Con ayuda de aliados, parece que Assad mantendrá el poder en Siria
Beirut, Reuters
Mientras Estados Unidos e Irán negocian las etapas finales de un acuerdo nuclear, aún están muy distantes en otra área del conflicto: el futuro del presidente sirio, Bashar al-Assad.
Ahora parece más probable que Assad sobreviva a la crisis siria que en cualquier otro momento desde que comenzó el conflicto hace cuatro años. El respaldo de Irán a su aparentemente confiado aliado en Damasco es tan sólido como siempre.
Los días en que Assad estaba mayormente ausente de la vista y en que su mera aparición generaba noticias han dado paso a reportes casi diarios sobre sus actividades.
Entre sus visitantes recientes figuran cuatro miembros del Parlamento francés que desafiaron la política de su Gobierno respecto de encuentros con Assad.
Sin duda que la guerra civil ha debilitado a Assad, pero el mandatario es más fuerte que los grupos que luchan para derrocarlo. Poderosos estados aún quieren ver su salida, pero han mostrado menos resolución que los aliados que lo respaldan.
Mientras la crisis se acerca al cuarto aniversario desde su inicio, la exigencia de la salida de Assad se oye cada vez con menor frecuencia entre sus enemigos occidentales, pues la atención ha pasado a enfocarse en Estado Islámico, un enemigo que comparten con el líder sirio.
Mientras que Estados Unidos y sus enemigos árabes bombardean a los yihadistas en el norte y el este, Assad y sus aliados lanzaron una gran ofensiva contra rebeldes e islamistas en un área de mayor importancia para ellos, la frontera sur cerca de Israel y Jordania.
En Damasco, observadores cercanos al Gobierno ven eso como el inicio de una fase que pondrá fin al conflicto bajo los términos de Assad.
El grupo libanés Hezbollah, respaldado por Irán, está apoyando la campaña en el sur y asesores iraníes están en el campo, en un reflejo de la situación en Irak, donde están ayudando a supervisar operaciones contra Estado Islámico, dijo un alto funcionario de Oriente Medio familiarizado con la política siria e iraní.
"La batalla en Siria aún es muy larga, pero sin amenazas existenciales para el Gobierno", agregó el funcionario.
El respaldo continuo a Assad ha ido en contra de las esperanzas de gobiernos occidentales de que éste disminuya debido a que la caída de los precios del petróleo hace más caro para Teherán fortalecer la devastada economía siria, o mientras Irán negocia con potencias mundiales un pacto nuclear.
"Los iraníes aún ven a Assad como el hombre principal", sostuvo el funcionario, que habló bajo condición de anonimato debido a que su evaluación se basó en conversaciones privadas. "Él es el punto focal de su relación con Siria", agregó.
Rusia tampoco muestra señales de querer abandonar al líder sirio, que está en el centro de dos luchas: entre Moscú y Occidente y entre la Arabia Saudita suní y el Irán chií.
En tanto, un aparentemente confiado Assad se ha embarcado en una campaña de diplomacia pública y ha concedido cinco entrevistas desde diciembre.
Tres de ellas fueron con entidades con sede en algunos de los países occidentales que más se oponen a su mandato: Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
La guerra en Siria dejó más de 200.000 muertos y desplazó a cerca de la mitad de la población, según cifras de la ONU.
Damasco acusa a sus detractores occidentales y del Golfo Pérsico de querer destruir al país al dar ayuda a una insurgencia que ahora es dominada por yihadistas que son una amenaza para Occidente.
Mientras Estados Unidos e Irán negocian las etapas finales de un acuerdo nuclear, aún están muy distantes en otra área del conflicto: el futuro del presidente sirio, Bashar al-Assad.
Ahora parece más probable que Assad sobreviva a la crisis siria que en cualquier otro momento desde que comenzó el conflicto hace cuatro años. El respaldo de Irán a su aparentemente confiado aliado en Damasco es tan sólido como siempre.
Los días en que Assad estaba mayormente ausente de la vista y en que su mera aparición generaba noticias han dado paso a reportes casi diarios sobre sus actividades.
Entre sus visitantes recientes figuran cuatro miembros del Parlamento francés que desafiaron la política de su Gobierno respecto de encuentros con Assad.
Sin duda que la guerra civil ha debilitado a Assad, pero el mandatario es más fuerte que los grupos que luchan para derrocarlo. Poderosos estados aún quieren ver su salida, pero han mostrado menos resolución que los aliados que lo respaldan.
Mientras la crisis se acerca al cuarto aniversario desde su inicio, la exigencia de la salida de Assad se oye cada vez con menor frecuencia entre sus enemigos occidentales, pues la atención ha pasado a enfocarse en Estado Islámico, un enemigo que comparten con el líder sirio.
Mientras que Estados Unidos y sus enemigos árabes bombardean a los yihadistas en el norte y el este, Assad y sus aliados lanzaron una gran ofensiva contra rebeldes e islamistas en un área de mayor importancia para ellos, la frontera sur cerca de Israel y Jordania.
En Damasco, observadores cercanos al Gobierno ven eso como el inicio de una fase que pondrá fin al conflicto bajo los términos de Assad.
El grupo libanés Hezbollah, respaldado por Irán, está apoyando la campaña en el sur y asesores iraníes están en el campo, en un reflejo de la situación en Irak, donde están ayudando a supervisar operaciones contra Estado Islámico, dijo un alto funcionario de Oriente Medio familiarizado con la política siria e iraní.
"La batalla en Siria aún es muy larga, pero sin amenazas existenciales para el Gobierno", agregó el funcionario.
El respaldo continuo a Assad ha ido en contra de las esperanzas de gobiernos occidentales de que éste disminuya debido a que la caída de los precios del petróleo hace más caro para Teherán fortalecer la devastada economía siria, o mientras Irán negocia con potencias mundiales un pacto nuclear.
"Los iraníes aún ven a Assad como el hombre principal", sostuvo el funcionario, que habló bajo condición de anonimato debido a que su evaluación se basó en conversaciones privadas. "Él es el punto focal de su relación con Siria", agregó.
Rusia tampoco muestra señales de querer abandonar al líder sirio, que está en el centro de dos luchas: entre Moscú y Occidente y entre la Arabia Saudita suní y el Irán chií.
En tanto, un aparentemente confiado Assad se ha embarcado en una campaña de diplomacia pública y ha concedido cinco entrevistas desde diciembre.
Tres de ellas fueron con entidades con sede en algunos de los países occidentales que más se oponen a su mandato: Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
La guerra en Siria dejó más de 200.000 muertos y desplazó a cerca de la mitad de la población, según cifras de la ONU.
Damasco acusa a sus detractores occidentales y del Golfo Pérsico de querer destruir al país al dar ayuda a una insurgencia que ahora es dominada por yihadistas que son una amenaza para Occidente.