La Eurocámara pide a Turquía que reconozca el genocidio armenio
Ankara acusa al Parlamento Europeo de actuar movido por “la intolerancia religiosa" y afirma que la moción daña los relaciones con la UE y Armenia
BELÉN DOMÍNGUEZ C. / ANDRÉS MOURENZA
Bruselas / Estambul, El País
La Eurocámara exigió este miércoles a Turquía que reconozca el genocidio de más de un millón de armenios a manos del Imperio otomano, de cuyo inicio se cumplirán cien años el próximo 24 de abril. Los grupos políticos pactaron una resolución conjunta en la que piden a Turquía que aproveche la conmemoración del centenario de estos hechos para "asumir su pasado, reconocer el genocidio armenio y, de esta manera, allanar el camino para una verdadera reconciliación entre los pueblos turco y armenio".
El pleno del Parlamento, reunido en Bruselas, votó por una "amplia mayoría" —según la presidenta del pleno— la resolución que insta a que Turquía y Armenia "acerquen posturas, suavicen sus relaciones diplomáticas, abran sus fronteras y sienten las bases para la integración económica", según el texto. El Gobierno de la UE ha destinado, de hecho, dos millones de euros para promover la reconciliación entre ambos países euroasiáticos, informó Efe.
Pero las demandas del Parlamento dan un paso más y los eurodiputados reclaman a Ankara que haga "de buena fe" un inventario del patrimonio cultural de origen armenio que fue destruido o dañado en el territorio de la actual Turquía.
Algunos países, entre ellos España, no reconocen el término genocidio para referirse a la persecución que sufrió este pueblo en el Imperio otomano. Por eso, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kristalina Georgieva, enfatizó que no cabe denegar "la atrocidad horrorosa" acaecida "con independencia de las palabras que usemos para describir esto [en referencia al término genocidio]".
Turquía reconoce la muerte de cientos de miles de armenios durante su deportación en 1915 y el pasado año su Gobierno ofreció “condolencias” a las víctimas. Sin embargo, se niega a admitir que fuese un “genocidio” o respondiese a un plan de exterminio y lo enmarca dentro del conflictivo momento que vivía el Imperio otomano al inicio de la Primera Guerra Mundial, que incluyó la muerte de un gran número de musulmanes.
Así pues, y del mismo modo que ocurrió con las declaraciones del Papa Francisco el pasado domingo, Turquía ha reaccionado de forma airada a la resolución aprobada por la Eurocámara. En una dura nota, el Ministerio de Asuntos Exteriores turco acusó a los eurodiputados de actuar movidos por la “intolerancia religiosa y cultural” y de utilizar “los sucesos de 1915 para obstaculizar el desarrollo de las relaciones entre Turquía y la UE”, además de “no ayudar” a solventar los problemas entre Ankara y la República de Armenia, dos países sin relaciones diplomáticas.
Según el Gobierno turco, la moción del PE está basada “en los clichés de la propaganda armenia”, y considera que es “incompatible con el derecho internacional” y que “excede las funciones” de la Cámara europea. “No nos tomamos en serio este texto que masacra a la Historia y al derecho”, asegura el Ministerio turco en su comunicado, justificando su postura en lo que, cree, es poca representatividad del PE: “El que sólo el 42% de los ciudadanos de la UE participasen en las elecciones (europeas) de 2014 demuestra el lugar que tiene este Parlamento en la cultura política de la UE”.
De manera parecida se expresó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, poco antes de que el PE adoptase la resolución: “Entrará por una oreja y saldrá por la otra, porque no es posible que Turquía acepte tal crimen, tal pecado”. Además, Erdogan volvió a poner sobre la mesa la situación de los miles de inmigrantes armenios indocumentados en Turquía —cuyo número estimó en 100.000— a los que, dijo, su Gobierno ha tratado “sin discriminación”, insinuando que el Ejecutivo podría cambiar de parecer y deportarlos si sigue siendo presionado acerca del Genocidio.
Pero lo cierto es que, pese a lo dicho, en Ankara sí que importa lo que opinen otros países respecto a las matanzas de armenios y de si las reconocen o no como un “genocidio”. Lo muestra el hecho de que su titular de Exteriores, Mevlut Çavusoglu, tenga previsto acudir a Estados Unidos el mismo día del centenario para tratar de influir en los pasillos de Washington. Por el momento, desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Barack Obama no ha utilizado la palabra maldita, pero persisten dudas sobre qué terminología utilizará el 24 de abril. Este martes, en una rueda de prensa, la portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Marie Harf, pidió “un reconocimiento completo, franco y justo” de las atrocidades cometidas contra los armenios en los últimos años del Imperio Otomano.
Al mismo tiempo, en Turquía continúa la polémica por las palabras del Papa respecto al genocidio armenio y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, lo acusó este miércoles de “unirse a la conspiración” contra el partido islamista gobernante. Según el jefe de Gobierno turco, el Sumo Pontífice formaría parte de un supuesto “frente del mal” junto a la oposición socialdemócrata y kurda, a las que acusó de estar al servicio de un proyecto “extranjero”.
