El asesinato de Nemtsov debilita al movimiento de oposición a Putin
La anexión de Crimea abrió un cisma en las filas disidentes
Pilar Bonet
Moscú, El País
El asesinato de Borís Nemtsov deja a la frágil oposición liberal rusa en una situación “lamentable” y peor de lo que sus líderes quieren admitir en público. Compañeros de militancia de Nemtsov coinciden en que era un “personaje clave e irremplazable” contra la política del presidente Vladímir Putin, por “su capacidad organizativa, su trabajo cualificado y sus posibilidades de apoyo financiero”.
La popularidad de Putin supera el 80% y, por mucho escepticismo que despierten las encuestas, el líder sería elegido de nuevo si se celebraran comicios en las condiciones actuales. Rusia Unida (RU), el partido del Kremlin, es mayoritario en la Duma Estatal (Cámara baja), donde las otras tres fuerzas representadas —teóricamente de oposición— secundan su política.
“El nacionalismo, el militarismo y el populismo es la línea común de los cuatro partidos de la Duma”, afirma Vladímir Rizhkov, refiriéndose a RU y a sus teóricos oponentes: Rusia Justa, que se presenta como socialdemócrata; el Partido Liberal Democrático de Vladímir Zhirinovski y el Partido Comunista. “Se ha producido una convergencia” y el Kremlin ha “ocupado el espacio de la oposición al presidente Borís Yeltsin”, explica Rizhkov.
Fuera de la Duma, intentan sobrevivir otros partidos como Yábloko (liberal con un ala socialdemócrata), presente en la Duma Estatal de 1993 a 2007. Hoy, Yábloko sólo tiene representación municipal y regional, con 12 diputados dispersos en tres Parlamentos provinciales. Su ventaja ante otras fuerzas extraparlamentarias es el apoyo financiero del presupuesto estatal por haber superado el 3% en las legislativas de 2011, donde no llegó al 5% requerido para tener diputados.
Nemtsov era diputado en el Parlamento provincial de Yaroslavl por PRP-PARNAS, el partido en el que varios ex altos cargos estatales fusionaron sus respectivos grupos de apoyo en 2012. Esos políticos, marginados en época de Putin, se manifestaron juntos por “unas elecciones limpias” contra las irregularidades de las parlamentarias de 2011 y de las presidenciales de 2012. Muchos se preguntan qué fue de aquel potente movimiento que sacó entonces a la calle a decenas de miles de personas (entre ellos la llamada “clase creativa” de jóvenes profesionales sofisticados).
Los procesos y las condenas que siguieron a la manifestación del 6 de mayo de 2012 en Moscú, en vísperas de la toma de posesión de Putin, actuaron de forma disuasoria, opina Rizhkov. En el llamado caso Bolótnaia —por el nombre de la plaza escenario del evento— hubo centenares de detenidos y se incoaron una treintena de procesos contra acusados de pegar a la policía. En las cárceles rusas todavía hay 10 activistas cumpliendo condenas de hasta 4,5 años.
Las cabezas visibles
Alexéi Navalni. Con 38 años, este abogado, populista, trata de compaginar nacionalismo con liberalismo y ha publicado en Internet numerosas investigaciones sobre corrupción. En 2013 quedó segundo en las elecciones a la alcaldía de Moscú con el 27%. Arrestado en múltiples ocasiones por participar en protestas, fue acusado de estafas y condenado a 5 años y a 3,5 años de libertad condicional. Estaba en la cárcel por repartir octavillas cuando mataron a Nemtsov.
Mijaíl Kasiánov, de 57 años, fue jefe del Gobierno (2000- 2004) y antes ministro de Finanzas. Se opuso al procesamiento del oligarca petrolero Mijaíl Jodorkovski y en 2008 le fue denegado el registro como candidato a la presidencia de Rusia. Copresidente, junto con Nemtsov, del PRP-PARNAS.
Vladímir Rizhkov, 48 años, fue diputado (1993-2007) y vicejefe de la Duma en 1997. Es muy competente en la forja de consenso parlamentario. Abandonó la presidencia del PRP-PARNAS por diferencias con Kasiánov y Nemtsov. Historiador de formación, es profesor de Economía
Serguéi Udaltsov, 38 años, dirige el Frente de Izquierda. Está en prisión tras ser condenado a 4,5 años por desórdenes en 2012, en una manifestación en vísperas de la toma de posesión de Vladímir Putin. Es partidario de reanimar la desaparecida Unión Soviética.
