Netanyahu intenta socavar en Washington la negociación con Irán
El primer ministro de Israel asegura que su intención no ha sido faltar al respeto del presidente Barack Obama al aceptar la invitación para hablar en el Capitolio
Yolanda Monge
Washington, El País
Decir que el discurso que dará mañana en el Capitolio de Washington el primer ministro israelí pone en peligro las relaciones de Estados Unidos con Israel es quedarse corto, ya que llega tras seis años de desconfianza y agravios protagonizados por Barack Obama y Benjamin Netanyahu.
Si hubiera que encontrar un símil que casase a la perfección con la relación entre el presidente de EE UU y el primer ministro de Israel no habría otro mejor que el que los equipararía a un matrimonio que sigue unido por el bien de los niños. Y seguirá no importa qué.
Desencuentros entre el Ejecutivo israelí y Washington los ha habido antes, como recordaba el ministro de Exteriores Avigdor Lieberman respecto a los sufridos durante el mandato de Menajem Beguin, pero nunca como ahora se habían dañado décadas de apoyo bipartidista unánime a la cuestión israelí. La interesada alianza Boehner-Netanyahu, con la que este último pretende hacer descarrilar las negociaciones con Irán, ha situado las relaciones EE UU-Israel en su punto más bajo desde que el presidente Eisenhower amenazase con sanciones al Estado israelí durante la crisis por el Canal de Suez en 1956 y ha provocado que un apoyo que era monolítico se torne en un enfrentamiento político.
No hay mejor prueba de lo anterior que la actuación de los miembros judíos en el Congreso de EE UU, todos demócratas menos uno republicano. Esta mañana, a un día de que Netanyahu compareciese ante ambas Cámaras del Congreso para hablar sobre “el potencial acuerdo que amenaza la supervivencia de Israel” —en palabras del propio primer ministro—, 30 demócratas —cuatro senadores y 26 representantes— aseguraban que no asistirían al discurso. La mitad de ellos son políticos negros que ven en la aceptación del primer ministro de la invitación unilateral del presidente de la Cámara de Representantes una falta de respeto hacia Obama al desafiar su política exterior. Cerca de media docena son judíos y representan el 21% de los miembros de esa confesión religiosa en el Congreso.
Que Netanyahu se viera forzado a decir durante su alocución de hoy en la conferencia anual en Washington de la AIPAC (Comité de Relaciones Públicas Israel-Estados Unidos) que su intención al aceptar la invitación republicana no era faltar “el respeto al presidente Obama ni al puesto que representa” era una prueba más del daño hecho, ya que, como el valor a los marines, el respeto hacia el mandatario se presupone cuando se es invitado en su país.
Netanyahu ha insistió hoy —como lo hará mañana— en que sentía “la obligación moral” de advertir de los peligros de un acuerdo nuclear con Irán y que no se quedaría callado “mientras quede tiempo” para evitarlo. Utilizando un mapa que mostraba los lazos de Irán con el terrorismo en varios continentes, Netanyahu dijo que Irán amenaza la existencia de Israel. “Esto es lo que Irán hace ahora sin armas nucleares”, explicó el líder del Likud. “Imaginen lo que hará con armas nucleares”.
Con la invitación al primer ministro israelí, Boehner busca evitar que el presidente no imponga sanciones a Irán y Netanyhau traza la línea para no hacer concesiones a Teherán
Netanyahu y Obama discrepan sobre la posición que debe mantener la comunidad internacional sobre Irán. Si el dirigente israelí comparte con el Partido Republicano la necesidad de nuevas sanciones contra Teherán, el mandatario norteamericano ha avisado de que vetará cualquier iniciativa en ese sentido, porque considera que podrían torpedear las negociaciones con el régimen de los ayatolás —lo que busca Netanyahu—, cuyo plazo termina el 31 de marzo. Con la invitación a Netanyahu, Boehner busca debilitar ese postulado y el primer ministro israelí trazaba la línea de no hacer concesiones a Teherán.
La semana pasada, la asesora de seguridad nacional de Obama, Susan Rice, calificó de “destructiva” para la relación bilateral la aceptación de la invitación republicana —de espaldas a la Casa Blanca— de Netanyahu. Hoy, Samantha Power, embajadora norteamericana ante la ONU, refutó los temores del primer ministro y aseguró en el foro de la AIPAC que “EE UU no permitirá a Irán obtener un arma nuclear. Punto”.
Power recordó a la audiencia que la Casa Blanca de Obama ha invertido más de 20.000 millones de dólares en la seguridad de Israel. “Creemos que la diplomacia es el camino preferido para lograr nuestro objetivo”, dijo Powers. “Pero si la diplomacia falla, somos conscientes como el que más de los riesgos de un Irán dotado de armas nucleares. No dejaremos que eso suceda”, prosiguió, para finalizar diciendo que nunca “se pondrá el sol en el compromiso de EE UU con la seguridad de Israel”. “Nunca”, apostilló.
