Misiles alcanzan cuartel militar ucraniano, ponen en duda conversaciones
Vuhlehirsk, Reuters
Misiles mataron el martes a civiles y soldados en territorio controlado por el Gobierno de Ucrania, mientras los rebeldes prosiguen su ofensiva por capturar un centro ferroviario en manos del ejército, en reveses que complican a Kiev en la antesala a unas conversaciones de paz.
Los avances de los separatistas prorrusos redujeron las esperanzas de acuerdo cuando Rusia, Ucrania, Francia y Alemania se reúnan el miércoles en Minsk para estudiar una iniciativa francoalemana para poner fin a unos combates en los que han muerto más de 5.000 personas.
Funcionarios europeos reconocieron que es difícil imaginar a los rebeldes accediendo a parar y retroceder a sus posiciones previas, tras semanas en las que han realizado grandes avances.
Una fuente rusa citada por la agencia estatal de noticias RIA dijo que no hay intención de firmar un documento para resolver el conflicto en las conversaciones de paz, y que el objetivo principal es crear una zona desmilitarizada.
Misiles impactaron en Kramatorsk, a unos 50 kilómetros al norte del frente, alcanzando los cuarteles centrales de la operación militar ucraniana en el este, así como áreas residenciales cercanas.
Funcionarios locales dijeron que perecieron al menos siete civiles, mientras que 26 civiles y 10 soldados resultaron heridos. Un parlamentario aseguró que también perdieron la vida cuatro soldados.
Un fotógrafo de Reuters vio el cadáver de una mujer tirado sobre la nieve, donde cayó. La cola de un cohete sobresalía de un pequeño cráter en el suelo.
Los rebeldes negaron haber atacado la localidad, pero su aparente capacidad para golpear tan dentro de territorio controlado por Ucrania complicará las conversaciones de paz, que buscan restablecer un alto el fuego truncado por los separatistas con una nueva ofensiva el mes pasado.
En el frente de Vuhlehirsk, una pequeña localidad capturada por los rebeldes la semana pasada, las descargas de artillería volaban en ambas direcciones. Los rebeldes intentan rodear a las fuerzas del Gobierno en la cercana Debaltseve, un centro ferroviario que es el principal objetivo de los separatistas.
Los rebeldes sonaron triunfantes y dijeron que no tenían intención de detenerse ahora que las fuerzas del Gobierno están a la defensiva.
"La burbuja de Debaltseve ha sido cerrada firmemente. No los dejaremos salir. No hay forma de que puedan salir", dijo un comandante de una unidad de reconocimiento que se identificó por su nombre de guerra Malysh ("el Pequeño").
Consultado sobre un eventual alto el fuego, Malysh, quien dijo que era un combatiente ruso, no ucraniano, respondió: "Estamos absolutamente en contra. Ellos tendrán tiempo para reagruparse. Nosotros los tenemos ahora".
El Kremlin, al que Occidente acusa de enviar armas y soldados a través de la frontera para ayudar a combatir por un territorio que llama "Nueva Rusia", anunció el martes ejercicios militares de un mes de duración, que involucran a unos 2.000 soldados en su lado de la frontera.
Rusia niega estar involucrada en el combate en Ucrania.
Los nuevos enfrentamientos han generado llamados en Occidente para ejercer más presión contra Moscú. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está evaluando la posibilidad de entregar armas a Kiev.
Obama se reunió el lunes con la canciller alemana, Angela Merkel, pero no anunció ninguna decisión sobre un eventual envío de armas, a pesar de que varios funcionarios de su Gobierno apoyaron la idea.
Los países europeos se oponen a enviar armas a Kiev, argumentando que esto sólo haría escalar la guerra. Además, no aportaría suficiente poder de fuego a los ucranianos para ganar.
CONTRAATAQUE
La guerra, junto a años de corrupción endémica, han provocado casi la bancarrota de Ucrania, cuya moneda se hundió la semana pasada.
Ucrania está negociando un paquete de rescate con el Fondo Monetario Internacional, cuyo tamaño podría ser ampliado hasta los 40.000 millones de dólares en ayuda, dijeron fuentes.
Kiev anunció el martes que sus tropas lanzaron una contraofensiva en el sureste para aliviar la presión separatista sobre la ciudad costera de Mariupol, la mayor localidad en las provincias rebeldes aún en manos del Gobierno.
Los detalles de esta operación no pudieron ser confirmados, si bien parece improbable que pueda ayudar en el principal frente de batalla, donde las fuerzas gubernamentales se han visto obligadas a retroceder de forma constante.
A las afueras de Vuhlehirsk, una unidad de reconocimiento rebelde aseguraba las trincheras y búnkeres abandonados por las tropas ucranianas.
Requisaron armas, municiones, cables para teléfonos de campaña e, incluso, descartaron botas, sacos de dormir y mantas. Una columna de tanques y camiones rebeldes se acercaba a la ciudad recientemente capturada.
En el patio trasero de una casa abandonada, el comandante de la escuadra, Malysh, luciendo un uniforme nuevo al estilo ruso sin insignia, quitó la nieve de la cara de un soldado muerto con un parche con la bandera ucraniana en su hombro.
