Tsipras pone en marcha la reapertura de la televisión pública
El Gobierno griego perfila un proyecto de ley para afrontar la crisis humanitaria
María Antonia Sánchez-Vallejo
Atenas, El País
Superados el examen del Eurogrupo y, aparentemente, el bache suscitado por las críticas al acuerdo en el interior de su propio partido, el Gobierno de Alexis Tsipras comienza a gobernar con la presentación, la semana próxima, de cinco proyectos de ley en el Parlamento griego, entre ellos el paquete de medidas para afrontar la crisis humanitaria; el de protección de la primera vivienda contra posibles desahucios —por un valor de hasta 300.000 euros— y el de la reapertura de la televisión pública, la antigua ERT, con el mismo esquema y equipo que tenía antes de su cierre fulminante, hace casi dos años, por el Gobierno del conservador Andonis Samarás. La recuperación del antiguo ente público griego figuraba en el programa electoral de Syriza, igual que las medidas paliativas de la crisis social (comida, luz, techo o transporte para 300.000 familias bajo el umbral de pobreza) y la protección frente a desahucios.
Tsipras hizo estos anuncios al término del Consejo de Ministros que esta tarde se celebró en Atenas. Poco antes, el ministro de Estado Nikos Papás —de quien depende la política relativa a los medios de comunicación— había pormenorizado los detalles del plan de reapertura del ente público, que fue reconvertido en 2014 en la actual Nerit tras varios meses de emisiones de prueba. El relanzamiento de la ERT no supondrá un gasto adicional para el Estado, pese a que el proyecto de ley contempla la recontratación de todos quienes trabajaban en la cadena el 11 de junio de 2013, cuando fue clausurada sin previo aviso, siempre que lo deseen. El asunto de la financiación es capital, dado que el texto aprobado por el Eurogrupo impide a Atenas hacer ningún movimiento unilateral que suponga un gasto adicional sin previo acuerdo con las tres instituciones antes conocidas como troika.
La nueva ERT funcionará como una fundación democrática cuyo objetivo será la mejora de la calidad informativa, cultural y de entretenimiento, en lugar de la “vergonzosa” programación actual de Nerit, en palabras de Papás, “que ha puesto en evidencia al país internacionalmente, además de no gozar jamás de la confianza ni la aprobación de la población griega”. De ahí que esta iniciativa sea, según Papás, el hombre de confianza de Tsipras, la antesala de “una nueva era de radiodifusión pública verdaderamente independiente y pluralista”.
El Ejecutivo de Samarás cerró de manera fulminante la ERT con el argumento de que era inviable económicamente, un mastodonte con una plantilla de 2.600 personas, muchas de ellas contratadas por clientelismo político. Un error que el Gobierno de Tsipras quiere evitar, con un “modelo desde cero, sin diferencias salariales, sin el favoritismo y el despilfarro del pasado”. La reconvertida Nerit ha funcionado este año con un tercio de la plantilla, mientras un nutrido grupo de extrabajadores (unos 400 despedidos) ha mantenido viva la lucha con la plataforma ERT Open, que emite en Atenas, Salónica y otras ciudades del país y que se ha caracterizado por su denuncia de las políticas de austeridad.
La labor del Gobierno de Alexis Tsipras sigue ganando puntos ante la ciudadanía: el 76% de los griegos, independientemente del partido al que votaron el 25 de enero, la aprueba, según una encuesta de Metron Analysis para el semanario Parapolitika hecha pública este viernes; un porcentaje similar defiende el rumbo de las negociaciones con los acreedores.
María Antonia Sánchez-Vallejo
Atenas, El País
Superados el examen del Eurogrupo y, aparentemente, el bache suscitado por las críticas al acuerdo en el interior de su propio partido, el Gobierno de Alexis Tsipras comienza a gobernar con la presentación, la semana próxima, de cinco proyectos de ley en el Parlamento griego, entre ellos el paquete de medidas para afrontar la crisis humanitaria; el de protección de la primera vivienda contra posibles desahucios —por un valor de hasta 300.000 euros— y el de la reapertura de la televisión pública, la antigua ERT, con el mismo esquema y equipo que tenía antes de su cierre fulminante, hace casi dos años, por el Gobierno del conservador Andonis Samarás. La recuperación del antiguo ente público griego figuraba en el programa electoral de Syriza, igual que las medidas paliativas de la crisis social (comida, luz, techo o transporte para 300.000 familias bajo el umbral de pobreza) y la protección frente a desahucios.
Tsipras hizo estos anuncios al término del Consejo de Ministros que esta tarde se celebró en Atenas. Poco antes, el ministro de Estado Nikos Papás —de quien depende la política relativa a los medios de comunicación— había pormenorizado los detalles del plan de reapertura del ente público, que fue reconvertido en 2014 en la actual Nerit tras varios meses de emisiones de prueba. El relanzamiento de la ERT no supondrá un gasto adicional para el Estado, pese a que el proyecto de ley contempla la recontratación de todos quienes trabajaban en la cadena el 11 de junio de 2013, cuando fue clausurada sin previo aviso, siempre que lo deseen. El asunto de la financiación es capital, dado que el texto aprobado por el Eurogrupo impide a Atenas hacer ningún movimiento unilateral que suponga un gasto adicional sin previo acuerdo con las tres instituciones antes conocidas como troika.
La nueva ERT funcionará como una fundación democrática cuyo objetivo será la mejora de la calidad informativa, cultural y de entretenimiento, en lugar de la “vergonzosa” programación actual de Nerit, en palabras de Papás, “que ha puesto en evidencia al país internacionalmente, además de no gozar jamás de la confianza ni la aprobación de la población griega”. De ahí que esta iniciativa sea, según Papás, el hombre de confianza de Tsipras, la antesala de “una nueva era de radiodifusión pública verdaderamente independiente y pluralista”.
El Ejecutivo de Samarás cerró de manera fulminante la ERT con el argumento de que era inviable económicamente, un mastodonte con una plantilla de 2.600 personas, muchas de ellas contratadas por clientelismo político. Un error que el Gobierno de Tsipras quiere evitar, con un “modelo desde cero, sin diferencias salariales, sin el favoritismo y el despilfarro del pasado”. La reconvertida Nerit ha funcionado este año con un tercio de la plantilla, mientras un nutrido grupo de extrabajadores (unos 400 despedidos) ha mantenido viva la lucha con la plataforma ERT Open, que emite en Atenas, Salónica y otras ciudades del país y que se ha caracterizado por su denuncia de las políticas de austeridad.
La labor del Gobierno de Alexis Tsipras sigue ganando puntos ante la ciudadanía: el 76% de los griegos, independientemente del partido al que votaron el 25 de enero, la aprueba, según una encuesta de Metron Analysis para el semanario Parapolitika hecha pública este viernes; un porcentaje similar defiende el rumbo de las negociaciones con los acreedores.