Grigori Yavlinski, 62 años, diputado en el Parlamento de San Petersburgo. Economista y autor en los noventa del plan de reformas económicas. Su candidatura a la presidencia en 2012 fue rechazada.
María Arjípova, miembro del Comité 6 de Mayo, afirma que “los procesos estuvieron plagados de irregularidades”. En su día, el Defensor del Pueblo de Rusia consideró que los enfrentamientos entre manifestantes y agentes no fueron “desórdenes masivos”, como pretenden las autoridades. Los arrestos de sospechosos continúan, el último, Iván Nepomniashij, el 25 de febrero pasado.
La anexión de Crimea provocó una fractura suplementaria a la oposición. “Fue un trauma colosal. En 2011 y 2012, los activistas de diferentes convicciones políticas dejamos de lado nuestras diferencias sobre cómo construir el futuro de Rusia y estuvimos unidos contra las autoridades, pero Crimea nos dividió internamente a todos, a los liberales y a los de izquierda”, afirma Arjípova.
Militar en la oposición conlleva el riesgo de “verse perjudicado en los intereses particulares o familiares”, afirma Rizhkov. “Para mantener un partido y participar en elecciones hace falta dinero. Si un empresario quiere financiar a la oposición, los servicios secretos le recomendarán que no lo haga, y si desobedece, le arruinarán el negocio con uno u otro pretexto”, dice.
Legalmente, bastan 500 personas para fundar un partido en Rusia, dice Rizhkov, según el cual “en la vida real ese partido no se puede registrar, como le sucede a Navalni, que lleva tres años intentándolo, o, si se registra, no se encuentra dinero para participar en las elecciones, y si se participa, las falsifican y no se puede demostrar”.
Rizhkov dice conocer “a centenares de personas que se han ido por razones políticas” y opina que “tras la muerte de Borís [Nemtsov] se marcharán todavía más”. Varios miembros del equipo anticorrupción de Navalni se trasladaron al extranjero, donde reside el ajedrecista Gari Kaspárov, vehemente crítico del presidente de Rusia. Desde Suiza, el exmagnate Mijáil Jodorkovski ha apoyado a la oposición en Rusia con el lanzamiento de una plataforma digital de carácter amplio.
Pilar Bonet
Moscú, El País
El asesinato de Borís Nemtsov deja a la frágil oposición liberal rusa en una situación “lamentable” y peor de lo que sus líderes quieren admitir en público. Compañeros de militancia de Nemtsov coinciden en que era un “personaje clave e irremplazable” contra la política del presidente Vladímir Putin, por “su capacidad organizativa, su trabajo cualificado y sus posibilidades de apoyo financiero”.
La popularidad de Putin supera el 80% y, por mucho escepticismo que despierten las encuestas, el líder sería elegido de nuevo si se celebraran comicios en las condiciones actuales. Rusia Unida (RU), el partido del Kremlin, es mayoritario en la Duma Estatal (Cámara baja), donde las otras tres fuerzas representadas —teóricamente de oposición— secundan su política.
“El nacionalismo, el militarismo y el populismo es la línea común de los cuatro partidos de la Duma”, afirma Vladímir Rizhkov, refiriéndose a RU y a sus teóricos oponentes: Rusia Justa, que se presenta como socialdemócrata; el Partido Liberal Democrático de Vladímir Zhirinovski y el Partido Comunista. “Se ha producido una convergencia” y el Kremlin ha “ocupado el espacio de la oposición al presidente Borís Yeltsin”, explica Rizhkov.
Fuera de la Duma, intentan sobrevivir otros partidos como Yábloko (liberal con un ala socialdemócrata), presente en la Duma Estatal de 1993 a 2007. Hoy, Yábloko sólo tiene representación municipal y regional, con 12 diputados dispersos en tres Parlamentos provinciales. Su ventaja ante otras fuerzas extraparlamentarias es el apoyo financiero del presupuesto estatal por haber superado el 3% en las legislativas de 2011, donde no llegó al 5% requerido para tener diputados.
Nemtsov era diputado en el Parlamento provincial de Yaroslavl por PRP-PARNAS, el partido en el que varios ex altos cargos estatales fusionaron sus respectivos grupos de apoyo en 2012. Esos políticos, marginados en época de Putin, se manifestaron juntos por “unas elecciones limpias” contra las irregularidades de las parlamentarias de 2011 y de las presidenciales de 2012. Muchos se preguntan qué fue de aquel potente movimiento que sacó entonces a la calle a decenas de miles de personas (entre ellos la llamada “clase creativa” de jóvenes profesionales sofisticados).
