Los exreclusos de Guantánamo dan la cara en Uruguay
Los seis liberados por EE UU confraternizan en Montevideo, aprenden español y tienen más de 30 ofertas laborales
Magdalena Martínez
Montevideo, El País
Una imagen vale más que mil palabras y así lo han entendido los presos de Guantánamo liberados por EE UU y trasladados a Uruguay. A pesar de tener garantizado el anonimato por su estatuto de refugiados, este viernes decidieron posar afeitados y con camisas azules ante los fotógrafos. El cambio es tan impactante que la prensa local publicó información interactiva del antes y el después. Así, se descubre a Ahmed Adnan Aham, sirio de 37 años, como un hombre de apariencia juvenil y sin barba. Todo un contraste con la imagen que lo mostraba temible, con barba y el mono naranja de los reclusos. Algo parecido sucede con Abd Hadi Omar, sirio de 32 años, que aunque se ha dejado la barba tiene un aspecto bien distinto del que presentaba en las imágenes que tanto asustaron a la opinión pública uruguaya.
Desde su llegada a Montevideo el pasado sábado, los exreclusos han multiplicado los gestos hacia la población local, que según un sondeo del pasado octubre declaraba mayoritariamente estar en contra del traslado (58% de los encuestados). Alojados desde el jueves en una casa del sindicato único uruguayo (Pit-CNT), han paseado por Montevideo sin esconderse y se han mostrado sonrientes e incluso toman mate, la infusión que tanto aprecian los uruguayos.
El Gobierno de Uruguay y el presidente José Mujica cumplen por ahora su promesa de darles toda la libertad —“El primer día que se quieran ir se podrán ir”, dijo el mandatario—. Estados Unidos exigió en un principio que se quedaran obligatoriamente en Uruguay dos años. Los seis hombres fueron declarados excarcelables por el Gobierno de Washington en 2009 y están considerados como poco peligrosos. Todos pasaron más de diez años en la base militar estadounidense en suelo cubano sin juicio y sin cargos. Cuatro son sirios, uno, palestino y otro, tunecino. Su traslado a Uruguay fue el de mayor importancia desde 2009 y el primero que se realiza en América del Sur. Tras estas liberaciones, quedan 137 presos en Guantánamo, 68 de ellos en calidad de excarcelables.
Los seis antiguos presos estarán sometidos a discreta vigilancia, aseguró a la prensa local una fuente del Ministerio del Interior. Según datos estadounidenses, de los 88 liberados de Guantánamo trasladados a otros países, cinco volvieron a las actividades terroristas.
Varios exreclusos trasladados han mostrado su interés en recibir a sus familiares en Uruguay, un país de 3,3 millones de habitantes. Los seis están aprendiendo español, han recibido ejemplares del Corán y, según el sindicato, tienen ya más de 30 ofertas laborales. Muchos ciudadanos han identificado la casa en la que viven, en pleno centro de Montevideo, y les han donado ropa, alimentos y distintos objetos. Tanto el Gobierno como estos nuevos ciudadanos libres esperan que se supere la desconfianza de gran parte de la sociedad.
Basado en una idea interactiva del diario El Observador.
Magdalena Martínez
Montevideo, El País
Una imagen vale más que mil palabras y así lo han entendido los presos de Guantánamo liberados por EE UU y trasladados a Uruguay. A pesar de tener garantizado el anonimato por su estatuto de refugiados, este viernes decidieron posar afeitados y con camisas azules ante los fotógrafos. El cambio es tan impactante que la prensa local publicó información interactiva del antes y el después. Así, se descubre a Ahmed Adnan Aham, sirio de 37 años, como un hombre de apariencia juvenil y sin barba. Todo un contraste con la imagen que lo mostraba temible, con barba y el mono naranja de los reclusos. Algo parecido sucede con Abd Hadi Omar, sirio de 32 años, que aunque se ha dejado la barba tiene un aspecto bien distinto del que presentaba en las imágenes que tanto asustaron a la opinión pública uruguaya.
Desde su llegada a Montevideo el pasado sábado, los exreclusos han multiplicado los gestos hacia la población local, que según un sondeo del pasado octubre declaraba mayoritariamente estar en contra del traslado (58% de los encuestados). Alojados desde el jueves en una casa del sindicato único uruguayo (Pit-CNT), han paseado por Montevideo sin esconderse y se han mostrado sonrientes e incluso toman mate, la infusión que tanto aprecian los uruguayos.
El Gobierno de Uruguay y el presidente José Mujica cumplen por ahora su promesa de darles toda la libertad —“El primer día que se quieran ir se podrán ir”, dijo el mandatario—. Estados Unidos exigió en un principio que se quedaran obligatoriamente en Uruguay dos años. Los seis hombres fueron declarados excarcelables por el Gobierno de Washington en 2009 y están considerados como poco peligrosos. Todos pasaron más de diez años en la base militar estadounidense en suelo cubano sin juicio y sin cargos. Cuatro son sirios, uno, palestino y otro, tunecino. Su traslado a Uruguay fue el de mayor importancia desde 2009 y el primero que se realiza en América del Sur. Tras estas liberaciones, quedan 137 presos en Guantánamo, 68 de ellos en calidad de excarcelables.
Los seis antiguos presos estarán sometidos a discreta vigilancia, aseguró a la prensa local una fuente del Ministerio del Interior. Según datos estadounidenses, de los 88 liberados de Guantánamo trasladados a otros países, cinco volvieron a las actividades terroristas.
Varios exreclusos trasladados han mostrado su interés en recibir a sus familiares en Uruguay, un país de 3,3 millones de habitantes. Los seis están aprendiendo español, han recibido ejemplares del Corán y, según el sindicato, tienen ya más de 30 ofertas laborales. Muchos ciudadanos han identificado la casa en la que viven, en pleno centro de Montevideo, y les han donado ropa, alimentos y distintos objetos. Tanto el Gobierno como estos nuevos ciudadanos libres esperan que se supere la desconfianza de gran parte de la sociedad.
Basado en una idea interactiva del diario El Observador.