BELÉN DOMÍNGUEZ C. / ANDRÉS MOURENZA
Bruselas / Estambul, El País
La Eurocámara exigió este miércoles a Turquía que reconozca el genocidio de más de un millón de armenios a manos del Imperio otomano, de cuyo inicio se cumplirán cien años el próximo 24 de abril. Los grupos políticos pactaron una resolución conjunta en la que piden a Turquía que aproveche la conmemoración del centenario de estos hechos para "asumir su pasado, reconocer el genocidio armenio y, de esta manera, allanar el camino para una verdadera reconciliación entre los pueblos turco y armenio".
El pleno del Parlamento, reunido en Bruselas, votó por una "amplia mayoría" —según la presidenta del pleno— la resolución que insta a que Turquía y Armenia "acerquen posturas, suavicen sus relaciones diplomáticas, abran sus fronteras y sienten las bases para la integración económica", según el texto. El Gobierno de la UE ha destinado, de hecho, dos millones de euros para promover la reconciliación entre ambos países euroasiáticos, informó Efe.
Pero las demandas del Parlamento dan un paso más y los eurodiputados reclaman a Ankara que haga "de buena fe" un inventario del patrimonio cultural de origen armenio que fue destruido o dañado en el territorio de la actual Turquía.
Algunos países, entre ellos España, no reconocen el término genocidio para referirse a la persecución que sufrió este pueblo en el Imperio otomano. Por eso, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kristalina Georgieva, enfatizó que no cabe denegar "la atrocidad horrorosa" acaecida "con independencia de las palabras que usemos para describir esto [en referencia al término genocidio]".
Turquía reconoce la muerte de cientos de miles de armenios durante su deportación en 1915 y el pasado año su Gobierno ofreció “condolencias” a las víctimas. Sin embargo, se niega a admitir que fuese un “genocidio” o respondiese a un plan de exterminio y lo enmarca dentro del conflictivo momento que vivía el Imperio otomano al inicio de la Primera Guerra Mundial, que incluyó la muerte de un gran número de musulmanes.
Así pues, y del mismo modo que ocurrió con las declaraciones del Papa Francisco el pasado domingo, Turquía ha reaccionado de forma airada a la resolución aprobada por la Eurocámara. En una dura nota, el Ministerio de Asuntos Exteriores turco acusó a los eurodiputados de actuar movidos por la “intolerancia religiosa y cultural” y de utilizar “los sucesos de 1915 para obstaculizar el desarrollo de las relaciones entre Turquía y la UE”, además de “no ayudar” a solventar los problemas entre Ankara y la República de Armenia, dos países sin relaciones diplomáticas.
Según el Gobierno turco, la moción del PE está basada “en los clichés de la propaganda armenia”, y considera que es “incompatible con el derecho internacional” y que “excede las funciones” de la Cámara europea. “No nos tomamos en serio este texto que masacra a la Historia y al derecho”, asegura el Ministerio turco en su comunicado, justificando su postura en lo que, cree, es poca representatividad del PE: “El que sólo el 42% de los ciudadanos de la UE participasen en las elecciones (europeas) de 2014 demuestra el lugar que tiene este Parlamento en la cultura política de la UE”.
De manera parecida se expresó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, poco antes de que el PE adoptase la resolución: “Entrará por una oreja y saldrá por la otra, porque no es posible que Turquía acepte tal crimen, tal pecado”. Además, Erdogan volvió a poner sobre la mesa la situación de los miles de inmigrantes armenios indocumentados en Turquía —cuyo número estimó en 100.000— a los que, dijo, su Gobierno ha tratado “sin discriminación”, insinuando que el Ejecutivo podría cambiar de parecer y deportarlos si sigue siendo presionado acerca del Genocidio.
Pero lo cierto es que, pese a lo dicho, en Ankara sí que importa lo que opinen otros países respecto a las matanzas de armenios y de si las reconocen o no como un “genocidio”. Lo muestra el hecho de que su titular de Exteriores, Mevlut Çavusoglu, tenga previsto acudir a Estados Unidos el mismo día del centenario para tratar de influir en los pasillos de Washington. Por el momento, desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Barack Obama no ha utilizado la palabra maldita, pero persisten dudas sobre qué terminología utilizará el 24 de abril. Este martes, en una rueda de prensa, la portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Marie Harf, pidió “un reconocimiento completo, franco y justo” de las atrocidades cometidas contra los armenios en los últimos años del Imperio Otomano.
Al mismo tiempo, en Turquía continúa la polémica por las palabras del Papa respecto al genocidio armenio y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, lo acusó este miércoles de “unirse a la conspiración” contra el partido islamista gobernante. Según el jefe de Gobierno turco, el Sumo Pontífice formaría parte de un supuesto “frente del mal” junto a la oposición socialdemócrata y kurda, a las que acusó de estar al servicio de un proyecto “extranjero”.