Los procesos y las condenas que siguieron a la manifestación del 6 de mayo de 2012 en Moscú, en vísperas de la toma de posesión de Putin, actuaron de forma disuasoria, opina Rizhkov. En el llamado caso Bolótnaia —por el nombre de la plaza escenario del evento— hubo centenares de detenidos y se incoaron una treintena de procesos contra acusados de pegar a la policía. En las cárceles rusas todavía hay 10 activistas cumpliendo condenas de hasta 4,5 años.
Las cabezas visibles
Alexéi Navalni. Con 38 años, este abogado, populista, trata de compaginar nacionalismo con liberalismo y ha publicado en Internet numerosas investigaciones sobre corrupción. En 2013 quedó segundo en las elecciones a la alcaldía de Moscú con el 27%. Arrestado en múltiples ocasiones por participar en protestas, fue acusado de estafas y condenado a 5 años y a 3,5 años de libertad condicional. Estaba en la cárcel por repartir octavillas cuando mataron a Nemtsov.
Mijaíl Kasiánov, de 57 años, fue jefe del Gobierno (2000- 2004) y antes ministro de Finanzas. Se opuso al procesamiento del oligarca petrolero Mijaíl Jodorkovski y en 2008 le fue denegado el registro como candidato a la presidencia de Rusia. Copresidente, junto con Nemtsov, del PRP-PARNAS.
Vladímir Rizhkov, 48 años, fue diputado (1993-2007) y vicejefe de la Duma en 1997. Es muy competente en la forja de consenso parlamentario. Abandonó la presidencia del PRP-PARNAS por diferencias con Kasiánov y Nemtsov. Historiador de formación, es profesor de Economía
Serguéi Udaltsov, 38 años, dirige el Frente de Izquierda. Está en prisión tras ser condenado a 4,5 años por desórdenes en 2012, en una manifestación en vísperas de la toma de posesión de Vladímir Putin. Es partidario de reanimar la desaparecida Unión Soviética.
Grigori Yavlinski, 62 años, diputado en el Parlamento de San Petersburgo. Economista y autor en los noventa del plan de reformas económicas. Su candidatura a la presidencia en 2012 fue rechazada.
María Arjípova, miembro del Comité 6 de Mayo, afirma que “los procesos estuvieron plagados de irregularidades”. En su día, el Defensor del Pueblo de Rusia consideró que los enfrentamientos entre manifestantes y agentes no fueron “desórdenes masivos”, como pretenden las autoridades. Los arrestos de sospechosos continúan, el último, Iván Nepomniashij, el 25 de febrero pasado.
La anexión de Crimea provocó una fractura suplementaria a la oposición. “Fue un trauma colosal. En 2011 y 2012, los activistas de diferentes convicciones políticas dejamos de lado nuestras diferencias sobre cómo construir el futuro de Rusia y estuvimos unidos contra las autoridades, pero Crimea nos dividió internamente a todos, a los liberales y a los de izquierda”, afirma Arjípova.
Militar en la oposición conlleva el riesgo de “verse perjudicado en los intereses particulares o familiares”, afirma Rizhkov. “Para mantener un partido y participar en elecciones hace falta dinero. Si un empresario quiere financiar a la oposición, los servicios secretos le recomendarán que no lo haga, y si desobedece, le arruinarán el negocio con uno u otro pretexto”, dice.
Legalmente, bastan 500 personas para fundar un partido en Rusia, dice Rizhkov, según el cual “en la vida real ese partido no se puede registrar, como le sucede a Navalni, que lleva tres años intentándolo, o, si se registra, no se encuentra dinero para participar en las elecciones, y si se participa, las falsifican y no se puede demostrar”.
Rizhkov dice conocer “a centenares de personas que se han ido por razones políticas” y opina que “tras la muerte de Borís [Nemtsov] se marcharán todavía más”. Varios miembros del equipo anticorrupción de Navalni se trasladaron al extranjero, donde reside el ajedrecista Gari Kaspárov, vehemente crítico del presidente de Rusia. Desde Suiza, el exmagnate Mijáil Jodorkovski ha apoyado a la oposición en Rusia con el lanzamiento de una plataforma digital de carácter amplio.