Posición turca ante Siria desata dura respuesta
Estambul, AP
Turquía hace una riesgosa apuesta en las negociaciones con sus socios de la OTAN que quieren que Ankara se una a las operaciones de combate contra el grupo Estado Islámico, y ha provocado una violenta respuesta en las propias ciudades turcas.
Mientras los combatientes islámicos avanzan a través de territorio sirio bajo control curdo cerca de la frontera, Turquía dice que no se unirá a la campaña militar a menos que la coalición liderada por Estados Unidos también vaya tras el gobierno del presidente sirio Bashar Assad.
La táctica ha enfurecido a la propia población curda de Turquía, que acusa al gobierno de Ankara de quedarse de brazos cruzados mientras su pueblo es masacrado en la estratégica ciudad fronteriza de Kobani.
La estrategia de Ankara corre el riesgo no sólo de distanciar a sus socios de la OTAN, sino también de torpedear uno de los logros emblemáticos del presidente turco Recep Tayyip Erdogan: las otrora prometedoras negociaciones para acabar con 30 años de sangrienta insurgencia del PKK, la guerrilla separatista curda que se opone con ferocidad al gobierno.
El avance de los milicianos del Estado Islámico sobre Kobani, cuyas posiciones están al alcance de la artillería de las fuerzas turcas, ya está desbordando la violencia hasta Turquía. Los curdos turcos, que creen que su gobierno está en el mejor de los casos obstaculizando los esfuerzos para defender Kobani, se levantan a lo largo y ancho del país.
Esta semana, la indignación entró en erupción cuando los curdos se enfrentaron con la policía y con simpatizantes de un grupo islamista en ciudades turcas, con saldo de al menos 31 muertos y montones de heridos. Entre las víctimas del jueves había tres policías que murieron en la provincia oriental de Bingol, y un jefe de policía que fue hospitalizado con heridas graves.
Como respuesta, funcionarios turcos impusieron toques de queda en las regiones predominantemente curdas. Los líderes curdos, entre ellos el encarcelado jefe del PKK, Abdulá Ocalan, han advertido que la caída de Kobani acabaría con el proceso de paz.
Ocalan ha liderado las conversaciones de paz con Turquía desde una isla prisión frente a Estambul, donde cumple cadena perpetua. Erdogan ha ofrecido concesiones que habrían sido impensables en la historia reciente de Turquía.
Funcionarios turcos sostienen que los enfrentamientos de esta semana son parte de una estrategia del PKK para ganar mayor influencia en las negociaciones. En un comunicado difundido el jueves, en su mayor parte de tono conciliatorio, Erdogan instó a la moderación y expresó su pesar por la violencia. Pero también habló de "círculos oscuros" que provocan los conflictos para obtener beneficios políticos.
"Está claro que este juego tiene como objetivo el proceso de paz y tiene la intención de sabotear nuestra antigua hermandad, paz y tranquilidad", dijo Erdogan, quien reiteró esta semana que Turquía considera al PKK tan deplorable como el grupo Estado Islámico.
Por su parte, los curdos acusan a Erdogan de alimentar el ascenso de la rama de al-Qaida como parte de una guerra a distancia contra Assad. Kobani es defendida por combatientes curdos vinculados al PKK, que Ankara, Washington y sus aliados occidentales consideran una organización terrorista.
El PKK ha combatido contra Turquía por la autonomía de los curdos desde 1984 en un conflicto que se ha cobrado decenas de miles de vidas.
Los curdos, que representan aproximadamente 20% de los 75 millones de habitantes de Turquía, han enfrentado décadas de discriminación, incluyendo restricciones al uso de su idioma.
Turquía hace una riesgosa apuesta en las negociaciones con sus socios de la OTAN que quieren que Ankara se una a las operaciones de combate contra el grupo Estado Islámico, y ha provocado una violenta respuesta en las propias ciudades turcas.
Mientras los combatientes islámicos avanzan a través de territorio sirio bajo control curdo cerca de la frontera, Turquía dice que no se unirá a la campaña militar a menos que la coalición liderada por Estados Unidos también vaya tras el gobierno del presidente sirio Bashar Assad.
La táctica ha enfurecido a la propia población curda de Turquía, que acusa al gobierno de Ankara de quedarse de brazos cruzados mientras su pueblo es masacrado en la estratégica ciudad fronteriza de Kobani.
La estrategia de Ankara corre el riesgo no sólo de distanciar a sus socios de la OTAN, sino también de torpedear uno de los logros emblemáticos del presidente turco Recep Tayyip Erdogan: las otrora prometedoras negociaciones para acabar con 30 años de sangrienta insurgencia del PKK, la guerrilla separatista curda que se opone con ferocidad al gobierno.
El avance de los milicianos del Estado Islámico sobre Kobani, cuyas posiciones están al alcance de la artillería de las fuerzas turcas, ya está desbordando la violencia hasta Turquía. Los curdos turcos, que creen que su gobierno está en el mejor de los casos obstaculizando los esfuerzos para defender Kobani, se levantan a lo largo y ancho del país.
Esta semana, la indignación entró en erupción cuando los curdos se enfrentaron con la policía y con simpatizantes de un grupo islamista en ciudades turcas, con saldo de al menos 31 muertos y montones de heridos. Entre las víctimas del jueves había tres policías que murieron en la provincia oriental de Bingol, y un jefe de policía que fue hospitalizado con heridas graves.
Como respuesta, funcionarios turcos impusieron toques de queda en las regiones predominantemente curdas. Los líderes curdos, entre ellos el encarcelado jefe del PKK, Abdulá Ocalan, han advertido que la caída de Kobani acabaría con el proceso de paz.
Ocalan ha liderado las conversaciones de paz con Turquía desde una isla prisión frente a Estambul, donde cumple cadena perpetua. Erdogan ha ofrecido concesiones que habrían sido impensables en la historia reciente de Turquía.
Funcionarios turcos sostienen que los enfrentamientos de esta semana son parte de una estrategia del PKK para ganar mayor influencia en las negociaciones. En un comunicado difundido el jueves, en su mayor parte de tono conciliatorio, Erdogan instó a la moderación y expresó su pesar por la violencia. Pero también habló de "círculos oscuros" que provocan los conflictos para obtener beneficios políticos.
"Está claro que este juego tiene como objetivo el proceso de paz y tiene la intención de sabotear nuestra antigua hermandad, paz y tranquilidad", dijo Erdogan, quien reiteró esta semana que Turquía considera al PKK tan deplorable como el grupo Estado Islámico.
Por su parte, los curdos acusan a Erdogan de alimentar el ascenso de la rama de al-Qaida como parte de una guerra a distancia contra Assad. Kobani es defendida por combatientes curdos vinculados al PKK, que Ankara, Washington y sus aliados occidentales consideran una organización terrorista.
El PKK ha combatido contra Turquía por la autonomía de los curdos desde 1984 en un conflicto que se ha cobrado decenas de miles de vidas.
Los curdos, que representan aproximadamente 20% de los 75 millones de habitantes de Turquía, han enfrentado décadas de discriminación, incluyendo restricciones al uso de su idioma.