El presidente italiano denuncia corrupción, pide esperanza
Roma, AP
El nuevo presidente de Italia, Sergio Mattarella, asumió el cargo el martes con una llamada al país a que erradique el crimen organizado y la corrupción que consumen los recursos públicos, y resuelva la prolongada crisis económica que priva a los jóvenes de su futuro.
El nuevo jefe de estado, cuyo hermano, Piersanti Mattarella, fue asesinado por la mafia cuando era gobernador de Sicilia en 1980, denunció como "alarmante" la expansión de la mafia desde su base tradicional en el sur hacia las ciudades norteñas.
Mattarella, de 73 años, comparó el crimen organizado con "un cáncer extendido que destruye las esperanzas (...) y pisotea los derechos". El gobierno del primer ministro, Matteo Renzi, ha nombrado a un delegado especial contra la corrupción.
"La corrupción ha alcanzado un nivel inaceptable", dijo Mattarella, que era juez del Tribunal Constitucional italiano cuando fue elegido presidente el sábado. "Devora recursos que podrían dedicarse a los ciudadanos. Impide el desarrollo apropiado de las reglas del mercado" y "penaliza a los honestos y los capaces".
Se culpa a la corrupción de disuadir la creación de nuevos negocios y la inversión extranjera.
La economía italiana lleva inmersa en una crisis económica desde 2008. Mattarella lamentó que la situación "ha dado el tejido social de nuestro país", creado nueva pobreza y "robado su futuro a nuestros jóvenes hombres y mujeres".
Ante unos parlamentarios a menudo enzarzados en peleas, el presidente dijo que la unidad nacional puede "restaurar un horizonte de esperanza para el país".
En su discurso de investidura en el Parlamento, también prometió emplear su mandato de siete años para impulsar las reformas electorales que respalda el gobierno, incluyendo un cambio en las leyes electorales con la esperanza de dar más estabilidad a los gobiernos.
Matarella, ex ministro del centro izquierda, dijo que los países no pueden combatir "el terrible desafío del terrorismo fundamentalista" con mentalidades cerradas, sino que necesitan una respuesta global.
"La amenaza es mucho más vasta y profunda. Se ven atacados los cimientos de la libertad, la democracia, la tolerancia y la coexistencia", dijo, recomendando una respuesta global.
El nuevo presidente de Italia, Sergio Mattarella, asumió el cargo el martes con una llamada al país a que erradique el crimen organizado y la corrupción que consumen los recursos públicos, y resuelva la prolongada crisis económica que priva a los jóvenes de su futuro.
El nuevo jefe de estado, cuyo hermano, Piersanti Mattarella, fue asesinado por la mafia cuando era gobernador de Sicilia en 1980, denunció como "alarmante" la expansión de la mafia desde su base tradicional en el sur hacia las ciudades norteñas.
Mattarella, de 73 años, comparó el crimen organizado con "un cáncer extendido que destruye las esperanzas (...) y pisotea los derechos". El gobierno del primer ministro, Matteo Renzi, ha nombrado a un delegado especial contra la corrupción.
"La corrupción ha alcanzado un nivel inaceptable", dijo Mattarella, que era juez del Tribunal Constitucional italiano cuando fue elegido presidente el sábado. "Devora recursos que podrían dedicarse a los ciudadanos. Impide el desarrollo apropiado de las reglas del mercado" y "penaliza a los honestos y los capaces".
Se culpa a la corrupción de disuadir la creación de nuevos negocios y la inversión extranjera.
La economía italiana lleva inmersa en una crisis económica desde 2008. Mattarella lamentó que la situación "ha dado el tejido social de nuestro país", creado nueva pobreza y "robado su futuro a nuestros jóvenes hombres y mujeres".
Ante unos parlamentarios a menudo enzarzados en peleas, el presidente dijo que la unidad nacional puede "restaurar un horizonte de esperanza para el país".
En su discurso de investidura en el Parlamento, también prometió emplear su mandato de siete años para impulsar las reformas electorales que respalda el gobierno, incluyendo un cambio en las leyes electorales con la esperanza de dar más estabilidad a los gobiernos.
Matarella, ex ministro del centro izquierda, dijo que los países no pueden combatir "el terrible desafío del terrorismo fundamentalista" con mentalidades cerradas, sino que necesitan una respuesta global.
"La amenaza es mucho más vasta y profunda. Se ven atacados los cimientos de la libertad, la democracia, la tolerancia y la coexistencia", dijo, recomendando una respuesta global.