Arabia Saudí cerca de cambio generacional en el trono
Dubai, AP
Con la muerte del rey Abdulá, el trono de Arabia Saudí pasa a otro hijo del fundador de la nación, como ha ocurrido de manera relativamente tranquila durante las últimas seis décadas, pero acerca al reino petrolero un paso más cerca de una interrogante que pondrá a prueba la unidad de su familia real: ¿Quién reinará en la siguiente generación?
Abdul-Aziz Al Saud, quien unió tribus y fundó el reino que lleva su nombre, tuvo decenas de hijos —posiblemente más de 50— de varias esposas. El poder ha sido transferido entre ellos, de hermano a hermano, desde su muerte en 1953.
El príncipe heredero Salman, medio hermano de Abdulá, es ahora el rey.
Pero esa generación, en su mayoría de entre 70 y 80 años, es cada vez menos numerosa. Pronto, el trono tendrá que pasar al hijo de uno de esos hijos, colocando potencialmente la sucesión y el poder en manos de una rama de la familia en perjuicio de otras.
La salud de Salman, de 79 años, es incierta. Sufrió al menos una apoplejía que lo dejó con movimiento limitado en el brazo izquierdo.
Algunos de los nietos del fundador claramente están buscando estar en la contienda, instalados en posiciones prominentes por sus padres en preparación.
Tradicionalmente, la dinastía de la familia real se ha unido para esconder cualquier decisión sobre la sucesión y proteger la estabilidad de su autoridad. Pero transiciones previas no han tenido el potencial de todo o nada del cambio generacional.
Abdulá trató de garantizar que la transición ocurra sin rivalidades intrafamiliares, formalizando el Consejo de Lealtad, un organismo formado por los hijos de Abdul-Aziz y algunos nietos prominentes que votan para elegir al rey y al príncipe heredero.
Ese legado podría ser puesto a prueba más pronto de lo esperado.
Abdulá tomó la medida inusual de nombrar a un segundo en la línea al trono: el príncipe Muqrin. Es de destacar que la nominación de Muqrin como segundo príncipe heredero fue aprobada por el Consejo de Lealtad, en la primera ocasión que votó sobre el asunto de la sucesión, estableciendo un precedente para su autoridad. Ganó con una mayoría de tres cuartas partes.
Muqrin fue nombrado príncipe heredero en el mismo comunicado de la corte que anunció a Salman como rey. Muqrin, quien supervisó alguna vez la agencia de inteligencia del reino, es el hijo más joven de Abdul-Aziz. No obstante eso, tiene 69 años.
En teoría, Salman, ahora que es rey, podría tratar en el futuro presionar al Consejo de Lealtad para que nombre a otro príncipe heredero en lugar de Muqrin, pero un intento de ese tipo podría desatar una disputa familiar. Otra posibilidad es que acuda al consejo para que seleccione a un nuevo vice príncipe heredero después de Muqrin.
En cualquier caso, la cuestión del cambio generacional en la sucesión pasará al frente.
Con la muerte del rey Abdulá, el trono de Arabia Saudí pasa a otro hijo del fundador de la nación, como ha ocurrido de manera relativamente tranquila durante las últimas seis décadas, pero acerca al reino petrolero un paso más cerca de una interrogante que pondrá a prueba la unidad de su familia real: ¿Quién reinará en la siguiente generación?
Abdul-Aziz Al Saud, quien unió tribus y fundó el reino que lleva su nombre, tuvo decenas de hijos —posiblemente más de 50— de varias esposas. El poder ha sido transferido entre ellos, de hermano a hermano, desde su muerte en 1953.
El príncipe heredero Salman, medio hermano de Abdulá, es ahora el rey.
Pero esa generación, en su mayoría de entre 70 y 80 años, es cada vez menos numerosa. Pronto, el trono tendrá que pasar al hijo de uno de esos hijos, colocando potencialmente la sucesión y el poder en manos de una rama de la familia en perjuicio de otras.
La salud de Salman, de 79 años, es incierta. Sufrió al menos una apoplejía que lo dejó con movimiento limitado en el brazo izquierdo.
Algunos de los nietos del fundador claramente están buscando estar en la contienda, instalados en posiciones prominentes por sus padres en preparación.
Tradicionalmente, la dinastía de la familia real se ha unido para esconder cualquier decisión sobre la sucesión y proteger la estabilidad de su autoridad. Pero transiciones previas no han tenido el potencial de todo o nada del cambio generacional.
Abdulá trató de garantizar que la transición ocurra sin rivalidades intrafamiliares, formalizando el Consejo de Lealtad, un organismo formado por los hijos de Abdul-Aziz y algunos nietos prominentes que votan para elegir al rey y al príncipe heredero.
Ese legado podría ser puesto a prueba más pronto de lo esperado.
Abdulá tomó la medida inusual de nombrar a un segundo en la línea al trono: el príncipe Muqrin. Es de destacar que la nominación de Muqrin como segundo príncipe heredero fue aprobada por el Consejo de Lealtad, en la primera ocasión que votó sobre el asunto de la sucesión, estableciendo un precedente para su autoridad. Ganó con una mayoría de tres cuartas partes.
Muqrin fue nombrado príncipe heredero en el mismo comunicado de la corte que anunció a Salman como rey. Muqrin, quien supervisó alguna vez la agencia de inteligencia del reino, es el hijo más joven de Abdul-Aziz. No obstante eso, tiene 69 años.
En teoría, Salman, ahora que es rey, podría tratar en el futuro presionar al Consejo de Lealtad para que nombre a otro príncipe heredero en lugar de Muqrin, pero un intento de ese tipo podría desatar una disputa familiar. Otra posibilidad es que acuda al consejo para que seleccione a un nuevo vice príncipe heredero después de Muqrin.
En cualquier caso, la cuestión del cambio generacional en la sucesión pasará al frente.