Renacer de las cenizas: los Bush vuelven a soñar

Nueva York, lanacion.com
Bill Clinton, el presidente vivo más popular de Estados Unidos, publicó días atrás una foto en Twitter donde se lo veía con la biografía de George H. W. Bush escrita por George W. Bush. "¡Conmovedor tributo!", escribió, junto a una etiqueta en la que le tomaba el pelo al autor, su sucesor, por no tener aún una cuenta en la red social favorita de los políticos.


Rápido de reflejos, Bush respondió en su cuenta de Instagram, que creó hace poco más de un año: subió la foto de Clinton con su libro, agradeció y le retrucó la tomada de pelo por no estar en esa red donde se comparten fotos, su favorita. No se quedó ahí: agregó una etiqueta en la que lo llamó su "hermano de otra madre". Los guiños entre los antiguos jefes de la Casa Blanca fueron la última evidencia de un fenómeno impensado hace unos años: el renacimiento político de los Bush.

A los 90 años, George H. W. Bush es hoy casi tan popular como Clinton, según Gallup. Y George W., que dejó Washington con su popularidad hecha trizas en medio de dos guerras y la peor crisis económica desde la Gran Depresión, mide mejor que Barack Obama y que Jimmy Carter, ambos Nobel de la Paz.

El regreso a la vida pública de George W., que en los últimos días promocionó su libro sobre su padre, da cuenta de ese giro. Y puede, también, ser sólo el principio. Jeb Bush, para algunos el mejor exponente de la familia, analiza si intentará recuperar la Casa Blanca en 2016 para los republicanos y la dinastía.

"No sé si va a competir, realmente no lo sé. Espero que se postule, porque sería un gran presidente", dijo esta semana George W. sobre su hermano mayor, durante una entrevista con Fox. "Bill y yo vamos a tener cosas interesantes de qué hablar. Mire, aún lo apreciaré cuando Jeb le gane a Hillary", bromeó.

Las dinastías políticas son comunes en Estados Unidos: están los Adams, los Roosevelt, los Kennedy y, en la historia más reciente, Bush y Clinton, dos dinastías que parecen destinadas a enfrentarse (otra vez). Eso si Hillary decide competir y Bush logra derrotar a otra dinastía: la de los Paul, Ron y Rand, el senador libertario que, por ahora, lidera las encuestas de los republicanos.

Las dinastías familiares suelen ser poderosas porque tienen reconocimiento, conexiones y acceso a dinero, dijo a LA NACION Allan Litchman, profesor de historia política de la American University. Para los Bush, el reconocimiento, al menos hasta hace poco, parecía perdido por el legado de George W. Pero el tiempo matizó el rechazo a su figura y su presidencia. Litchman cree que esto se debe, en parte, a una cierta nostalgia al mirar hacia el pasado.

"Hay descontento con Obama, y eso hace que Bush se vea mejor. Siempre hay algo de revisionismo, y eso tiende a hacer a los presidentes más populares que cuando dejaron la presidencia", señaló Litchman. "Si los índices de aprobación de Obama estuvieran por las nubes, se vería a las presidencias de los Bush con otro lente", agregó.

Si decide competir por la presidencia, Jeb Bush deberá lidiar con el legado de su padre y de su hermano. Pero sus intenciones de competir -es "más que probable", dijo su hijo mayor, George P. Bush, que ganó su primera elección este año en Texas- demuestran que Jeb ya no cree al menos que el apellido sea una carga en su camino a la Casa Blanca.

El renacimiento de los Bush entusiasma al establishment republicano: Jeb Bush, segundo en las encuestas, es "su" candidato.

A diferencia de Paul, Jeb Bush cuenta con tres ventajas, además de su linaje político: es una figura moderada que puede seducir al electorado independiente; viene de Florida, un estado definitorio en las elecciones presidenciales, y su esposa, Columba Bush, es mexicana. Jeb Bush habla un muy buen español y es, junto con el senador Marco Rubio, el republicano que mejor calaría con los latinos, vitales para alcanzar la presidencia.

Litchman dijo que en una eventual campaña Jeb Bush deberá responder por el legado de su hermano y su padre y podría tener problemas por ello. Pero George W., entusiasta número uno de la candidatura de su hermano, no lo cree del todo así.

"Hay personas que dirán que no hay manera de que voten por alguien con ese nombre", dijo en una entrevista con la agencia Reuters. "Por supuesto, si llegara a competir contra Hillary Clinton, entonces creo que el tema del nombre se disiparía un poco", agregó.

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