Pakistán: 141 muertos en ataque a una escuela
Peshawar, AP
Talibanes armados irrumpieron el martes en una escuela militar en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, matando a 141 personas, dijeron autoridades, en el peor atentado que sufre el país en años.
Un portavoz militar dijo el martes que 141 personas, la mayoría de ellos niños, murieron en el suceso.
El portavoz, Asim Bajwa, dijo en conferencia de prensa que 132 de los muertos eran niños y que otros nueve eran personal de la escuela. Añadió que hubo siete atacantes, y que todos llevaban chalecos llenos de explosivos. Los agresores no querían tomar rehenes, sino que irrumpieron y empezaron a disparar a mansalva.
Horas antes el martes, las autoridades paquistaníes dijeron que el operativo policial en la escuela había concluido y que agentes estaban registrando el perímetro.
La inmensa mayoría de las víctimas eran estudiantes de la escuela militar, donde acudían niños y adolescentes de entre primer y décimo grado. El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó el asalto y se dirigió a Peshawar para mostrar su apoyo a las víctimas.
El espantoso episodio, obra de un número relativamente pequeño de milicianos del grupo talibán Tehreek-e, un grupo armado paquistaní que trata de derrocar al gobierno, también envió decenas de heridos a los hospitales locales mientras padres aterrados buscaban a sus hijos.
"Mi hijo estaba vestido de uniforme esta mañana. Ahora está en un ataúd", se lamentó un padre, Tahir Ali, cuando llegó al hospital a recoger el cuerpo de su hijo de 14 años, Abdulá. "Mi hijo era mi sueño. Han matado a mi sueño".
El ataque comenzó por la mañana cuando una media docena de hombres armados entraron en la escuela - y dispararon al azar, indicó el policía Yaved Jan. Comandos militares llegaron pronto al lugar e intercambiaron fuego con los asaltantes, señaló. Imágenes de la televisión paquistaní mostraban a los estudiantes, vestidos con sus uniformes verdes, huyendo del lugar.
Fuera de la escuela, a primera hora de la tarde se escucharon dos fuertes explosiones de origen desconocido, mientras soldados paquistaníes se enfrentaban a los atacantes. En torno al centro se desplegaron vehículos blindados.
Los detalles eran escasos ante una tragedia abrumadora. La televisión paquistaní mostró a soldados rodeando la zona y haciendo retroceder a quienes se agolpaban en el exterior. Las ambulancias corrían desde la zona a los hospitales locales.
Anteriormente el ministro de información de la provincial, Mushtaq Ghani, dijo que 126 personas fallecieron en el ataque y que la mayoría eran estudiantes, niños y adolescentes, de la escuela. Pero fuentes hospitalarias habían dicho antes que al menos una de las víctimas era un profesor, y que había un soldado entre los muertos.
Pervez Jattak, ministro responsable de la provincia donde se registró el ataque, dijo que aún se estaban produciendo combates en algunas partes de la escuela.
El primer ministro prometió que el país no se vería intimidado por la violencia y que el ejército seguiría con una agresiva operación lanzada en junio en la zona tribal de Waziristan del Norte para derrotar a los insurgentes.
"La lucha continuará. Nadie debería dudarlo", dijo Sharif.
No estaba claro cuántos alumnos y empleados seguían dentro del recinto. Un estudiante que escapó y un agente de policía en el lugar dijeron que en un momento dado hubo en torno a 200 alumnos como rehenes. Ambos declinaron dar sus nombres porque no estaban autorizados a hablar sobre la situación.
Uno de los estudiantes heridos, Abdulá Yamal, dijo que estaba con un grupo de chicos de 8vo, 9no y 10mo grado que estaban recibiendo instrucción y formación de primeros auxilios con un grupo de médicos del ejército paquistaní cuando estalló la violencia.
Yamal, que recibió un disparo en la pierna, dijo que cuando comenzaron los disparos nadie sabía qué estaba pasando.
"Entonces vi niños cayendo que lloraban y gritaban. Yo también caí. Después supe que me había dado una bala", dijo desde su cama de hospital.
Otro alumno, Amir Mateenn, dijo que habían cerrado una puerta desde dentro cuando oyeron disparos, pero que los atacantes habían derribado la puerta y disparado de todas formas.
La escuela se encuentra al borde de un acantonamiento militar en Peshawar, pero la mayoría de los estudiantes son civiles.
Las primeras noticias sobre el número de atacantes divergían, pero todas las estimaciones apuntaban a un número relativamente pequeño de personas.
El portavoz talibán Mohamed Jurasani se atribuyó el ataque en una llamada a los medios, diciendo que seis atacantes suicidas habían realizado el asalto en represalia por la muerte de talibanes a manos de las autoridades paquistaníes.
Sin embargo, el ministro señaló que había ocho atacantes, vestidos con ropa militar. Dos murieron abatidos por fuerzas de seguridad y otro se inmoló, dijo Jattak. Los demás seguían luchando.
El ejército paquistaní lanzó en junio una amplia operación militar en la zona tribal de Waziristán del Norte, prometiendo que perseguiría a todos los grupos milicianos operando en la zona. Al lanzar la operación, civiles y fuerzas de seguridad temieron una represalia de los milicianos atacados, pero hasta el martes no se había producido una gran operación de venganza.
