El presidente de Yemen burla el cerco de los Huthi y huye al sur del país
Hadi firma como presidente un comunicado en el que declara nulas las medidas tomadas por los rebeldes chiíes
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
En un giro digno de una película de suspense, el presidente dimisionario de Yemen, Abdrabbo Mansur Hadi, ha logrado escapar este sábado del cerco al que le tenía sometido la milicia Huthi y ha llegado a Aden, la capital del sur del país y su ciudad de origen. Desde allí, declaró “nulas y sin efecto” todas las decisiones tomadas por ese grupo rebelde desde que se hizo con el poder a principios de febrero.
En un comunicado leído en la cadena Al Jazeera, Hadi calificó de “golpe de Estado” la toma de Saná por los Huthi e instó al grupo a que deje en libertad a los miembros de su Gobierno que mantiene confinados en sus casas. El hecho de que firmara esa declaración como “presidente” parece indicar que ha retirado la dimisión que presentó el pasado enero ante las crecientes exigencias de los rebeldes. Desde entonces, ha estado bajo virtual arresto domiciliario en su residencia de Saná.
Hadi también dijo que mantenía su compromiso con el plan de transición acordado en 2012 y que buscaba llevar al país hacia la democracia después de 33 años de gobierno de Ali Abdalá Saleh . Con ese fin, propuso una nueva reunión de la Conferencia del diálogo nacional, que agrupa tanto a los grupos políticos como a los agentes sociales y las facciones tribales, para redactar una nueva Constitución.
“Hadi se ha sentido humillado por el trato que ha sufrido y la venganza podría llevarle a retirar la dimisión”, había comentado poco antes a EL PAÍS Mustapha Noman, quien hasta el pasado diciembre fuera el embajador de Yemen en España.
El viernes, el enviado especial de la ONU para Yemen, Jamal Benomar, anunció un principio de acuerdo entre las diferentes facciones yemeníes para formar un “consejo popular de transición” que podría desbloquear la actual crisis política. Sin embargo, la recuperación de la libertad de movimiento por parte del presidente deja en suspenso esos planes.
“La situación política cambia con la llegada de Hadi a Aden y que los Comités Populares se ocupen de su seguridad es una victoria sobre [los Huthi]”, ha tuiteado por su parte Nadia Sakkaf, ministra de Información en el Gobierno también dimisionario.
Los yemeníes asisten atónitos al drama político que ha puesto su país, el más pobre del mundo árabe, al borde de la guerra civil. El regreso de Hadi como presidente es técnicamente posibledado que el Parlamento en funciones no llegó a reunirse para aceptar su renuncia tal como exige la Constitución, aunque los Huthi ordenaron su disolución el pasado día 6. Ese movimiento surgido en el norte del país para defender los derechos de la minoría zaydí (una rama del islam chií que sigue un tercio de los yemeníes) se había hecho con el control de las instituciones del Estado desde que en septiembre extendiera la presencia de sus milicianos a la capital.
“Tras la salida de Hadi hacia Aden, se ha intensificado la seguridad alrededor de los domicilios del primer ministro y del ministro de Asuntos Exteriores”, ha señalado Sakkaf. Ambos fueron también confinados en su domicilio a raíz de la dimisión del Gobierno en pleno.
Las provincias del sur y del sureste de Yemen escapan a la autoridad de los Huthi, a los que se muestran hostiles. En el centro, en la ciudad de Ibb, prosiguen las protestas casi diarias contra lo que la mayoría de los yemeníes perciben como un golpe de Estado de ese grupo. En la de esta mañana, los milicianos han causado un muerto y un herido al disparar contra los manifestantes. El incidente ha hecho que mucha más gente se echara a las calles.
Los yemeníes asisten atónitos al drama político que ha puesto su país, el más pobre del mundo árabe, al borde de la guerra civil. El regreso de Hadi como presidente es técnicamente posible dado que el Parlamento en funciones no llegó a reunirse para aceptar su renuncia tal como exige la Constitución, aunque los Huthi ordenaron su disolución el pasado día 6. Ese movimiento surgido en el norte del país para defender los derechos de la minoría zaydí (una rama del islam chií que sigue un tercio de los yemeníes) se había hecho con el control de las instituciones del Estado desde que en septiembre extendiera la presencia de sus milicianos a la capital.
