Alarmante caída del stock de alimentos en Venezuela
lanacion.com
Los venezolanos, que llevan meses formados en largas filas para poder ingresar en los supermercados, no han visto aún lo peor de la escasez provocada por el colapso del modelo populista del chavismo, pero podrían hacerlo dentro de poco ante las advertencias de que los inventarios de los alimentos en el país han caído a niveles alarmantes.
"Los organismos gremiales, que incluyen a las industrias farmacéutica y alimentos, están llegando a inventarios críticos", dijo recientemente Eduardo Garmendia, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) en una entrevista.
"Todo el sistema industrial está afectado por las dificultades para adquirir materias primas, pero obviamente es natural que los productos de primera necesidad sientan el efecto más importante porque el impacto directo es mayor, estamos hablando de medicinas y alimentos", afirmó Garmendia.
En el caso de los alimentos, los inventarios de las principales industrias productoras del país alcanzan para menos de un mes, según datos de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea).
"En lo que va del año, hay empresas de alimentos a las que no se le ha asignado ni un dólar", dijo Pablo Baraybar, presidente de Cavidea. "En algunas líneas nos quedan inventarios de 10 a 20 días."
Para el venezolano en la calle, eso significa que las ya extensas dificultades que enfrenta para poner el pan sobre la mesa están por incrementarse exponencialmente.
"Hay una verdadera tormenta que se está formando por falta de dólares. La situación es desesperada y está en vías de tornarse peor", comentó Russell M. Dallen, editor en jefe de Latin American Herald Tribune, que lleva años siguiendo de cerca el comportamiento de la realidad venezolana.
"En los próximos dos o tres meses, vamos a ver una escasez terrible, mucho peor de la que se ha visto hasta el momento. No solamente porque los niveles de inventarios ya están por el piso, sino porque en este momento aún no se están autorizando las importaciones" de los productos que se van a necesitar dentro de ocho o 12 semanas.
La mayoría de las industrias que operan en el país llevan ya bastante tiempo operando a niveles muy inferiores de su capacidad instalada de producción, debido, entre otras razones, a las grandes dificultades para encontrar materia prima.
Pero lo que podría producirse al cabo de pocas semanas es la paralización total al secarse los insumos, ya que las empresas no están recibiendo del gobierno los dólares para importarlos, dijo Dallen.
Algunos empresarios piensan que esto se debe a las dudas entre las autoridades económicas del gobierno de Nicolás Maduro sobre cuál de las distintas tasas cambiaras debería ser usada para realizar la operación, debido a las vastas diferencias entre cada una de ellas, con una tasa que se encuentra vigente en 6,3 bolívares por dólar, otra que está en cerca de los 12 bolívares, una tercera que está en 190 bolívares y la del mercado negro que está actualmente en 250 bolívares.
Pero la teoría que cobra mayor fuerza es la de que el gobierno simplemente no tiene los dólares requeridos para importar los productos.
El colapso de los precios del crudo, generador de más del 95 por ciento de los dólares que ingresan en el país, aunado a las enormes deudas contraídas por el gobierno bolivariano a lo largo de los últimos 15 años han dejado al gobierno este año con una necesidad de conseguir financiamiento externo por más de 23.000 millones de dólares para poder mantener los niveles de abastecimiento que tuvo el año pasado.
Ésa es la razón por la que el gobierno le ha estado realizando gran publicidad a la posibilidad de que China esté dispuesta a aportar $ 10.000 millones en préstamos para el desarrollo de proyectos en Venezuela, dijo Dallen.
Pero el dinero chino cuando llegue, sí es que llega a materializarse este año, podrá ser usado sólo para importar bienes del país asiático a ser usados en los proyectos concretos que fueron aprobados, lo cual no necesariamente brindará alivio para los millones de venezolanos que a partir de unas semanas podrían no encontrar leche o harina de maíz en las góndolas después de pasar todo el día haciendo cola para ingresar en el supermercado.
Para el economista Alexander Guerrero, una agudización de la escasez afectaría en primera instancia la oferta de alimentos y productos de las grandes cadenas de supermercados y los grandes mercados, los cuales ya están siendo controlados por el gobierno para implantar límites a las ventas de productos dependiendo de la terminación de los números de las tarjetas de identidad de los consumidores.
Y gran parte de los productos que sí estarán disponibles en Venezuela terminarán apareciendo en el mercado negro, que aun cuando se ha convertido en el blanco de frecuentes acusaciones del propio gobierno de ser uno de los principales causantes de la escasez del país es, en realidad, alimentado por funcionarios corruptos.
