La economía mundial, condenada a crecer menos, según el FMI

El Fondo calcula que la expansión a medio plazo estará muy por debajo de los niveles previos a la crisis

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Las economías avanzadas y emergentes crecerán durante los próximos cinco años a un ritmo muy inferior al registrado antes de la crisis. Es la consecuencia del derrumbe del sistema financiero hace seis años. Pero como señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un estudio que acompañará al informe de perspectivas globales, también hacen de lastre en el crecimiento el envejecimiento de la población, un menor incremento de la productividad y la débil inversión privada. Todo esto implica que los tipos de interés seguirán bajos durante un tiempo.


A partir de ahí, los técnicos del Fondo hacen cálculos tomando como referencia a 16 países del G20. En los años previos a la Gran Recesión, el crecimiento potencial de las economías avanzadas llegó a estar en el 2,4%. De ahí se redujo hasta el 1,3% de media entre 2008 y 2014. El estudio muestra que hubo un repunte de dos décimas porcentuales en los dos últimos ejercicios, pero la proyección es que ronde solo el 1,6% de aquí a 2020.

Davide Furceri, responsable del informe, explicó después en rueda de prensa que "parte" de este descenso en el potencial de crecimiento en las economías avanzadas era "esperado" por factores demográficos y la caída en la innovación. De hecho, señala que empezó a bajar a mediados de la pasada década, "antes de la crisis financiera". Pero gran parte del problema está en el hecho de que la economía crece menos de lo esperado tras el colapso financiero.

Es lo que los economistas llaman el “nuevo normal”. Los países emergentes, los que hicieron de flotador de la economía global durante la crisis, tampoco se escapan de la corrección. Si durante el periodo de expansión entre 2001 y 2007 su crecimiento potencial llegó al 7,4%, ahora se proyecta que siga cayendo, casi dos puntos, hasta el 5,2% de media para el periodo 2015 a 2020.

Las economías más punteras del mundo en desarrollo lograron mantener el crecimiento potencial en el 6,5% durante el periodo posterior a la crisis financiera, en gran medida porque se convirtieron en una alternativa para las inversiones. Pero durante los últimos dos años se observó ya un cambio de tendencia en el perfil de crecimiento de las economías emergentes, como advierte el Banco Mundial.
Envejecimiento de la población

Aunque los dos grupos son diferentes, hay elementos comunes que explican la reducción del crecimiento potencial. El más evidente es el “efecto negativo” vinculado a factores demográficos, y en concreto el envejecimiento de la población. El segundo, las trabas que afectan a la creación de capital y la inversión. Y tercero, un menor crecimiento de la productividad porque los avances tecnológicos y las posibilidades de mejora se acercan cada vez más al límite.

Este menor crecimiento a medio plazo, advierte el FMI, presenta un nuevo reto. Cita, en concreto, las dificultades para preservar la sostenibilidad de las cuentas públicas, es decir, complicará el recorte del déficit y la deuda. También anticipa que este bajo perfil de crecimiento provocará que los tipos de interés estén más bajos de lo normal y eso restará margen de maniobra a los bancos centrales al hacer frente a situaciones adversas.

“Elevar el crecimiento potencial debe ser una prioridad”, reiteran los autores. El Fondo Monetario Internacional presentará en una semana sus previsiones de crecimiento, en vísperas de celebrar su cumbre semestral en Washington. El organismo insiste en la necesidad de apuntalar el crecimiento con reformas estructurales, a la vez que se invierte en innovación e infraestructuras.

Para apoyar esta idea, el FMI publica un estudio específico sobre la inversión privada en los países avanzados. La recuperación, señalan los relatores, ha sido “pequeña” tras la contracción del 25% que sufrió durante los años de la crisis financiera -en España se acercó al 40%. Es un síntoma, señala, de la debilidad que sigue sufriendo la economía. La baja demanda es un factor dominante.

También cita restricciones del lado financiero que hacen que las empresas se lo piensen antes de invertir. El Fondo identifica además como factor la incertidumbre política en algunos países del sur de Europa, entre los que cita a España. Por eso insiste en que es necesario un esfuerzo fiscal y monetario para apoyar el crecimiento y así elevar la inversión, aunque admite que será difícil que recupere la tendencia previa a la Gran Recesión.

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