Una tradición, 7 países y sus diferentes Carnavales

Madrid, El Mundo.es
El carnaval transcurrió. Mañana es miércoles de ceniza en Bolivia, así como en otras latitudes del mundo, especialmente para quienes se encuentren sujetos al calendario tradicional católico-cristiano.
Sin embargo, varias culturas en todo el planeta tienen una forma de vivir el carnaval, lejos de las religiones y creencias particulares de cada pueblo. Veamos alguna manifestaciones de esta fiesta alrededor del mundo.



Europa: “Carnaval de Venecia” en Italia y Máslenitsa en Rusia

El Carnaval de Venecia es único en el mundo y su tradición se remonta al siglo XI, aunque no se declaró festividad pública hasta dos siglos después. Alcanzó su máximo apogeo en el siglo XVIII, época en la que acudían a la festividad algunos aristócratas llegados de lugares muy diversos, y lo más normal era que los príncipes y nobles se escaparan a disfrutar del acontecimiento. El Carnaval de Venecia en el año 2015, se celebra desde el 31 de enero hasta el 17 de febrero.

El Carnaval es totalmente distinto a la imagen española, y mucho más a la brasileña. Durante los 10 días que dura, la gente se disfraza y sale a la calle a pasear y a hacerse fotos, ya sea en desfiles organizados, o improvisados. Los disfraces son trajes de época del siglo XVII veneciano, como si estuvieran recién salidos de un cuadro de Canaletto. Los precios de las fiestas también suelen ser altos, y una noche puede llegar a costar hasta 500€. // disfrutavenecia.com

Entre tanto en Rusia, Máslenitsa, el carnaval ruso, es una antigua fiesta eslava de origen pagano que se mantuvo después de la adopción del cristianismo. Las celebraciones duran una semana y la tradición manda comer blinis y la quema de una gran muñeca de paja, como recuerdo del inminente final del invierno.

Los blinis son el alimento principal y el símbolo de Máslenitsa. Desde el primer lunes festivo se cocinan a diario, pero se preparan en grandes cantidades de jueves a domingo. La tradición de cocinar blinis existía en Rusia desde los tiempos en que se adoraba a los dioses paganos. Precisamente el dios del Sol, llamado Yarilo, era invocado para que ahuyentara al invierno, y los blinis, redondos y dorados, recuerdan mucho a un sol de verano. Cada ama de casa, según la tradición, tenía su propia receta, que pasaba de madres a hijas. Preparaban los blinis principalmente con trigo, trigo sarraceno, avena, harina de maíz, añadiendo mijo, papilla de sémola, patatas, calabazas, manzanas y crema de leche.

La desmesura en la cantidad de bebida y comida marca esta popular semana de fiesta. En los siglos XVIII y XIX el punto álgido de la celebración era la comedia de carnaval que organizaban los campesinos, en la que participaban personajes disfrazados: “Carnaval”, “el Señor de la guerra”, etc. El tema era el mismo carnaval e iba acompañado de convites opíparos antes del inminente ayuno y de los adioses y promesas de volver al año siguiente.

África: “Calabar” en Nigeria y “Mindelo” Cabo Verde

En África también se vive el carnaval. La calle se viste de fiesta y la vista, el oído y el cuerpo entero se deleitan al ritmo de vivos colores, baile, música y crítica social. Los carnavales son para desinhibirse. De hecho, aunque no en todo el mundo se celebra antes de la cuaresma cristiana, el origen del carnaval es siempre el de las fiestas paganas. Una festividad que se remonta a más de cinco mil años y que se exporta de África al mundo.

En las últimas décadas, varios países africanos han llevado el carnaval a sus ciudades como medida para atraer a los turistas. Es el caso del Calabar Carnival de Cross River, en Nigeria, o del Carnaval de Johannesburgo, en Sudáfrica, ambos celebrados en el mes de diciembre. También están destinados a fines turísticos el Carnaval Internacional de Victoria, en las islas Seychelles; el Carnaval de Kigali, en Ruanda; o los carnavales celebrados en los países donde instauraron sus metrópolis africanas los portugueses: Guinea-Bissau, Angola, el carnaval de Queilimane, en Mozambique o el de Mindelo, en Cabo Verde. Estos dos últimos con un marcado toque africano que se percibe, sobre todo, a través de su música, que es totalmente autóctona. // ruthaciaafrica.blogspot.com


América: Carnavales de México y Brasil

En México, el carnaval fue aprovechado para recordar a los 43 estudiantes desaparecidos en el estado sureño de Guerrero. La ciudad portuaria Mazatlán, en el estado noroccidental Sinaloa, dedicó al caso la tradicional "Quema del mal humor" con que se inicia tradicionalmente la fiesta del carnaval en el país.

La ciudad portuaria Mazatlán, en el estado noroccidental Sinaloa, dedicó al caso la tradicional "Quema del mal humor" con que se inicia tradicionalmente la fiesta del carnaval en el país. Esta vez, los muñecos incinerados tenían las figuras de José Luis Abarca, alcalde de Iguala y su esposa, Ángeles Pineda. Tanto de él como de su esposa se sospecha que tienen vínculos con organizaciones criminales y, al menos en el caso del ex alcalde, que está relacionado con el ataque a los estudiantes. //telam.com

Mientras tanto en Brasil, actualmente este país atraviesa una oleada de crisis. La economía se estancó, la inflación resurgió, en enero fue la mayor en 12 años (1,24%), en Río volvieron problemas de seguridad como tiroteos en favelas "pacificadas" o balas perdidas que matan inocentes. Y la petrolera estatal Petrobras, otrora orgullo nacional, sufre un enorme escándalo de corrupción. "Brasil está con varios problemas, pero el carnaval es lo que el pueblo tiene", dice un danzarín en el famoso Sambódromo de Río de Janeiro.

En el gran escenario de la samba hay pocas señales evidentes de que este sea un carnaval en tiempos de vacas flacas. Las tribunas están repletas pese a la lluvia y las escolas desfilan una tras otra con grandes despliegues de música, baile y colores, precedidas cada una por un imponente espectáculo de fuegos artificiales. Las entradas a los camarotes VIP -para ver los desfiles, brindar codo a codo con famosos y estar a salvo de la lluvia- oscilan entre US$880 y US$3.100 por noche. // bbc.co.uk

Asia: “Awa Odori”, el Carnaval japonés


Mucho más antiguo que el de Río, todos los veranos inunda de color y alegría las calles de Tokushima. Más de un millón de visitantes se congregan cada mes de agosto en la capital y pueblos de la prefectura de Tokushima, en la japonesa isla de Shikoku, para celebrar este insólito Carnaval, que dura cuatro días. Cerca de mil ren (grupos o escuelas de danza), vistiendo cada uno sus peculiares y coloridas yukatas y acompañados de sus grupos musicales, desfilan danzando por la avenida principal de Tukushima, reconvertida para la ocasión en una especie de «sambódromo».

Hombres, mujeres, niños y ancianos bailan sin cesar siguiendo cada cual su inspiración. Más que un baile sensual, como la samba, es una especie de taichi, en el que los brazos y las piernas se mueven, más o menos coordinadamente, al libre albedrío y la inspiración de cada cual. Quizá por eso los espectadores, contagiados de la alegría común y de lo asequible de los movimientos, se lanzan frecuentemente a participar en la fiesta. Los orígenes del Odori se remontan 400 años, al período Edo, a finales del siglo XVI.

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