AFP: el Ártico, tierra prometida para los “cazadores de eclipses”

Noruega, AFP
Desafiando a osos polares y gélidas temperaturas, los “cazadores de eclipses”, llegados en ocasiones de las antípodas, se reúnen a 1.300 kilómetros del polo Norte para saborear los tres minutos de noche que se vivirán en pleno día el próximo viernes.
Único territorio, con las Islas Feroe, desde donde se podrá observar un eclipse solar total, el archipiélago noruego de Svalbard verá prácticamente duplicarse su población por la llegada de 1.500 a 2.000 visitantes deseosos de ver el sol desaparecer tras la luna, un fenómeno que ha fascinado a la humanidad desde tiempos ancestrales.
Con cuatro eclipses en su haber, Agnese Zalcmane, una informática letona de 30 años, ha hecho el viaje con otros siete compatriotas.


“Adoro ese sentimiento. Es muy extraño. El sol está ahí… sin estar. Y ese anillo alrededor, el anillo de diamante, que es increíble. No hay palabras para describirlo”, se entusiasma esta amante de la astronomía, que ya ha viajado a Siberia, China, Australia y Kenia, para saciar su pasión por este fenómeno.

Un eclipse “no es algo que puedas ordenar. Simplemente ocurre. Hoy en día puedes comprarlo prácticamente todo, pero no puedes comprar esto”.

Pero aunque un eclipse no pueda comprarse, sí se puede monetizar. En Longyearbyen, localidad de 2.100 almas y capital de provincia de Svalbard, el coste del alojamiento se ha disparado y las últimas plazas disponibles se negocian a precio de oro: 5.000 coronas (572 euros) la noche por una habitación doble en un hotel, y hasta cinco veces más por un apartamento en alquiler en el sitio web Airbnb.

“Estamos muy preocupados por las personas que llegan hasta aquí sin tener dónde pasar la noche”, explica Ronny Brunvoll, presidente del organismo Visit Svalbard.

“La gente debe comprender que somos un pueblo pequeño cerca del Polo Norte y que no podemos construir un nuevo hotel o redirigirlos a una ciudad cercana solo con chasquear los dedos”.
Gran misterio de la astronomía

Primero, el eclipse será visible, durante apenas dos minutos y medio, en las Islas Feroe, a partir de las 09H41 GMT, y después, hacia las 10H11 GMT, en Svalbard, que sale de cuatro meses de noche polar.

En la temporada de invierno, aún no terminada, las temperaturas pueden llegar a caer por debajo de los -20ºC en la tundra, y también está la amenaza de los osos polares.

En los últimos 40 años, se han registrado cinco ataques de osos polares en el archipiélago, donde es obligatorio ir acompañado por un guía armado o estar equipado con un fusil para salir de las zonas habitadas.

“Estos últimos meses se han avistado varios osos cerca e incluso dentro de Longyearbyen. El peligro existe, aunque las probabilidades sean ínfimas”, subraya Brunvoll.

La amenaza no ha disuadido a los turistas llegados de países como Japón, Australia o Estados Unidos. Territorio autónomo danés situado encima del Reino Unido, las Islas Feroe y sus 50.000 habitantes también esperan una ola de visitantes: más de 8.000, según la oficina de turismo.

Para la norteamericana Victoria Sahami, guía de la agencia Sirius Travel especializada en el turismo astronómico, el evento atrae sobre todo a “incondicionales” de la caza de eclipses: “Probablemente se debe a la lejanía, al periodo del año y las condiciones meteorológicas”, que no propician un viaje en familia.

El eclipse ofrece a los científicos la ocasión de resolver un rompecabezas: por qué la corona solar, situada a miles de kilómetros del sol, es muchísimo más caliente (hasta 2 millones de ºC) que la superficie del astro rey, que sólo está a 6.000º.

“Es unos de los mayores misterios de la astronomía” , explica el astrofísico Huw Morgan, de la universidad de Aberystwyth de Gales. “Un eclipse total nos da la oportunidad única de medir la corona solar al detalle”.

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