Gobierno chino reprime a familiares de víctimas de Año Nuevo

Shangai, AP
Muchos lloraban y se tambaleaban de dolor el martes al visitar el lugar de la estampida de la víspera de Año Nuevo en Shanghai que dejó 36 muertos, en las conmemoraciones del séptimo día que constituyen un rito venerado en China.


Pero las visitas estaban estrictamente controladas y a cada familia se le permitía apenas cinco minutos en el lugar. Empleados se llevaron a la rastra a una mujer que estalló en llanto.

Las disposiciones reflejan el esfuerzo del gobierno por controlar estrictamente las secuelas del desastre e impedir que las familias conformen una masa crítica capaz de atraer las simpatías de la opinión pública e impulsar los reclamos de rendición de cuentas por parte de las autoridades.

"Un incidente de esta magnitud puede despertar las simpatías del público, y los actos y palabras de los parientes de las víctimas pueden despertar sentimientos en la gente. Por eso, es una tarea crucial para las autoridades controlar las familias, impedir los contactos entre ellas o con la prensa", dijo Zhao Chu, un comentarista independiente en Shanghai.

"Golpeados por la misma tragedia, las familias pueden resonar fácilmente unas con otras y es natural que quieran unirse para realizar acciones colectivas y apelas colectivamente al público, y con eso las autoridades podrían perder el control de los sentimientos sociales".

Las familias colocaban ramos de crisantemos blancos y amarillos y se inclinaban ante la estatua del primer alcalde comunista de la ciudad frente a los 17 escalones de cemento de la famosa costanera conocida como el Bund donde se produjo la estampida.

Tres docenas de personas, entre ellas un niño de 12 años, murieron pisoteadas y asfixiadas cuando cientos de miles de personas festejaban el Año Nuevo.

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