Yolanda Monge
Washington, El País
Decir que el discurso que dará mañana en el Capitolio de Washington el primer ministro israelí pone en peligro las relaciones de Estados Unidos con Israel es quedarse corto, ya que llega tras seis años de desconfianza y agravios protagonizados por Barack Obama y Benjamin Netanyahu.
Si hubiera que encontrar un símil que casase a la perfección con la relación entre el presidente de EE UU y el primer ministro de Israel no habría otro mejor que el que los equipararía a un matrimonio que sigue unido por el bien de los niños. Y seguirá no importa qué.
Desencuentros entre el Ejecutivo israelí y Washington los ha habido antes, como recordaba el ministro de Exteriores Avigdor Lieberman respecto a los sufridos durante el mandato de Menajem Beguin, pero nunca como ahora se habían dañado décadas de apoyo bipartidista unánime a la cuestión israelí. La interesada alianza Boehner-Netanyahu, con la que este último pretende hacer descarrilar las negociaciones con Irán, ha situado las relaciones EE UU-Israel en su punto más bajo desde que el presidente Eisenhower amenazase con sanciones al Estado israelí durante la crisis por el Canal de Suez en 1956 y ha provocado que un apoyo que era monolítico se torne en un enfrentamiento político.
No hay mejor prueba de lo anterior que la actuación de los miembros judíos en el Congreso de EE UU, todos demócratas menos uno republicano. Esta mañana, a un día de que Netanyahu compareciese ante ambas Cámaras del Congreso para hablar sobre “el potencial acuerdo que amenaza la supervivencia de Israel” —en palabras del propio primer ministro—, 30 demócratas —cuatro senadores y 26 representantes— aseguraban que no asistirían al discurso. La mitad de ellos son políticos negros que ven en la aceptación del primer ministro de la invitación unilateral del presidente de la Cámara de Representantes una falta de respeto hacia Obama al desafiar su política exterior. Cerca de media docena son judíos y representan el 21% de los miembros de esa confesión religiosa en el Congreso.
Que Netanyahu se viera forzado a decir durante su alocución de hoy en la conferencia anual en Washington de la AIPAC (Comité de Relaciones Públicas Israel-Estados Unidos) que su intención al aceptar la invitación republicana no era faltar “el respeto al presidente Obama ni al puesto que representa” era una prueba más del daño hecho, ya que, como el valor a los marines, el respeto hacia el mandatario se presupone cuando se es invitado en su país.
Netanyahu ha insistió hoy —como lo hará mañana— en que sentía “la obligación moral” de advertir de los peligros de un acuerdo nuclear con Irán y que no se quedaría callado “mientras quede tiempo” para evitarlo. Utilizando un mapa que mostraba los lazos de Irán con el terrorismo en varios continentes, Netanyahu dijo que Irán amenaza la existencia de Israel. “Esto es lo que Irán hace ahora sin armas nucleares”, explicó el líder del Likud. “Imaginen lo que hará con armas nucleares”.
Con la invitación al primer ministro israelí, Boehner busca evitar que el presidente no imponga sanciones a Irán y Netanyhau traza la línea para no hacer concesiones a Teherán
Netanyahu y Obama discrepan sobre la posición que debe mantener la comunidad internacional sobre Irán. Si el dirigente israelí comparte con el Partido Republicano la necesidad de nuevas sanciones contra Teherán, el mandatario norteamericano ha avisado de que vetará cualquier iniciativa en ese sentido, porque considera que podrían torpedear las negociaciones con el régimen de los ayatolás —lo que busca Netanyahu—, cuyo plazo termina el 31 de marzo. Con la invitación a Netanyahu, Boehner busca debilitar ese postulado y el primer ministro israelí trazaba la línea de no hacer concesiones a Teherán.
La semana pasada, la asesora de seguridad nacional de Obama, Susan Rice, calificó de “destructiva” para la relación bilateral la aceptación de la invitación republicana —de espaldas a la Casa Blanca— de Netanyahu. Hoy, Samantha Power, embajadora norteamericana ante la ONU, refutó los temores del primer ministro y aseguró en el foro de la AIPAC que “EE UU no permitirá a Irán obtener un arma nuclear. Punto”.
Power recordó a la audiencia que la Casa Blanca de Obama ha invertido más de 20.000 millones de dólares en la seguridad de Israel. “Creemos que la diplomacia es el camino preferido para lograr nuestro objetivo”, dijo Powers. “Pero si la diplomacia falla, somos conscientes como el que más de los riesgos de un Irán dotado de armas nucleares. No dejaremos que eso suceda”, prosiguió, para finalizar diciendo que nunca “se pondrá el sol en el compromiso de EE UU con la seguridad de Israel”. “Nunca”, apostilló.