Alemania y Reino Unido dan un giro y se implican en la crisis mediterránea
La UE aceptará acoger al menos a 5.000 refugiados más de países en conflicto
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Las tragedias en el Mediterráneo han propiciado una inusual unanimidad en el mensaje de los líderes europeos. Por encima de las diferencias sobre política migratoria, la prioridad es hoy salvar vidas. El cambio de actitud de Alemania y de Reino Unido, dos de los países hasta ahora más reacios a hablar de operaciones de salvamento marítimo por el supuesto efecto llamada que provocan, ha sido decisivo en este nuevo clima político. “Hay que poner fin a estos cargueros de la muerte”, sentenció este miércoles el primer ministro británico, David Cameron, hasta ahora muy crítico con la actuación italiana en sus costas.
Tres días después de convocar de urgencia un encuentro para afrontar este desafío, los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen este jueves en Bruselas para adoptar medidas que a corto plazo contengan las muertes de quienes tratan de llegar a Europa y, a largo, suavicen las salidas de barcos de los países vecinos del sur, particularmente de Libia. Los líderes han decidido “al menos duplicar” el presupuesto y los medios de las dos operaciones europeas de vigilancia —y al final de salvamento— que existen en el Mediterráneo: Tritón, que vigila las costas italianas con una dotación mensual de 2,9 millones de euros, y Poseidón, desplegada en el mar Egeo, con unos ocho millones al año. Así figura en un borrador del documento que tienen previsto aprobar este jueves.
Varios presidentes o primeros ministros anunciarán sus contribuciones adicionales a estas misiones marítimas, entre ellos el propio Cameron. Fuentes británicas rehúsan concretar si Londres aportará un barco u otros equipos, como se ha especulado, pero aseguran que el primer ministro presentará una oferta para Tritón. Ese paso adelante se une a la mayor disposición de Alemania a afrontar el problema de los naufragios. “Lo más importante es que hagamos lo necesario para evitar que las víctimas fallezcan de manera agónica a las puertas del Mediterráneo”, enfatizó la canciller alemana, Angela Merkel, poco después de la tragedia del barco hundido con entre 700 y 900 personas cerca de Italia.
Más espinoso resulta el plan para luchar contra las mafias organizadas, con la destrucción de los barcos incautados a los traficantes como punto principal. La idea, vivamente apoyada por Italia, España y Malta, suscita simpatías en el resto de países, pero el Consejo Europeo —representa a los Estados miembros— estudia el encaje legal de una misión de ese tipo.
“No se puede combatir a los traficantes sin tomar en serio la propuesta de [Matteo] Renzi: arrestar o destruir los barcos antes de que puedan ser usados. La idea de Tusk [el presidente del Consejo] está muy cercana a la de Renzi, pero no vamos a solventar ese problema en la cumbre”, asegura un alto cargo del Consejo. Para poder destruir barcos, la misión europea debería tener carácter militar y para intervenir en un país tercero como Libia se requiere el consentimiento de las autoridades nacionales —algo inviable ahora porque Libia carece de Estado— o un mandato de Naciones Unidas. Los líderes europeos pedirán al servicio diplomático que “comience inmediatamente” a diseñar esta operación, “de acuerdo con las normas internacionales”, según el borrador.
Con carácter aún más inmediato, los países se comprometerán a acoger al menos a 5.000 refugiados de países cercanos a la zona de conflicto en Oriente Próximo y reconocidos como tal por la ONU. Los países deberán acometer, de momento de manera voluntaria, un mayor esfuerzo en este terreno, en el que Europa se ha implicado muy poco. El año pasado los países miembros acogieron a poco más de 7.000 personas, frente a los millones de refugiados que residen en los países vecinos de Siria e Irak.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se reunió este miércoles con la presidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini-Zuma, y acordaron cooperar más en inmigración. “Está claro que la prioridad es salvar vidas humanas”, aseguró Juncker, que prometió ayuda en la lucha contra los traficantes.
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Las tragedias en el Mediterráneo han propiciado una inusual unanimidad en el mensaje de los líderes europeos. Por encima de las diferencias sobre política migratoria, la prioridad es hoy salvar vidas. El cambio de actitud de Alemania y de Reino Unido, dos de los países hasta ahora más reacios a hablar de operaciones de salvamento marítimo por el supuesto efecto llamada que provocan, ha sido decisivo en este nuevo clima político. “Hay que poner fin a estos cargueros de la muerte”, sentenció este miércoles el primer ministro británico, David Cameron, hasta ahora muy crítico con la actuación italiana en sus costas.
Tres días después de convocar de urgencia un encuentro para afrontar este desafío, los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen este jueves en Bruselas para adoptar medidas que a corto plazo contengan las muertes de quienes tratan de llegar a Europa y, a largo, suavicen las salidas de barcos de los países vecinos del sur, particularmente de Libia. Los líderes han decidido “al menos duplicar” el presupuesto y los medios de las dos operaciones europeas de vigilancia —y al final de salvamento— que existen en el Mediterráneo: Tritón, que vigila las costas italianas con una dotación mensual de 2,9 millones de euros, y Poseidón, desplegada en el mar Egeo, con unos ocho millones al año. Así figura en un borrador del documento que tienen previsto aprobar este jueves.
Varios presidentes o primeros ministros anunciarán sus contribuciones adicionales a estas misiones marítimas, entre ellos el propio Cameron. Fuentes británicas rehúsan concretar si Londres aportará un barco u otros equipos, como se ha especulado, pero aseguran que el primer ministro presentará una oferta para Tritón. Ese paso adelante se une a la mayor disposición de Alemania a afrontar el problema de los naufragios. “Lo más importante es que hagamos lo necesario para evitar que las víctimas fallezcan de manera agónica a las puertas del Mediterráneo”, enfatizó la canciller alemana, Angela Merkel, poco después de la tragedia del barco hundido con entre 700 y 900 personas cerca de Italia.
Más espinoso resulta el plan para luchar contra las mafias organizadas, con la destrucción de los barcos incautados a los traficantes como punto principal. La idea, vivamente apoyada por Italia, España y Malta, suscita simpatías en el resto de países, pero el Consejo Europeo —representa a los Estados miembros— estudia el encaje legal de una misión de ese tipo.
“No se puede combatir a los traficantes sin tomar en serio la propuesta de [Matteo] Renzi: arrestar o destruir los barcos antes de que puedan ser usados. La idea de Tusk [el presidente del Consejo] está muy cercana a la de Renzi, pero no vamos a solventar ese problema en la cumbre”, asegura un alto cargo del Consejo. Para poder destruir barcos, la misión europea debería tener carácter militar y para intervenir en un país tercero como Libia se requiere el consentimiento de las autoridades nacionales —algo inviable ahora porque Libia carece de Estado— o un mandato de Naciones Unidas. Los líderes europeos pedirán al servicio diplomático que “comience inmediatamente” a diseñar esta operación, “de acuerdo con las normas internacionales”, según el borrador.
Con carácter aún más inmediato, los países se comprometerán a acoger al menos a 5.000 refugiados de países cercanos a la zona de conflicto en Oriente Próximo y reconocidos como tal por la ONU. Los países deberán acometer, de momento de manera voluntaria, un mayor esfuerzo en este terreno, en el que Europa se ha implicado muy poco. El año pasado los países miembros acogieron a poco más de 7.000 personas, frente a los millones de refugiados que residen en los países vecinos de Siria e Irak.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se reunió este miércoles con la presidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini-Zuma, y acordaron cooperar más en inmigración. “Está claro que la prioridad es salvar vidas humanas”, aseguró Juncker, que prometió ayuda en la lucha contra los traficantes.