Los venezolanos, que llevan meses formados en largas filas para poder ingresar en los supermercados, no han visto aún lo peor de la escasez provocada por el colapso del modelo populista del chavismo, pero podrían hacerlo dentro de poco ante las advertencias de que los inventarios de los alimentos en el país han caído a niveles alarmantes.
"Los organismos gremiales, que incluyen a las industrias farmacéutica y alimentos, están llegando a inventarios críticos", dijo recientemente Eduardo Garmendia, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) en una entrevista.
"Todo el sistema industrial está afectado por las dificultades para adquirir materias primas, pero obviamente es natural que los productos de primera necesidad sientan el efecto más importante porque el impacto directo es mayor, estamos hablando de medicinas y alimentos", afirmó Garmendia.
En el caso de los alimentos, los inventarios de las principales industrias productoras del país alcanzan para menos de un mes, según datos de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea).
"En lo que va del año, hay empresas de alimentos a las que no se le ha asignado ni un dólar", dijo Pablo Baraybar, presidente de Cavidea. "En algunas líneas nos quedan inventarios de 10 a 20 días."
Para el venezolano en la calle, eso significa que las ya extensas dificultades que enfrenta para poner el pan sobre la mesa están por incrementarse exponencialmente.
"Hay una verdadera tormenta que se está formando por falta de dólares. La situación es desesperada y está en vías de tornarse peor", comentó Russell M. Dallen, editor en jefe de Latin American Herald Tribune, que lleva años siguiendo de cerca el comportamiento de la realidad venezolana.
"En los próximos dos o tres meses, vamos a ver una escasez terrible, mucho peor de la que se ha visto hasta el momento. No solamente porque los niveles de inventarios ya están por el piso, sino porque en este momento aún no se están autorizando las importaciones" de los productos que se van a necesitar dentro de ocho o 12 semanas.
La mayoría de las industrias que operan en el país llevan ya bastante tiempo operando a niveles muy inferiores de su capacidad instalada de producción, debido, entre otras razones, a las grandes dificultades para encontrar materia prima.
Pero lo que podría producirse al cabo de pocas semanas es la paralización total al secarse los insumos, ya que las empresas no están recibiendo del gobierno los dólares para importarlos, dijo Dallen.
Algunos empresarios piensan que esto se debe a las dudas entre las autoridades económicas del gobierno de Nicolás Maduro sobre cuál de las distintas tasas cambiaras debería ser usada para realizar la operación, debido a las vastas diferencias entre cada una de ellas, con una tasa que se encuentra vigente en 6,3 bolívares por dólar, otra que está en cerca de los 12 bolívares, una tercera que está en 190 bolívares y la del mercado negro que está actualmente en 250 bolívares.
Pero la teoría que cobra mayor fuerza es la de que el gobierno simplemente no tiene los dólares requeridos para importar los productos.
El colapso de los precios del crudo, generador de más del 95 por ciento de los dólares que ingresan en el país, aunado a las enormes deudas contraídas por el gobierno bolivariano a lo largo de los últimos 15 años han dejado al gobierno este año con una necesidad de conseguir financiamiento externo por más de 23.000 millones de dólares para poder mantener los niveles de abastecimiento que tuvo el año pasado.
Ésa es la razón por la que el gobierno le ha estado realizando gran publicidad a la posibilidad de que China esté dispuesta a aportar $ 10.000 millones en préstamos para el desarrollo de proyectos en Venezuela, dijo Dallen.
Pero el dinero chino cuando llegue, sí es que llega a materializarse este año, podrá ser usado sólo para importar bienes del país asiático a ser usados en los proyectos concretos que fueron aprobados, lo cual no necesariamente brindará alivio para los millones de venezolanos que a partir de unas semanas podrían no encontrar leche o harina de maíz en las góndolas después de pasar todo el día haciendo cola para ingresar en el supermercado.
Para el economista Alexander Guerrero, una agudización de la escasez afectaría en primera instancia la oferta de alimentos y productos de las grandes cadenas de supermercados y los grandes mercados, los cuales ya están siendo controlados por el gobierno para implantar límites a las ventas de productos dependiendo de la terminación de los números de las tarjetas de identidad de los consumidores.
Y gran parte de los productos que sí estarán disponibles en Venezuela terminarán apareciendo en el mercado negro, que aun cuando se ha convertido en el blanco de frecuentes acusaciones del propio gobierno de ser uno de los principales causantes de la escasez del país es, en realidad, alimentado por funcionarios corruptos.