Talibanes armados irrumpieron el martes en una escuela militar en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, matando a 141 personas, dijeron autoridades, en el peor atentado que sufre el país en años.
Un portavoz militar dijo el martes que 141 personas, la mayoría de ellos niños, murieron en el suceso.
El portavoz, Asim Bajwa, dijo en conferencia de prensa que 132 de los muertos eran niños y que otros nueve eran personal de la escuela. Añadió que hubo siete atacantes, y que todos llevaban chalecos llenos de explosivos. Los agresores no querían tomar rehenes, sino que irrumpieron y empezaron a disparar a mansalva.
Horas antes el martes, las autoridades paquistaníes dijeron que el operativo policial en la escuela había concluido y que agentes estaban registrando el perímetro.
La inmensa mayoría de las víctimas eran estudiantes de la escuela militar, donde acudían niños y adolescentes de entre primer y décimo grado. El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó el asalto y se dirigió a Peshawar para mostrar su apoyo a las víctimas.
El espantoso episodio, obra de un número relativamente pequeño de milicianos del grupo talibán Tehreek-e, un grupo armado paquistaní que trata de derrocar al gobierno, también envió decenas de heridos a los hospitales locales mientras padres aterrados buscaban a sus hijos.
"Mi hijo estaba vestido de uniforme esta mañana. Ahora está en un ataúd", se lamentó un padre, Tahir Ali, cuando llegó al hospital a recoger el cuerpo de su hijo de 14 años, Abdulá. "Mi hijo era mi sueño. Han matado a mi sueño".
El ataque comenzó por la mañana cuando una media docena de hombres armados entraron en la escuela - y dispararon al azar, indicó el policía Yaved Jan. Comandos militares llegaron pronto al lugar e intercambiaron fuego con los asaltantes, señaló. Imágenes de la televisión paquistaní mostraban a los estudiantes, vestidos con sus uniformes verdes, huyendo del lugar.
Fuera de la escuela, a primera hora de la tarde se escucharon dos fuertes explosiones de origen desconocido, mientras soldados paquistaníes se enfrentaban a los atacantes. En torno al centro se desplegaron vehículos blindados.
Los detalles eran escasos ante una tragedia abrumadora. La televisión paquistaní mostró a soldados rodeando la zona y haciendo retroceder a quienes se agolpaban en el exterior. Las ambulancias corrían desde la zona a los hospitales locales.
Anteriormente el ministro de información de la provincial, Mushtaq Ghani, dijo que 126 personas fallecieron en el ataque y que la mayoría eran estudiantes, niños y adolescentes, de la escuela. Pero fuentes hospitalarias habían dicho antes que al menos una de las víctimas era un profesor, y que había un soldado entre los muertos.
Pervez Jattak, ministro responsable de la provincia donde se registró el ataque, dijo que aún se estaban produciendo combates en algunas partes de la escuela.
El primer ministro prometió que el país no se vería intimidado por la violencia y que el ejército seguiría con una agresiva operación lanzada en junio en la zona tribal de Waziristan del Norte para derrotar a los insurgentes.
"La lucha continuará. Nadie debería dudarlo", dijo Sharif.
No estaba claro cuántos alumnos y empleados seguían dentro del recinto. Un estudiante que escapó y un agente de policía en el lugar dijeron que en un momento dado hubo en torno a 200 alumnos como rehenes. Ambos declinaron dar sus nombres porque no estaban autorizados a hablar sobre la situación.
Uno de los estudiantes heridos, Abdulá Yamal, dijo que estaba con un grupo de chicos de 8vo, 9no y 10mo grado que estaban recibiendo instrucción y formación de primeros auxilios con un grupo de médicos del ejército paquistaní cuando estalló la violencia.
Yamal, que recibió un disparo en la pierna, dijo que cuando comenzaron los disparos nadie sabía qué estaba pasando.
"Entonces vi niños cayendo que lloraban y gritaban. Yo también caí. Después supe que me había dado una bala", dijo desde su cama de hospital.
Otro alumno, Amir Mateenn, dijo que habían cerrado una puerta desde dentro cuando oyeron disparos, pero que los atacantes habían derribado la puerta y disparado de todas formas.
La escuela se encuentra al borde de un acantonamiento militar en Peshawar, pero la mayoría de los estudiantes son civiles.
Las primeras noticias sobre el número de atacantes divergían, pero todas las estimaciones apuntaban a un número relativamente pequeño de personas.
El portavoz talibán Mohamed Jurasani se atribuyó el ataque en una llamada a los medios, diciendo que seis atacantes suicidas habían realizado el asalto en represalia por la muerte de talibanes a manos de las autoridades paquistaníes.
Sin embargo, el ministro señaló que había ocho atacantes, vestidos con ropa militar. Dos murieron abatidos por fuerzas de seguridad y otro se inmoló, dijo Jattak. Los demás seguían luchando.
El ejército paquistaní lanzó en junio una amplia operación militar en la zona tribal de Waziristán del Norte, prometiendo que perseguiría a todos los grupos milicianos operando en la zona. Al lanzar la operación, civiles y fuerzas de seguridad temieron una represalia de los milicianos atacados, pero hasta el martes no se había producido una gran operación de venganza.