"Venga y mire, esta es la cara de un asesino de la OTAN", dijo.
Misiles mataron el martes a civiles y soldados en territorio controlado por el Gobierno de Ucrania, mientras los rebeldes prosiguen su ofensiva por capturar un centro ferroviario en manos del ejército, en reveses que complican a Kiev en la antesala a unas conversaciones de paz.
Los avances de los separatistas prorrusos redujeron las esperanzas de acuerdo cuando Rusia, Ucrania, Francia y Alemania se reúnan el miércoles en Minsk para estudiar una iniciativa francoalemana para poner fin a unos combates en los que han muerto más de 5.000 personas.
Funcionarios europeos reconocieron que es difícil imaginar a los rebeldes accediendo a parar y retroceder a sus posiciones previas, tras semanas en las que han realizado grandes avances.
Una fuente rusa citada por la agencia estatal de noticias RIA dijo que no hay intención de firmar un documento para resolver el conflicto en las conversaciones de paz, y que el objetivo principal es crear una zona desmilitarizada.
Misiles impactaron en Kramatorsk, a unos 50 kilómetros al norte del frente, alcanzando los cuarteles centrales de la operación militar ucraniana en el este, así como áreas residenciales cercanas.
Funcionarios locales dijeron que perecieron al menos siete civiles, mientras que 26 civiles y 10 soldados resultaron heridos. Un parlamentario aseguró que también perdieron la vida cuatro soldados.
Un fotógrafo de Reuters vio el cadáver de una mujer tirado sobre la nieve, donde cayó. La cola de un cohete sobresalía de un pequeño cráter en el suelo.
Los rebeldes negaron haber atacado la localidad, pero su aparente capacidad para golpear tan dentro de territorio controlado por Ucrania complicará las conversaciones de paz, que buscan restablecer un alto el fuego truncado por los separatistas con una nueva ofensiva el mes pasado.
En el frente de Vuhlehirsk, una pequeña localidad capturada por los rebeldes la semana pasada, las descargas de artillería volaban en ambas direcciones. Los rebeldes intentan rodear a las fuerzas del Gobierno en la cercana Debaltseve, un centro ferroviario que es el principal objetivo de los separatistas.
Los rebeldes sonaron triunfantes y dijeron que no tenían intención de detenerse ahora que las fuerzas del Gobierno están a la defensiva.
"La burbuja de Debaltseve ha sido cerrada firmemente. No los dejaremos salir. No hay forma de que puedan salir", dijo un comandante de una unidad de reconocimiento que se identificó por su nombre de guerra Malysh ("el Pequeño").
Consultado sobre un eventual alto el fuego, Malysh, quien dijo que era un combatiente ruso, no ucraniano, respondió: "Estamos absolutamente en contra. Ellos tendrán tiempo para reagruparse. Nosotros los tenemos ahora".
El Kremlin, al que Occidente acusa de enviar armas y soldados a través de la frontera para ayudar a combatir por un territorio que llama "Nueva Rusia", anunció el martes ejercicios militares de un mes de duración, que involucran a unos 2.000 soldados en su lado de la frontera.
Rusia niega estar involucrada en el combate en Ucrania.
Los nuevos enfrentamientos han generado llamados en Occidente para ejercer más presión contra Moscú. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está evaluando la posibilidad de entregar armas a Kiev.
Obama se reunió el lunes con la canciller alemana, Angela Merkel, pero no anunció ninguna decisión sobre un eventual envío de armas, a pesar de que varios funcionarios de su Gobierno apoyaron la idea.
Los países europeos se oponen a enviar armas a Kiev, argumentando que esto sólo haría escalar la guerra. Además, no aportaría suficiente poder de fuego a los ucranianos para ganar.
CONTRAATAQUE
La guerra, junto a años de corrupción endémica, han provocado casi la bancarrota de Ucrania, cuya moneda se hundió la semana pasada.
Ucrania está negociando un paquete de rescate con el Fondo Monetario Internacional, cuyo tamaño podría ser ampliado hasta los 40.000 millones de dólares en ayuda, dijeron fuentes.
Kiev anunció el martes que sus tropas lanzaron una contraofensiva en el sureste para aliviar la presión separatista sobre la ciudad costera de Mariupol, la mayor localidad en las provincias rebeldes aún en manos del Gobierno.
Los detalles de esta operación no pudieron ser confirmados, si bien parece improbable que pueda ayudar en el principal frente de batalla, donde las fuerzas gubernamentales se han visto obligadas a retroceder de forma constante.
A las afueras de Vuhlehirsk, una unidad de reconocimiento rebelde aseguraba las trincheras y búnkeres abandonados por las tropas ucranianas.
Requisaron armas, municiones, cables para teléfonos de campaña e, incluso, descartaron botas, sacos de dormir y mantas. Una columna de tanques y camiones rebeldes se acercaba a la ciudad recientemente capturada.
En el patio trasero de una casa abandonada, el comandante de la escuadra, Malysh, luciendo un uniforme nuevo al estilo ruso sin insignia, quitó la nieve de la cara de un soldado muerto con un parche con la bandera ucraniana en su hombro.
"Venga y mire, esta es la cara de un asesino de la OTAN", dijo.