Mexicali, el gran ‘duty free’ médico

La frontera mexicana con California es un foco mundial de turismo médico, donde norteamericanos y canadienses cruzan para hacerse tratamientos a mitad de precio

Pablo Ximénez de Sandoval
Los Algodones (México), El País
El pueblo más al norte de América Latina se llama Los Algodones. Está junto al río Colorado, en la esquina que marca la frontera de Baja California, en México, con California y Arizona, en EE UU. Una vez vivió de los campos de algodón que le dan nombre y que todavía adornan la carretera a finales de septiembre, cuando empiezan a salir los crespones blancos en los arbustos. Hoy tiene un nombre popular entre los norteamericanos: the molar city. Los Algodones tiene 5.000 habitantes y 350 dentistas.


Dos parejas de turistas norteamericanos de mediana edad pasan caminando por el pequeño paso fronterizo entre Los Algodones y la ciudad de Yuma, en California. No quieren decir sus nombres, tienen prisa, es por la tarde y les quedan cuatro horas de coche hasta Laguna Beach, una comunidad residencial de alto nivel al sur de Los Ángeles. “Venimos de hacernos una limpieza dental”, dice uno de los turistas. Le ha costado 25 dólares. No sabe cuánto cuesta en su ciudad: “Nunca he ido al dentista allí”. En un dentista de California le habría costado unas cuatro veces más.

Bajo los soportales de la esquina de la callle 2 y la avenida B, entre decenas de clínicas dentales y farmacias, está el local del doctor José Valenzuela. Pasada la puerta, uno está en un dentista de cualquier lugar de Europa. Dentista de segunda generación, Valenzuela ha tenido hoy un paciente de Oregón y otro de Los Ángeles. Se encuentra sobre todo, explica, “pacientes que han dejado de trabajar y han perdido su seguro dental”. Los precios en Los Algodones son imbatibles para un estadounidense que se lo tenga que pagar de su bolsillo. Una endodoncia, 250 dólares frente a 900 en EE UU. Una corona son 1.200 dólares en California. Aquí, “la mejor”, 450 dólares.

Valenzuela explica que los menores costes en México permiten márgenes de beneficio de hasta el 75%, incluso con precios que son en general la mitad que en EE UU. Y la calidad es la misma. “Yo gasto 25.000 dólares al año en material y el 90% de mi formación continua la hago en EE UU”. Recientemente, ha adquirido una máquina de radiografía digital de 60.000 dólares y planifica las intervenciones en 3D en un software de última generación llamado NobelClinician. Tiene 4.000 pacientes, algunos de Alaska o Hawaii, que vienen a este remoto pueblito del desierto a arreglarse los dientes. “Para mí, lo mejor es cuando un paciente me dice que su médico en EE UU le ha dicho que el trabajo de México está bien hecho”, afirma.

José Valenzuela, ante su clínica dental en Los Algodones, Baja California. / A. A.

Los Algodones está a cuatro horas de Los Ángeles, a dos horas de San Diego y a cuatro de Phoenix (Arizona). Se encuentra también a media hora de Mexicali, la capital de Baja California. Toda esta frontera, desde la costa de Tijuana hasta el desierto, es un foco mundial del llamado turismo médico. Es el argumento de promoción turística principal de la zona. La autoridad de turismo de Mexicali ha elaborado una guía titulada: Mexicali, Health Capital. Según sus datos en 2013 Mexicali, que tiene 700.000 habitantes, recibió 191.000 visitantes para hacerse tratamientos médicos que dejaron 69 millones de dólares en la ciudad.

En 2013 Mexicali, (700.000 habitantes), recibió 191.000 turistas en busca de tratamientos médicos que gastaron 69 millones de dólares

En el folleto turístico de Mexicali se puede encontrar una tabla con la diferencia de precios entre los dos lados de la frontera en los procedimientos médicos más demandados. A saber: prótesis de rodilla, 34.000 dólares en EE UU frente a 10.000 dólares en México; algo parecido cuesta una prótesis de cadera; lifting de rostro y cuello, 11.000 dólares en EE UU frente a 5.000 en México; un tratamiento de fertilidad, 14.000 por ciclo en EE UU y 5.000 en México.

