Los retos de la integración de Crimea a Rusia

Sebastopol, AP
El presidente ruso Vladimir Putin dijo en su momento que Crimea "será un hogar para todos los que vivan allí".


Pero 10 meses después que el Kremlin modificó el mapa de Europa y se anexó la estratégica península de Ucrania sobre el Mar Negro, muchos de los 2,2 millones de habitantes de la región enfrentan un futuro lleno de incertidumbre y la vida que llevan dista mucho de la prosperidad inmediata que imaginaron generaría la unión con Rusia.

Crimea debía quedar integrada, jurídica y administrativamente, desde el 1 de enero a la Federación Rusa. Pero de muchas maneras, parece más una isla lejana enlazada con Rusia sólo por avión y barcos sobre el Estrecho de Kerch.

El principal sector económico de la región, el turismo, está en caída libre y sus problemas han aumentado con la decisión de la Unión Europea de prohibir la venta de paquetes turísticos con destino a Crimea, así como la prohibición de que cruceros de bandera de la UE hagan escala en Yalta, Sebastopol y otros puertos.

Desde la anexión de Crimea por Rusia en marzo de 2014, el precio de los alimentos se ha disparado y la economía local ha sido afectada por el doble golpe de las sanciones occidentales y la lentitud de Moscú en inyectar grandes cantidades de capital para reconstruir la decrépita infraestructura agrícola de la era soviética.

Ucrania también ha cerrado el acceso de Crimea a un importante canal de irrigación, lo que ha afectado la agricultura.

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