Nigerianos enfrentan matanzas y hambre en "estado" de Boko Haram

Yola, Reuters
Boko Haram dice que está construyendo un estado islámico que revivirá la gloria de los imperios musulmanes medievales en Nigeria, pero para quienes viven en su territorio la vida es una letanía de matanzas, secuestros, hambre y colapso económico.


La campaña del grupo islamista que ya lleva cinco años se ha convertido en una de las más mortales del mundo, con alrededor de 10.000 muertos el año pasado, según el Consejo de Relaciones Exteriores. Cientos, en su mayoría mujeres y niños, han sido secuestrados.

El grupo continúa siendo la mayor amenaza a la estabilidad en la economía más grande de África antes de una votación del 14 de febrero en la que el presidente Goodluck Jonathan buscará la reelección.

Pero si bien ha igualado a Estado Islámico, que controla partes de Siria e Irak, en su brutalidad como decapitar a enemigos en cámara, se ha quedado atrás en la construcción de un estado.

"Estado Islámico es un producto de su propia imaginación. Lo que hacen es entrar a una casa y decir que la han tomado", comentó Phineas Elisha, portavoz del Gobierno del estado de Adamawa, uno de los tres bajo estado de emergencia para luchar contra la insurgencia.

A diferencia de sus homólogos de Oriente Medio captando a los locales con una aparente administración, los residentes atrapados por Boko Haram enfrentan escasez de alimento, esclavitud, asesinatos y un estancamiento de la actividad económica, dicen quienes escaparon.

"No tienen una forma de Gobierno", dijo Elisha, quien vio la devastación causada por Boko Haram luego de que las fuerzas del Gobierno recapturaran el pueblo de Mubi en noviembre.

Boko Haram, que nunca habla con los medios excepto para entregar videos yihadistas a periodistas locales, no pudo ser ubicado para realizar comentarios.

"TERRITORIO MUSULMÁN"

Los líderes de Boko Haram hablan sobre revivir uno de los imperios islámicos de África Occidental que durante siglos prosperó gracias al comercio sahariano de esclavos, marfil y oro, pero han demostrado poca evidencia de construir un Estado.

En agosto, un hombre que dijo ser el líder de Boko Haram Abubakar Shekau -los militares dicen que mataron a Shekau- divulgó un video declarando un "territorio musulmán" en Gwoza, en la frontera camerunesa.

Boko Haram controla un área de unos 30.000 kilómetros cuadrados de territorio, del tamaño de Bélgica, según cálculos de Reuters basados en fuentes de seguridad y datos del Gobierno.

Pero mientras que en Siria, Estado Islámico ha intentado ganarse el favor de las comunidades tras brutales comienzos, quienes escaparon de Boko Haram dicen que los rebeldes hacen poco por ellos más que obligarlos a adoptar su versión del Islam bajo pena de muerte.

"Nos dan arroz para cocinar, el arroz que robaron de nuestras tiendas. Nos dan una caldera y (...) pañuelos para que las mujeres se cubran", dijo Maryam Peter del poblado de Pambla.

"La gente está pasando hambre. Se está alimentando solo de maíz y calabacín. Nada de carne, nada de eso. Los insurgentes no están dando nada más", añadió.

Maryam dijo que la mayoría de las interacciones diarias con los milicianos era interrogando a los pobladores sobre sus movimientos y prohibirles intentar escapar, una norma que la mujer desobedeció al huir hace dos semanas.

Un campamento manejado por el Gobierno en una ex escuela es ahora su hogar, junto a otras 1.000 personas, donde las madres cocinan en fogatas encendidas en el exterior. Alrededor de 1,5 millones de personas se han visto sin hogar por la guerra, dice Oxfam.

SE AMONTONAN CUERPOS

Y los asesinados por los milicianos, con frecuencia quedan sin enterrar.

Lo primero que tiene que hacer la Cruz Roja nigeriana cuando las fuerzas del Gobierno retoman una localidad es limpiarla de cuerpos, dijo a Reuters Aliyu Maikano, funcionario de la organización.

Luego de que el Ejército recapturó Mubi en noviembre, Maikano tuvo que cubrir su nariz para evitar el hedor de cuerpos en descomposición.

A los vivos les faltaba "alimento, agua, casi todo. No hay agua potable porque en la mayoría de los pozos se encuentran cuerpos", dijo Maikano.

Muchos residentes lucían andrajosos y desnutridos, y algunos no podían hablar.

"Son crueles. Estado Islámico es un estilo de grupo organizado, es un negocio. Estos hombres no lo son", comentó.

Un antiguo residente de Mubi dijo que los rebeldes habían rebautizado el poblado como "ciudad del Islam".

Pero cuando el portavoz del Gobierno Phineas Elisha ingresó al palacio del Emir tras su recaptura, todo había sido robado, hasta las ventanas y las puertas.

"Mubi era un pueblo fantasma (...) Prácticamente todas las tiendas habían sido robadas", dijo. Le tomó horas encontrar una botella de agua.

A veces los rebeldes simplemente roban los poblados sin protección y se esconden en el monte, dicen fuentes de seguridad.

Murna Philip, que escapó del pueblo de Michika hace cinco meses, dijo que una decena de combatientes habían ocupado un matadero, una escuela y un pabellón, pero poco más.

Para sobrevivir bajo su control, uno tiene que aparentar que los apoya, dijo Andrew Miyanda, quien escapó de los rebeldes hace dos semanas, caminando durante días hacia el río Benue.

"Escriben el nombre (de Boko Haram) en las piernas de los pantalones o en las camisas", contó. "Uno tiene que mostrar los pantalones con el nombre para mostrar que es un miembro", agregó.

Los edificios fueron incendiados y niños secuestrados para "entrenamiento", dijo, una práctica que recuerda al Ejército de Resistencia del Señor en Uganda.

Lentamente, con la ayuda de cazadores tradicionales armados con pistolas caseras y una reputación de poderes mágicos, las fuerzas del Gobierno han logrado expulsar a Boko Haram de algunas de sus capturas en el sur.

Morris Enoch, un líder de los cazadores, dice que hallaron un arsenal de armas militares: lanzadoras de cohetes, ametralladoras, dinamita, armas antiaéreas y granadas.

Los rebeldes raramente dejan mucho más detrás.

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