La calle Reforma de Mexicali es como un polígono comercial de la medicina. Los carteles anunciando urología, ortopedia, odontopediatría, obstetricia o trauma inundan todos los edificios a la vista. Hasta aquí llegó Arthur Navarro, californiano de 43 años que vive en Lake Havasu City, Arizona, donde regenta un casino. Su propio médico le recomendó que visitara el hospital Almater, en Mexicali, para la operación de estética que quería hacerse su esposa. Después llevó a su madre a hacerse un procedimiento de reducción de estómago contra la obesidad que el seguro en Estados Unidos no le quería pagar. Quedó tan impresionado que luego se lo hizo él. Pesaba 146 kilos y en cinco meses ha perdido 40. Este octubre llevó a su hijo a hacérselo.

“En Arizona esa cirugía me costaba 47.000 dólares y aquí me ha costado 8.000”, comenta Navarro. Además, destaca que “no hay que esperar”. “En EE UU son dos semanas para cualquier análisis de sangre mientras aquí en una hora nos hicieron todos los estudios médicos para la cirugía”. Navarro habla con entusiasmo de la diferencia de trato que ha encontrado en la sanidad de la frontera respecto a Arizona y de la rapidez de los servicios.

La doctora Marta Meza López, directora de operaciones del hospital Almater de Mexicali, admite que hace unos años existía mucho recelo en EE UU sobre eso de viajar a México a hacerse una cirugía. Con un poco de cultura cinematográfica es fácil imaginar los prejuicios de un californiano acerca de un doctorcito mexicano sacamuelas. “La mentalidad del paciente norteamericano se ha tenido que abrir porque su sanidad no le da el servicio que necesita o no se lo puede permitir. Han superado el recelo y ahora son nuestros mejores publicistas”.

Las razones de la diferencia de precio son varias. Primero, el coste de la vida de los dos países. Pero también la “espantosa cultura de las demandas judiciales” de Estados Unidos, en palabras de Meza López. “Allí hay médicos que se tienen que retirar porque no les hacen un seguro”. En Estados Unidos, “un médico puede pagar unos 70.000 dólares al año por un seguro de responsabilidad civil. Aquí le cuesta 3.000”. El dentista José Valenzuela, por ejemplo, paga un seguro de responsabilidad de 1.000 dólares al año.

Por último, al ser zona fronteriza Mexicali es zona libre y disfruta de un régimen tributario especial. Enormes farmacias venden los mismos medicamentos que en el otro lado de la frontera, la misma caja de la misma marca, con diferencias de precio entre el 40% y el 95%. Mexicali es una especie de duty free de la medicina, justo al lado del país con la medicina más cara del mundo.

Hasta la administración de la frontera se ha puesto al servicio del turismo médico. Pasar de Calexico, en California, a Mexicali es tan fácil como conducir a través de la garita. No hay ni que enseñar el pasaporte. De vuelta, los turistas pueden utilizar el llamado carril médico para pasar más deprisa a EE UU. Por los carriles normales se tarda una hora. Por el carril médico, 15 minutos. Si no quieren conducir por México porque les da miedo o no tienen seguro, hospitales como Almater tienen servicios de lanzadera que los van a buscar a Calexico. Algunos servicios de lanzadera llegan hasta San Diego. Si no hablan español, tampoco pasa nada. Todo el personal habla inglés.

Este octubre, Mexicali y Los Algodones se preparan para recibir un año más a los llamados pájaros de la nieve, una expresión tan común aquí que parece que se refieren a una fiesta local. Se trata de los pacientes canadienses, que vienen sobre todo en esta época del año y se instalan un tiempo huyendo del frío. “Antes, en las telenovelas mexicanas el protagonista siempre se iba a operar a Houston”, bromea Martín Medina, de la oficina de Turismo de Mexicali. “Ahora son los del primer mundo los que se han fijado en lugares como este porque sus servicios de sanidad ya no dan abasto para atenderlos”.

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