Dinamarca revive el horror de París, mientras se eleva la alerta en Europa
La policía abate al sospechoso de sendos ataques contra un centro cultural y una sinagoga
Luis Doncel
Copenhague, El País
Dinamarca ha revivido este pasado fin de semana el horror del terrorismo islamista que experimentó Francia hace poco más de un mes. Como si de un macabro juego se tratara, los ataques han seguido una estructura análoga a los de París. La matanza de 12 personas en la redacción de Charlie Hebdo conmocionó a medio mundo el 7 de enero. En Copenhague, un coloquio sobre la libertad de expresión en un centro cultural en homenaje a la revista satírica francesa concluyó el sábado con un tiroteo que dejó un muerto y tres heridos. Y la réplica danesa a la matanza de cuatro personas en un supermercado parisino de comida kosher llegó entrada la madrugada de este domingo con el asesinato de un miembro de la comunidad judía local frente a la mayor sinagoga de la ciudad.
Numerosos ramos de flores reposaban frente a los dos lugares atacados. “Después de lo de París, todos en Europa éramos conscientes de que algo así podía pasar, pero eso no disminuye el shock. No estamos habituados a esto”, decía este domingo el estudiante de Historia Mikkel Juul frente al centro cultural Krudttønden, donde la tarde anterior llovieron las balas. Apoyado en su bicicleta, acababa de llegar de la sinagoga, donde también había dejado su ramo en homenaje.
La policía se muestra cautelosa sobre los motivos del doble ataque. “No podemos decir nada concreto, pero consideramos que podría haberse inspirado en los sucesos de París”, señaló el jefe de la policía, Jens Madsen. Sus agentes abatieron pasadas las 5.30 de este domingo, tras una persecución de horas, al hombre que consideran responsable de los dos asesinatos: un joven de 22 años nacido en Dinamarca y conocido “por actividades criminales relacionadas con la violación de las leyes de armas y actos violentos”.
La policía añadió dos datos sobre el sospechoso: hace tiempo que estaba siendo investigado por los servicios de inteligencia del país y no consta su paso por países donde se entrenan habitualmente los yihadistas, como Irak o Siria. Algunos medios informaban de que el supuesto autor del doble atentado era de origen árabe y se llamaba Omar Abdel Hamid El Hussein. La televisión pública DR precisó que había salido de prisión hacía dos semanas tras cumplir parte de la condena por un ataque con cuchillo en un tren en otoño de 2013.
La pesadilla terrorista ha vuelto a Europa cuando los ecos del último ataque aún no se han esfumado. La Alta Representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, viajará este mes a Washington a un foro convocado por el presidente Barack Obama para buscar soluciones. La preocupación por los miles de europeos que han viajado a campos de entrenamiento yihadistas es cada vez mayor.
Y, al otro lado de la frontera del miedo, muchos musulmanes temen una ola de islamofobia en la que acaben pagando justos por pecadores. Es el caso de Rola Ata, una jordana que lleva más de 20 años viviendo en Dinamarca, y que miraba horrorizada cómo la policía acordonaba un cibercafé del distrito de Nørrebro y detenía a varios hombres —entre dos y cuatro, según distintas fuentes— sospechosos de estar vinculados a los ataques. “Es horrible. Aquí convivimos todos sin problema. Espero que siga siendo así”, decía sin dejar de mirar hacia la zona acordonada.
No muy lejos de ese lugar, en la sinagoga donde horas antes había sido asesinado Dan Uzan, de 37 años, comparecía la primera ministra, Hellen Thorning Schmidt, para asegurar que Dinamarca hará “todo lo necesario” para proteger a la comunidad judía. “Cuando alguien dispara sin piedad a gente inocente que participa en un debate o a la comunidad judía, está atacando a nuestra democracia”, recalcó la política socialdemócrata.
Dinamarca ya fue objeto de la ira islamista hace diez años, cuando el periódico Jyllands-Posten publicó unas caricaturas de Mahoma, ejemplo que más tarde siguió, entre otras publicaciones, la francesa Charlie Hebdo. Una ola de violencia se desató entonces, con el incendio, entre otras, de la Embajada danesa en Siria y después con centenares de muertes. La televisión emitía el audio del debate del sábado en el que el discurso de la activista de Femen Inna Schewtschenko sobre la libertad de expresión y la blasfemia quedaba de repente interrumpido por una ráfaga de unas 40 balas. Es la dramática continuación de un choque violento que parece no tener fin.
