Las ONG aceleran la ayuda a Vanuatu tras el ciclón Pam
Port Vila, AP
Las agencias humanitarias se apresuraban el miércoles para llevar la comida y el agua que necesitan con urgencia los sobrevivientes en las islas exteriores de Vanuatu, después de que un monstruoso ciclón arrasara pueblos enteros y golpeara amplias zonas del país del Pacífico.
Cooperantes y autoridades preparaban un barco lleno de suministros para enviarlo a la afectada isla Tanna , donde el 80 por ciento de las viviendas y edificios quedaron parcial o totalmente destruidos por el ciclón Pam, según las observaciones desde el aire.
"Hay un paisaje de esqueletos de árboles y mosaicos de siluetas cuadradas donde solían estar las casas", dijo Angus Hohenboken, del grupo humanitario Oxfam. "En verdad es una vista bastante desoladora".
La falta de comida era una preocupación creciente para los que sobrevivieron a la tormenta, que mostraba vientos de hasta 270 kilómetros (168 millas) por hora cuando golpeó el archipiélago el sábado.
"Todo el mundo en Tanna y otras islas en el sur, viven vidas muy de subsistencia, así que cultivan lo que necesitan para un breve periodo (...) Y la realidad es que buena parte de eso se habría visto arrasada por esta tormenta", explicó Tom Perry, portavoz de CARE Australia. "Es una grave preocupación porque necesitamos desesperadamente llevar pronto comida a la gente".
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios informó de 11 muertes confirmadas, cinco de ellas en Tanna. La Oficina de la Gestión Nacional de Desastres no tenía cifras precisas de muertos, y las agencias humanitarias dieron cifras dispares de víctimas.
Mucha gente se refugió en edificios grandes como escuelas e iglesias, lo que probablemente salvó sus vidas.
Vanuatu tiene una población de 267.000 personas, de las que unas 47.000 viven en la capital, Port Vila.
El archipiélago suele verse expuesto a desastres naturales como terremotos y tormentas. Por eso, los grupos de ayuda tienen programas de largo alcance que enseñan a los residentes a prepararse para los desastres, y la mayoría de las comunidades tienen edificios diseñados como centros de evacuación durante las tormentas, dijo Hanna Butler, cooperante de Cruz Roja en Vanuatu.
Los trabajadores de auxilio con material médico, sanitario, agua, comida y material de refugio llegaron por fin a Tanna y la vecina isla de Erromango, después de que el mal tiempo y la caída de las comunicaciones complicaran sus esfuerzos durante varios días. Las dos islas estaban en pleno rumbo de la tormenta.
Una evaluación desde el aire mostró extensos daños en Erromango, la cuarta isla más grande del país y donde había comunidades destruidas entre un 70 y un 100%. En otras islas, las tripulaciones aéreas dijeron haber visto grandes marcas blancas con forma de "H'' trazadas por los sobrevivientes para pedir ayuda, mientras que la gente en la isla de Tongoa hizo señales luminosas con espejos para captar su atención, indicó Colin Collett van Rooyen, director de Oxfam en Vanuatu.
En Tanna, los fuertes vientos del ciclón arrancaron depósitos de agua y los arrastraron varios kilómetros (millas), dijo Hohenboken, que viajó a la isla. Las cosechas estaban destruidas y la electricidad no funcionaba, ya que los paneles solares de muchas viviendas estaban destrozados.
El hospital de la isla funcionaba con un generador diésel, pero sólo quedaba combustible para dos semanas y parte del suministro de agua del hospital estaba inutilizado por contaminación, señaló.
Mientras tanto, el temor a una epidemia de sarampión llevó a los cooperantes a lanzar una campaña de vacunación de emergencia entre menores de todo el país, que tiene una baja tasa de inmunización y ya sufrió un brote de la enfermedad este mes.
El mal tiempo y los problemas de comunicación llevaban días complicando los intentos de acceder a las islas exteriores. La mayoría de las islas no tienen aeropuertos, y cuando existen se trata de pequeñas pistas donde resulta difícil aterrizar grandes aviones de suministros. En la isla principal de Efate se habían derrumbado varios puentes a las afueras de la capital, impidiendo el tránsito de vehículos.
