“El miedo está ahora del lado de Angela Merkel”

El que según los sondeos será el próximo primer ministro de Grecia desgrana en esta entrevista propuestas de gobierno y clama por el fin de la política de austeridad

María Antonia Sánchez-Vallejo
Madrid, El País
Alexis Tsipras (Atenas, 1974), líder de Syriza (Coalición de Izquierda Radical), tiene según los sondeos muchas probabilidades de convertirse en el próximo jefe de Gobierno griego gracias a dos factores: el enfado y el cansancio de gran parte de la ciudadanía tras cuatro años de austeridad y, en paralelo, el colapso de los dos partidos tradicionales (Nueva Democracia y Pasok, socios en el Gobierno), al que Syriza contribuyó logrando un 26% de los votos —y 71 diputados— en las elecciones de 2012.


Desde entonces, y con el horizonte inmediato de una posible convocatoria anticipada de elecciones, su partido está en la cresta de la ola, sobre todo tras las elecciones europeas, en las que fue el más votado en Grecia. Sus maneras de dirigente in péctore quedaron de manifiesto en la clausura de la asamblea de Podemos en Madrid, en la que participó con un discurso que sonó a programa de gobierno.

Con tono firme, y en voz baja y pausada, Tsipras desgrana en una entrevista con EL PAÍS propuestas de gobierno concretas, más allá de la conocida renegociación con la troika de las condiciones del rescate o la reestructuración de la deuda, como “la celebración de una conferencia europea sobre la deuda similar a la de Londres en 1953, que alivió la deuda alemana” tras la guerra, o que la troika de acreedores y los líderes de los países más azotados por la crisis “se sienten ante un tribunal europeo o internacional para dar cuenta de sus acciones”, conducentes a “una crisis humanitaria” como la que padecen amplias capas de los 11 millones de griegos. “Con un millón y medio de parados y tres millones de pobres, la imagen que ofrece Grecia no es la de un país europeo, sino la de un escenario de posguerra”, afirma.

Pero, ¿se ve ya como primer ministro? “Sí, es muy probable. Syriza ya es el primer partido griego desde las europeas, y ahora las encuestas nos son favorables y algunas nos dan hasta 11 puntos de ventaja sobre el primer partido del Gobierno. Eso demuestra que la política de austeridad del Ejecutivo, la insistencia en sus compromisos [con la troika] no han servido para sacar al país de la crisis, como corrobora un dato: antes del primer rescate [en 2010] la deuda externa griega suponía el 124% del PIB; hoy, tras cuatro años de austeridad, representa el 175% [318.000 millones de euros]. Con un 27% de desempleo (y un 60% entre los jóvenes); miles de casas sin electricidad y hospitales desprovistos de recursos, el Gobierno ha demostrado no ser capaz de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos”.

Megaro Máximo, la Moncloa ateniense, parece a la vuelta de la esquina: sólo hace falta disolver el Parlamento y convocar antes de tiempo elecciones, previstas teóricamente para junio de 2016. Y las enrevesadas leyes griegas franquean el paso a Syriza. “La intención del Gobierno es seguir gobernando hasta 2016, pero tiene un escollo muy difícil. En febrero se debe elegir al nuevo presidente del país. Para ello, el candidato del Ejecutivo debe lograr por ley 180 votos, pero su mayoría en la Cámara es de 155. A veces ni siquiera logra esos 155 votos, como se demostró ayer [por el viernes] en la revocación de una ley para devolver las deudas fiscales, que sólo logro 147 votos a favor”.

Tsipras se refiere a una ley adoptada hace sólo tres semanas para prorrogar hasta en 100 plazos la devolución de las deudas, con dos objetivos: aliviar la presión fiscal sobre ciudadanos y pymes —los segmentos más golpeados por la crisis— y, de paso, edulcorar la imagen del bipartito ante la posibilidad de que las elecciones se celebren en breve. Con la misma intención, el Ejecutivo aventó hace días la posibilidad de abandonar el rescate antes de tiempo, a lo que el Eurogrupo contestó esgrimiendo la amenaza de un hipotético tercer rescate en forma de préstamo reforzado. Mientras tanto, la troika no ceja en sus exigencias, entre ellas el despido de 5.500 funcionarios o el fin de la moratoria de los desahucios, vigente hasta diciembre; unas demandas que Tsipras insiste en que deben renegociarse.

El semanario alemán Der Spiegel nombró a Tsipras en 2012 “el hombre más peligroso de Europa”. ¿Ha moderado su discurso para ser visto como una alternativa efectiva de poder? “En 2012 me pintaban como un diablo, como antieuropeo. No he dicho mentiras por el camino, por eso algunos dicen que he moderado mi discurso. ¿Usted me ve blando? ¿No, verdad? El discurso se ha vuelto más realista, eso es todo. Hoy el miedo está en el otro lado, en el lado de [la canciller alemana Angela] Merkel”. Aunque Syriza nunca defendió salir del euro, fue etiquetado como “el partido de la dracma” por sus detractores, dentro y fuera del país.

Berlín, precisamente, parece el hueso más duro de roer para un hipotético mandato de Tsipras. ¿Aceptará Merkel una reestructuración de la deuda griega? “No me interesa nada lo que acepte o deje de aceptar Merkel. La UE la forman 28 países, y la zona euro, 17, así que Alemania no tiene más derecho a hablar que el resto de socios. A menudo me preguntan qué diré a Merkel [como jefe de Gobierno]... Syriza no es una amenaza para Europa; amenazas son la continuación de las políticas de [Mariano] Rajoy o [el primer ministro griego Andonis] Samarás; las políticas de Merkel en Alemania. Europa debe elegir qué futuro quiere, si el de un continente devastado o un continente unido, con cohesión social y con futuro, capaz de responder desde Ucrania hasta Siria. Nuestro futuro debe ser el de la colaboración para lograr nuestro primer objetivo, superar la crisis con políticas solidarias”.

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