Luis Doncel
Copenhague, El País
Dinamarca ha revivido este pasado fin de semana el horror del terrorismo islamista que experimentó Francia hace poco más de un mes. Como si de un macabro juego se tratara, los ataques han seguido una estructura análoga a los de París. La matanza de 12 personas en la redacción de Charlie Hebdo conmocionó a medio mundo el 7 de enero. En Copenhague, un coloquio sobre la libertad de expresión en un centro cultural en homenaje a la revista satírica francesa concluyó el sábado con un tiroteo que dejó un muerto y tres heridos. Y la réplica danesa a la matanza de cuatro personas en un supermercado parisino de comida kosher llegó entrada la madrugada de este domingo con el asesinato de un miembro de la comunidad judía local frente a la mayor sinagoga de la ciudad.
Numerosos ramos de flores reposaban frente a los dos lugares atacados. “Después de lo de París, todos en Europa éramos conscientes de que algo así podía pasar, pero eso no disminuye el shock. No estamos habituados a esto”, decía este domingo el estudiante de Historia Mikkel Juul frente al centro cultural Krudttønden, donde la tarde anterior llovieron las balas. Apoyado en su bicicleta, acababa de llegar de la sinagoga, donde también había dejado su ramo en homenaje.
La policía se muestra cautelosa sobre los motivos del doble ataque. “No podemos decir nada concreto, pero consideramos que podría haberse inspirado en los sucesos de París”, señaló el jefe de la policía, Jens Madsen. Sus agentes abatieron pasadas las 5.30 de este domingo, tras una persecución de horas, al hombre que consideran responsable de los dos asesinatos: un joven de 22 años nacido en Dinamarca y conocido “por actividades criminales relacionadas con la violación de las leyes de armas y actos violentos”.
La policía añadió dos datos sobre el sospechoso: hace tiempo que estaba siendo investigado por los servicios de inteligencia del país y no consta su paso por países donde se entrenan habitualmente los yihadistas, como Irak o Siria. Algunos medios informaban de que el supuesto autor del doble atentado era de origen árabe y se llamaba Omar Abdel Hamid El Hussein. La televisión pública DR precisó que había salido de prisión hacía dos semanas tras cumplir parte de la condena por un ataque con cuchillo en un tren en otoño de 2013.
La pesadilla terrorista ha vuelto a Europa cuando los ecos del último ataque aún no se han esfumado. La Alta Representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, viajará este mes a Washington a un foro convocado por el presidente Barack Obama para buscar soluciones. La preocupación por los miles de europeos que han viajado a campos de entrenamiento yihadistas es cada vez mayor.
Y, al otro lado de la frontera del miedo, muchos musulmanes temen una ola de islamofobia en la que acaben pagando justos por pecadores. Es el caso de Rola Ata, una jordana que lleva más de 20 años viviendo en Dinamarca, y que miraba horrorizada cómo la policía acordonaba un cibercafé del distrito de Nørrebro y detenía a varios hombres —entre dos y cuatro, según distintas fuentes— sospechosos de estar vinculados a los ataques. “Es horrible. Aquí convivimos todos sin problema. Espero que siga siendo así”, decía sin dejar de mirar hacia la zona acordonada.
No muy lejos de ese lugar, en la sinagoga donde horas antes había sido asesinado Dan Uzan, de 37 años, comparecía la primera ministra, Hellen Thorning Schmidt, para asegurar que Dinamarca hará “todo lo necesario” para proteger a la comunidad judía. “Cuando alguien dispara sin piedad a gente inocente que participa en un debate o a la comunidad judía, está atacando a nuestra democracia”, recalcó la política socialdemócrata.
Dinamarca ya fue objeto de la ira islamista hace diez años, cuando el periódico Jyllands-Posten publicó unas caricaturas de Mahoma, ejemplo que más tarde siguió, entre otras publicaciones, la francesa Charlie Hebdo. Una ola de violencia se desató entonces, con el incendio, entre otras, de la Embajada danesa en Siria y después con centenares de muertes. La televisión emitía el audio del debate del sábado en el que el discurso de la activista de Femen Inna Schewtschenko sobre la libertad de expresión y la blasfemia quedaba de repente interrumpido por una ráfaga de unas 40 balas. Es la dramática continuación de un choque violento que parece no tener fin.