Las agencias humanitarias se apresuraban el miércoles para llevar la comida y el agua que necesitan con urgencia los sobrevivientes en las islas exteriores de Vanuatu, después de que un monstruoso ciclón arrasara pueblos enteros y golpeara amplias zonas del país del Pacífico.
Cooperantes y autoridades preparaban un barco lleno de suministros para enviarlo a la afectada isla Tanna , donde el 80 por ciento de las viviendas y edificios quedaron parcial o totalmente destruidos por el ciclón Pam, según las observaciones desde el aire.
"Hay un paisaje de esqueletos de árboles y mosaicos de siluetas cuadradas donde solían estar las casas", dijo Angus Hohenboken, del grupo humanitario Oxfam. "En verdad es una vista bastante desoladora".
La falta de comida era una preocupación creciente para los que sobrevivieron a la tormenta, que mostraba vientos de hasta 270 kilómetros (168 millas) por hora cuando golpeó el archipiélago el sábado.
"Todo el mundo en Tanna y otras islas en el sur, viven vidas muy de subsistencia, así que cultivan lo que necesitan para un breve periodo (...) Y la realidad es que buena parte de eso se habría visto arrasada por esta tormenta", explicó Tom Perry, portavoz de CARE Australia. "Es una grave preocupación porque necesitamos desesperadamente llevar pronto comida a la gente".
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios informó de 11 muertes confirmadas, cinco de ellas en Tanna. La Oficina de la Gestión Nacional de Desastres no tenía cifras precisas de muertos, y las agencias humanitarias dieron cifras dispares de víctimas.
Mucha gente se refugió en edificios grandes como escuelas e iglesias, lo que probablemente salvó sus vidas.
Vanuatu tiene una población de 267.000 personas, de las que unas 47.000 viven en la capital, Port Vila.
El archipiélago suele verse expuesto a desastres naturales como terremotos y tormentas. Por eso, los grupos de ayuda tienen programas de largo alcance que enseñan a los residentes a prepararse para los desastres, y la mayoría de las comunidades tienen edificios diseñados como centros de evacuación durante las tormentas, dijo Hanna Butler, cooperante de Cruz Roja en Vanuatu.
Los trabajadores de auxilio con material médico, sanitario, agua, comida y material de refugio llegaron por fin a Tanna y la vecina isla de Erromango, después de que el mal tiempo y la caída de las comunicaciones complicaran sus esfuerzos durante varios días. Las dos islas estaban en pleno rumbo de la tormenta.
Una evaluación desde el aire mostró extensos daños en Erromango, la cuarta isla más grande del país y donde había comunidades destruidas entre un 70 y un 100%. En otras islas, las tripulaciones aéreas dijeron haber visto grandes marcas blancas con forma de "H'' trazadas por los sobrevivientes para pedir ayuda, mientras que la gente en la isla de Tongoa hizo señales luminosas con espejos para captar su atención, indicó Colin Collett van Rooyen, director de Oxfam en Vanuatu.
En Tanna, los fuertes vientos del ciclón arrancaron depósitos de agua y los arrastraron varios kilómetros (millas), dijo Hohenboken, que viajó a la isla. Las cosechas estaban destruidas y la electricidad no funcionaba, ya que los paneles solares de muchas viviendas estaban destrozados.
El hospital de la isla funcionaba con un generador diésel, pero sólo quedaba combustible para dos semanas y parte del suministro de agua del hospital estaba inutilizado por contaminación, señaló.
Mientras tanto, el temor a una epidemia de sarampión llevó a los cooperantes a lanzar una campaña de vacunación de emergencia entre menores de todo el país, que tiene una baja tasa de inmunización y ya sufrió un brote de la enfermedad este mes.
El mal tiempo y los problemas de comunicación llevaban días complicando los intentos de acceder a las islas exteriores. La mayoría de las islas no tienen aeropuertos, y cuando existen se trata de pequeñas pistas donde resulta difícil aterrizar grandes aviones de suministros. En la isla principal de Efate se habían derrumbado varios puentes a las afueras de la capital, impidiendo el tránsito de vehículos.