a Israel para trabajar y ampliado a 53.000 la cantidad palestinos a los que se permite trabajar en Israel.

El teniente coronel Kobi Gertswolf, responsable de la rama de coordinación civil de Cogat, la agencia de defensa israelí responsable de asuntos civiles palestinos, dijo que ambas medidas fomentan la paz y la estabilidad.

"Queremos que cada vecino palestino corriente tenga la posibilidad de trabajar (...) y tener una vida normal. Éste es nuestro sencillo interés", dijo. "Todas estas medidas, pueden facilitar mucho la vida de los habitantes palestinos".

Algunos altos cargos palestinos creen que Netanyahu suaviza la tensión cotidiana porque no hay perspectivas de poner fin al conflicto. El primer ministro dijo que no permitirá la creación de un estado palestino durante su gobierno, aunque después matizó esa afirmación.

Netanyahu "facilita la vida diaria de la gente para evitar un estallido inminente", señaló Mohamed Ishtayeh, asesor de Abás.

En una mañana hace poco, agentes palestinos dirigían el tráfico en la abarrotada plaza principal de Azariyeh, cerca de Abu Dis, y patrullaban las calles aledañas.

"Queremos que la gente se acostumbre primero a ver el uniforme de policía, y después empezaremos a eliminar problemas", dijo el portavoz policial Loay Irzekat. "Empezaremos con las drogas porque es el problema más urgente".

La policía también intentará detener a docenas de fugitivos y confiscar los miles de autos robados o sin licencia que circulan en estas poblaciones.

Los 90 agentes desplegados tendrán sus propias comisarías, pero tendrán que coordinarse con Israel si quieren desplazarse a otras zonas de Cisjordania.

En Ram, un suburbio de 60.000 personas al nordeste de Jerusalén, la policía estableció su nueva sede en tres pisos de un antiguo edificio de apartamentos y colocó una bandera palestina en el tejado.

"Esperamos ver una nueva era en nuestro pueblo", dijo el alcalde, Ali Maslamani. "Una era de ley y orden tras un largo periodo de anarquía".

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