Manifestantes de Hong Kong se muestran desafiantes ante un inminente desalojo
Hong Kong, EFE
Los cientos de manifestantes que aún pernoctan en las calles de Hong Kong donde piden democracia se muestran desafiantes ante una inminente acción policial que podría ocurrir en los próximos días y que pondría fin a más de mes y medio de permanentes protestas sin precedentes en territorio chino.
Los manifestantes recibieron hoy una nueva señal de este futuro desalojo después de que el Tribunal Superior de Justicia de Hong Kong se pronunciara en contra de que los estudiantes puedan apelar la orden judicial que da autoridad a la Policía para desalojar varias de las calles tomadas en estas protestas.
El pasado lunes, la corte resolvió extender los recursos presentados sobre dos zonas de las tres áreas ocupadas sobre las que había dictaminado la autorización de la asistencia de la Policía para eliminar los obstáculos que bloquean las vías públicas frente a la sede del Gobierno de la ciudad en la zona de Admiralty y en un área concreta del distrito obrero de Mong Kok.
La Policía, además, tiene el consentimiento judicial para llevar a cabo arrestos en el caso de que los manifestantes muestren algún tipo de resistencia física.
Los pronunciamientos judiciales vierten más presión sobre los manifestantes, quienes esta semana recibieron una nueva advertencia del Gobierno local asegurando que ya no había más espacio para el diálogo entre ambas partes e instando a los estudiantes a abandonar las zonas ocupadas.
Carrie Lam, la número dos del Ejecutivo de Hong Kong, hizo esta advertencia al mismo tiempo que el máximo mandatario local, Leung Chun-ying, recibía el apoyo del presidente chino sobre su gestión en las protestas el pasado domingo durante en el foro económico APEC que se celebró en Pekín esta semana.
A pesar de esta presión, los manifestantes, cada vez menor en número pero que aún se cuentan por centenares, están dispuestos a permanecer en las calles con o sin intervención policial.
“No voy a resistirme pero tampoco voy a irme a casa. Si me echan de esta calle iremos a otra”, dijo hoy a Efe Mark Ma, un hongkonés de 25 años en el asentamiento de Mong Konk.
Ma señaló que ese es el sentir de muchos de los que llevan en las calles desde el pasado 28 de septiembre, cuando cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles de Hong Kong para pedir más libertades democráticas, dando paso a la mayor campaña de desobediencia civil jamás vivida en suelo chino.
“El movimiento no se ha acabado, aquí seguiremos hasta que el Gobierno nos escuche y nos ponga una solución sobre la mesa”, afirmó Henry Lee, uno de los voluntarios que colabora con el movimiento desde la zona de Admiralty.
Hoy, además, un grupo de personas llevaron a cabo hoy una marcha hacia las dependencias policiales en protesta por el arresto de dos manifestantes prodemocráticos que trataron de frenar a tres opositores del movimiento de lanzar y agredir a uno de los propulsores de la campaña, un millonario empresario de los medios de comunicación Jimmy Lai Chee-ying.
El arresto levantó el enfado de los manifestantes quienes pidieron hoy la dimisión del Comisario de Policía de Hong Kong.
El movimiento ha ido perdiendo fuerza desde sus comienzos y tras varios tropiezos de gestión por parte de las tres organizaciones que han tomado el papel de liderazgo -la Federación de Estudiantes de Hong Kong, Occupy Central y Scholarism-, las protestas se muestran más polarizadas.
Algunos, como el joven Lee, cree que “se debe llevar las protestas a otro nivel, tomando otras calles o algunas instituciones”, indicó.
Otros, como los tres líderes de la organización Occupy Central, anunciaron su disposición de entregarse a las autoridades.
Una encuesta llevada a cabo por la Universidad China de Hong Kong mostró hoy por primera vez un aumento del descontento popular con las protestas, reprobadas por un 44 por ciento de los encuestados.
Los cientos de manifestantes que aún pernoctan en las calles de Hong Kong donde piden democracia se muestran desafiantes ante una inminente acción policial que podría ocurrir en los próximos días y que pondría fin a más de mes y medio de permanentes protestas sin precedentes en territorio chino.
Los manifestantes recibieron hoy una nueva señal de este futuro desalojo después de que el Tribunal Superior de Justicia de Hong Kong se pronunciara en contra de que los estudiantes puedan apelar la orden judicial que da autoridad a la Policía para desalojar varias de las calles tomadas en estas protestas.
El pasado lunes, la corte resolvió extender los recursos presentados sobre dos zonas de las tres áreas ocupadas sobre las que había dictaminado la autorización de la asistencia de la Policía para eliminar los obstáculos que bloquean las vías públicas frente a la sede del Gobierno de la ciudad en la zona de Admiralty y en un área concreta del distrito obrero de Mong Kok.
La Policía, además, tiene el consentimiento judicial para llevar a cabo arrestos en el caso de que los manifestantes muestren algún tipo de resistencia física.
Los pronunciamientos judiciales vierten más presión sobre los manifestantes, quienes esta semana recibieron una nueva advertencia del Gobierno local asegurando que ya no había más espacio para el diálogo entre ambas partes e instando a los estudiantes a abandonar las zonas ocupadas.
Carrie Lam, la número dos del Ejecutivo de Hong Kong, hizo esta advertencia al mismo tiempo que el máximo mandatario local, Leung Chun-ying, recibía el apoyo del presidente chino sobre su gestión en las protestas el pasado domingo durante en el foro económico APEC que se celebró en Pekín esta semana.
A pesar de esta presión, los manifestantes, cada vez menor en número pero que aún se cuentan por centenares, están dispuestos a permanecer en las calles con o sin intervención policial.
“No voy a resistirme pero tampoco voy a irme a casa. Si me echan de esta calle iremos a otra”, dijo hoy a Efe Mark Ma, un hongkonés de 25 años en el asentamiento de Mong Konk.
Ma señaló que ese es el sentir de muchos de los que llevan en las calles desde el pasado 28 de septiembre, cuando cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles de Hong Kong para pedir más libertades democráticas, dando paso a la mayor campaña de desobediencia civil jamás vivida en suelo chino.
“El movimiento no se ha acabado, aquí seguiremos hasta que el Gobierno nos escuche y nos ponga una solución sobre la mesa”, afirmó Henry Lee, uno de los voluntarios que colabora con el movimiento desde la zona de Admiralty.
Hoy, además, un grupo de personas llevaron a cabo hoy una marcha hacia las dependencias policiales en protesta por el arresto de dos manifestantes prodemocráticos que trataron de frenar a tres opositores del movimiento de lanzar y agredir a uno de los propulsores de la campaña, un millonario empresario de los medios de comunicación Jimmy Lai Chee-ying.
El arresto levantó el enfado de los manifestantes quienes pidieron hoy la dimisión del Comisario de Policía de Hong Kong.
El movimiento ha ido perdiendo fuerza desde sus comienzos y tras varios tropiezos de gestión por parte de las tres organizaciones que han tomado el papel de liderazgo -la Federación de Estudiantes de Hong Kong, Occupy Central y Scholarism-, las protestas se muestran más polarizadas.
Algunos, como el joven Lee, cree que “se debe llevar las protestas a otro nivel, tomando otras calles o algunas instituciones”, indicó.
Otros, como los tres líderes de la organización Occupy Central, anunciaron su disposición de entregarse a las autoridades.
Una encuesta llevada a cabo por la Universidad China de Hong Kong mostró hoy por primera vez un aumento del descontento popular con las protestas, reprobadas por un 44 por ciento de los encuestados.