Alemania se prepara para otro lustro de austeridad
Merkel invertirá este año 4.200 millones más pero renuncia a endeudarse hasta 2019
Luis Doncel
Berlín, El País
La canciller Angela Merkel no pierde ocasión para alabar lo que considera uno de los grandes logros de su Gobierno: la aprobación del primer presupuesto equilibrado desde 1969. La gran coalición que gobierna Alemania se propone ahora un objetivo más ambicioso. El Ministerio de Finanzas prevé mantener la política de deuda cero durante el próximo lustro, según las directrices financieras para el periodo 2016–2019.
El Gobierno considera además que tiene margen de maniobra para invertir este año 4.200 millones de euros no previstos, aumento de gasto que aprobará el próximo miércoles el Consejo de Ministros, según explicaron ayer fuentes gubernamentales. Berlín ha recibido en los últimos tiempos críticas de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, que reclaman más gasto público a la primera economía del euro. “La política de no generar más deuda nos permite ahora poder incrementar algunas partidas”, justifican en el Ministerio de Finanzas que encabeza Wolfgang Schäuble.
En su primer año y medio de vida, la coalición de democristianos y socialdemócratas ha sacado adelante normas con marcado carácter social, como la jubilación a los 63 años para los trabajadores con más años cotizados o mejoras fiscales para las madres, lo que ha generado malestar en el sector más liberal de la CDU, el partido democristiano de Merkel. Schäuble se ha propuesto concentrar en lo que queda de legislatura los esfuerzos en la inversión, principalmente para mejorar las infraestructuras, y en Defensa. Pero siempre respetando el sacrosanto principio de no gastar más de lo que el Estado ingresa.
Para cubrir el déficit inversor que lastra las capacidades futuras de la economía alemana, Schäuble ya anunció a finales del año pasado 10.000 millones suplementarios, dinero que se destinará en los tres próximos años a lo que el ministerio denomina “inversiones de futuro”: principalmente infraestructuras y medidas de eficiencia energética. Pero muchos expertos consideraban esta cantidad insuficiente.
“Si el Gobierno no modifica su política fiscal, me temo que no tendremos un presupuesto equilibrado, sino que a medio plazo habrá superávits importantes, algo que habría que evitar. No hay ningún motivo para seguir reduciendo la deuda. Es necesario gastar más en inversiones”, sostiene Kristina van Deuverden, analista del prestigioso Instituto de Investigación Económica (DIW). Frente a los que reclaman un aumento del gasto con el que aumentar la productividad alemana y de paso impulsar la economía del resto de la eurozona, los economistas más ortodoxos defienden la política de Merkel y Schäuble.
“Hay buenos motivos para imponer el ahorro. El primero es interno. Alemania se enfrenta a un proceso de envejecimiento acelerado y tiene sentido prepararse ahora para el aumento de las pensiones y otros gastos relacionados con la edad a los que tendrá que hacer frente en los próximos 10 o 15 años”, sostiene el responsable de finanzas públicas del Centro para la Investigación Económica Europea, Friedrich Heinemann. Este experto añade además un argumento europeo. “Es importante recobrar la confianza de los inversores en la eurozona. Y esta solo llegará si logramos mostrar que somos capaces de equilibrar nuestros presupuestos. Alemania puede contribuir así a la estabilidad financiera”, concluye.
El Gobierno planea ir reduciendo la deuda pública hasta dejarla por debajo del 70% del PIB a finales de 2017; y alcanzar el objetivo trazado en los criterios de Maastricht de reducirla al 60% en 2023. Schäuble ya anunció que el agravamiento de crisis como la de Ucrania o la Estado Islámico aconsejaba aumentar los fondos para Defensa.
Luis Doncel
Berlín, El País
La canciller Angela Merkel no pierde ocasión para alabar lo que considera uno de los grandes logros de su Gobierno: la aprobación del primer presupuesto equilibrado desde 1969. La gran coalición que gobierna Alemania se propone ahora un objetivo más ambicioso. El Ministerio de Finanzas prevé mantener la política de deuda cero durante el próximo lustro, según las directrices financieras para el periodo 2016–2019.
El Gobierno considera además que tiene margen de maniobra para invertir este año 4.200 millones de euros no previstos, aumento de gasto que aprobará el próximo miércoles el Consejo de Ministros, según explicaron ayer fuentes gubernamentales. Berlín ha recibido en los últimos tiempos críticas de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, que reclaman más gasto público a la primera economía del euro. “La política de no generar más deuda nos permite ahora poder incrementar algunas partidas”, justifican en el Ministerio de Finanzas que encabeza Wolfgang Schäuble.
En su primer año y medio de vida, la coalición de democristianos y socialdemócratas ha sacado adelante normas con marcado carácter social, como la jubilación a los 63 años para los trabajadores con más años cotizados o mejoras fiscales para las madres, lo que ha generado malestar en el sector más liberal de la CDU, el partido democristiano de Merkel. Schäuble se ha propuesto concentrar en lo que queda de legislatura los esfuerzos en la inversión, principalmente para mejorar las infraestructuras, y en Defensa. Pero siempre respetando el sacrosanto principio de no gastar más de lo que el Estado ingresa.
Para cubrir el déficit inversor que lastra las capacidades futuras de la economía alemana, Schäuble ya anunció a finales del año pasado 10.000 millones suplementarios, dinero que se destinará en los tres próximos años a lo que el ministerio denomina “inversiones de futuro”: principalmente infraestructuras y medidas de eficiencia energética. Pero muchos expertos consideraban esta cantidad insuficiente.
“Si el Gobierno no modifica su política fiscal, me temo que no tendremos un presupuesto equilibrado, sino que a medio plazo habrá superávits importantes, algo que habría que evitar. No hay ningún motivo para seguir reduciendo la deuda. Es necesario gastar más en inversiones”, sostiene Kristina van Deuverden, analista del prestigioso Instituto de Investigación Económica (DIW). Frente a los que reclaman un aumento del gasto con el que aumentar la productividad alemana y de paso impulsar la economía del resto de la eurozona, los economistas más ortodoxos defienden la política de Merkel y Schäuble.
“Hay buenos motivos para imponer el ahorro. El primero es interno. Alemania se enfrenta a un proceso de envejecimiento acelerado y tiene sentido prepararse ahora para el aumento de las pensiones y otros gastos relacionados con la edad a los que tendrá que hacer frente en los próximos 10 o 15 años”, sostiene el responsable de finanzas públicas del Centro para la Investigación Económica Europea, Friedrich Heinemann. Este experto añade además un argumento europeo. “Es importante recobrar la confianza de los inversores en la eurozona. Y esta solo llegará si logramos mostrar que somos capaces de equilibrar nuestros presupuestos. Alemania puede contribuir así a la estabilidad financiera”, concluye.
El Gobierno planea ir reduciendo la deuda pública hasta dejarla por debajo del 70% del PIB a finales de 2017; y alcanzar el objetivo trazado en los criterios de Maastricht de reducirla al 60% en 2023. Schäuble ya anunció que el agravamiento de crisis como la de Ucrania o la Estado Islámico aconsejaba aumentar los fondos para Defensa.