El caos político que vive Yemen desde enero ha motivado el cierre provisional de numerosas embajadas, incluidas las de EEUU y varias europeas. El Consejo de Seguridad aprobó una resolución la semana pasado en la que pidió a los Huthi que se retiren de los organismos oficiales y que liberen al presidente. Los países occidentales temen que el desgobierno dé alas a Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), con la que algunas tribus suníes se han mostrado dispuestas a unirse para hacer frente a los chiíes Huthi.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
En un giro digno de una película de suspense, el presidente dimisionario de Yemen, Abdrabbo Mansur Hadi, ha logrado escapar este sábado del cerco al que le tenía sometido la milicia Huthi y ha llegado a Aden, la capital del sur del país y su ciudad de origen. Desde allí, declaró “nulas y sin efecto” todas las decisiones tomadas por ese grupo rebelde desde que se hizo con el poder a principios de febrero.
En un comunicado leído en la cadena Al Jazeera, Hadi calificó de “golpe de Estado” la toma de Saná por los Huthi e instó al grupo a que deje en libertad a los miembros de su Gobierno que mantiene confinados en sus casas. El hecho de que firmara esa declaración como “presidente” parece indicar que ha retirado la dimisión que presentó el pasado enero ante las crecientes exigencias de los rebeldes. Desde entonces, ha estado bajo virtual arresto domiciliario en su residencia de Saná.
Hadi también dijo que mantenía su compromiso con el plan de transición acordado en 2012 y que buscaba llevar al país hacia la democracia después de 33 años de gobierno de Ali Abdalá Saleh . Con ese fin, propuso una nueva reunión de la Conferencia del diálogo nacional, que agrupa tanto a los grupos políticos como a los agentes sociales y las facciones tribales, para redactar una nueva Constitución.
“Hadi se ha sentido humillado por el trato que ha sufrido y la venganza podría llevarle a retirar la dimisión”, había comentado poco antes a EL PAÍS Mustapha Noman, quien hasta el pasado diciembre fuera el embajador de Yemen en España.
El viernes, el enviado especial de la ONU para Yemen, Jamal Benomar, anunció un principio de acuerdo entre las diferentes facciones yemeníes para formar un “consejo popular de transición” que podría desbloquear la actual crisis política. Sin embargo, la recuperación de la libertad de movimiento por parte del presidente deja en suspenso esos planes.
“La situación política cambia con la llegada de Hadi a Aden y que los Comités Populares se ocupen de su seguridad es una victoria sobre [los Huthi]”, ha tuiteado por su parte Nadia Sakkaf, ministra de Información en el Gobierno también dimisionario.
Los yemeníes asisten atónitos al drama político que ha puesto su país, el más pobre del mundo árabe, al borde de la guerra civil. El regreso de Hadi como presidente es técnicamente posibledado que el Parlamento en funciones no llegó a reunirse para aceptar su renuncia tal como exige la Constitución, aunque los Huthi ordenaron su disolución el pasado día 6. Ese movimiento surgido en el norte del país para defender los derechos de la minoría zaydí (una rama del islam chií que sigue un tercio de los yemeníes) se había hecho con el control de las instituciones del Estado desde que en septiembre extendiera la presencia de sus milicianos a la capital.
“Tras la salida de Hadi hacia Aden, se ha intensificado la seguridad alrededor de los domicilios del primer ministro y del ministro de Asuntos Exteriores”, ha señalado Sakkaf. Ambos fueron también confinados en su domicilio a raíz de la dimisión del Gobierno en pleno.
Las provincias del sur y del sureste de Yemen escapan a la autoridad de los Huthi, a los que se muestran hostiles. En el centro, en la ciudad de Ibb, prosiguen las protestas casi diarias contra lo que la mayoría de los yemeníes perciben como un golpe de Estado de ese grupo. En la de esta mañana, los milicianos han causado un muerto y un herido al disparar contra los manifestantes. El incidente ha hecho que mucha más gente se echara a las calles.
Los yemeníes asisten atónitos al drama político que ha puesto su país, el más pobre del mundo árabe, al borde de la guerra civil. El regreso de Hadi como presidente es técnicamente posible dado que el Parlamento en funciones no llegó a reunirse para aceptar su renuncia tal como exige la Constitución, aunque los Huthi ordenaron su disolución el pasado día 6. Ese movimiento surgido en el norte del país para defender los derechos de la minoría zaydí (una rama del islam chií que sigue un tercio de los yemeníes) se había hecho con el control de las instituciones del Estado desde que en septiembre extendiera la presencia de sus milicianos a la capital.
El caos político que vive Yemen desde enero ha motivado el cierre provisional de numerosas embajadas, incluidas las de EEUU y varias europeas. El Consejo de Seguridad aprobó una resolución la semana pasado en la que pidió a los Huthi que se retiren de los organismos oficiales y que liberen al presidente. Los países occidentales temen que el desgobierno dé alas a Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), con la que algunas tribus suníes se han mostrado dispuestas a unirse para hacer frente a los chiíes Huthi.