Por qué hay mujeres occidentales uniéndose a los extremistas de Estado Islámico
Es
una suerte de "atracción fatal": se calcula que, hasta la fecha, entre
50 y 60 británicas han viajado a Siria a través de Turquía para unirse
al movimiento militante extremista Estado Islámico (EI).
Noticias
recientes, como las desapariciones de la escolar Yusra Hussien, la
estudiante universitaria Aqsa Mahmood y las mellizas Salma y Zahra
Halane, han alimentado la preocupación sobre la radicalización de las
mujeres musulmanas en Reino Unido.
Pero no es el único país en esto. Se sabe que mujeres procedentes de una gama de países occidentales, incluidos Estados Unidos, Austria, Francia, Holanda, Canadá, Noruega y Suecia también se están uniendo a la causa radical. ¿Por qué lo hacen?
En el caso de Yusra Hussien, no está claro si se radicalizó o si realmente viajó a Siria, aunque la policía cree que eso último es probable.
Para muchas otras, sus historias están disponibles en las redes sociales: Twitter, Tumblr y LinkedIn, entre otras.
De estas historias se deduce que la influencia de las redes sociales es considerable. Les ofrecen consejos, apoyo, ayuda para viajar, y son una fuente de propaganda para EI, que presenta nociones idealizadas de una vida islámica y la yihad.
Al principio, una cantidad significativa de mujeres se trasladaba a Siria para unirse a sus maridos, que ya estaban peleando por EI.
Por ejemplo, Khadijah Dare -la mujer de 22 años procedente del sur de Londres, conocida por tuitear que deseaba ser la primera yihadista femenina en matar a un rehén occidental- se fue a vivir a Siria después de decidir casarse con un combatiente sueco de EI, Abu Bakr.
En otros casos, como los reportados recientemente, las redes en línea facilitan su viaje y ayudan a coordinar su contacto con comunidades de expatriados una vez que llegan. Los viajes internacionales son accesibles y asequibles, y posibilitados por esta planificación en línea.
La noción de "novias yihadistas" que viajan a Siria a casarse con combatientes de EI se ha hecho más común en los recientes informes de los medios occidentales.
En Francia, las familias cuyas hijas se fueron a Siria han recibido llamadas telefónicas de hombres sirios pidiendo la mano de sus hijas, mientras que las cuentas en línea de los combatientes están repletas de solicitudes de mujeres que desean ser sus esposas.
Mia Bloom, del Centro de Estudios de Terrorismo y Seguridad en la Universidad de Massachusetts en Lowell, argumenta que las mujeres son consideradas como poco más que "fábricas de bebés", en el contexto del deseo de poblar el nuevo estado islámico "purista".
Sin embargo, esto no significa que las jóvenes simplemente desean encontrar marido. El concepto de "novia yihadista" es sólo parte de la historia.
Hay otro aspecto en su decisión de viajar. Las mujeres se unen a EI porque brinda una nueva política utópica: participar en la yihad y ser parte de la creación de un nuevo estado islámico.
Hay mucho de romanticismo en los relatos de las mujeres que se integran a este proyecto político con una nueva versión de una "buena vida" política islámica, edificada sobre una idea particular del Islam y la ley islámica o Sharia.
En este nuevo "estado", las mujeres tienen toda clase de empleos y funciones.
Por ejemplo, en la ciudad siria de Raqqa se pueden unir a la llamada brigada Al-Khansaa, la "fuerza policial" moral totalmente femenina, supuestamente fundada por una mujer británica.
Hay imágenes de mujeres portando fusiles AK-47, con cinturones suicidas, y la cabeza de un decapitado en la mano. Pero también se les ve cocinando, preparando panqueques de Nutella, haciendo labores domésticas, juntándose para tomar café y cumpliendo sus funciones de madres o cuidadoras.
Esta combinación de violencia y domesticidad es lo que muchos encuentran discordante.
Una doctora malasia, ahora conocida como Umm al-Baraa, tuiteó este mensaje en enero: "Un estetoscopio en mi cuello y un rifle Kalashnikov en mi hombro. El martirio es mi sueño más elevado".
Estos son, pues, los móviles políticos que impulsan a algunas mujeres musulmanas hacia EI. Pero también hay otros factores.
Por ejemplo, una mujer holandesa llamada Khadija dijo al sitio web Al-Monitor, con sede en EE.UU.: "Siempre quise vivir bajo la Sharia. En Europa, esto nunca ocurrirá".
Las mujeres hablan de las fallas de las sociedades occidentales, hablan negativamente de las restricciones con las que practican el Islam (como la prohibición de vestir la burqa en Francia) y critican al sistema político.
Pero paradójicamente, mientras combinan citas del Corán en sus relatos, hay muy pocos indicios de un conocimiento profundo sobre el conflicto mismo, o incluso sobre la Sharia o el Islam.
Las historias de las mujeres que han viajado de países occidentales a Siria para unirse a EI ponen de relieve la combinación de razones políticas y personales tras su decisión. Pero también son un indicio de que su motivación se caracteriza por un romanticismo ingenuo.
La doctora Katherine Brown es catedrática en el Departamento de Estudios de Defensa del King's College de Londres. Como parte de su trabajo, ha examinado los papeles y el modo en que las mujeres son presentadas en terrorismo, contraterrorismo y políticas de violencia, para lo cual ha investigado el activismo político de las mujeres musulmanas radicalizadas.
Pero no es el único país en esto. Se sabe que mujeres procedentes de una gama de países occidentales, incluidos Estados Unidos, Austria, Francia, Holanda, Canadá, Noruega y Suecia también se están uniendo a la causa radical. ¿Por qué lo hacen?
En el caso de Yusra Hussien, no está claro si se radicalizó o si realmente viajó a Siria, aunque la policía cree que eso último es probable.
Para muchas otras, sus historias están disponibles en las redes sociales: Twitter, Tumblr y LinkedIn, entre otras.
De estas historias se deduce que la influencia de las redes sociales es considerable. Les ofrecen consejos, apoyo, ayuda para viajar, y son una fuente de propaganda para EI, que presenta nociones idealizadas de una vida islámica y la yihad.
Al principio, una cantidad significativa de mujeres se trasladaba a Siria para unirse a sus maridos, que ya estaban peleando por EI.
Por ejemplo, Khadijah Dare -la mujer de 22 años procedente del sur de Londres, conocida por tuitear que deseaba ser la primera yihadista femenina en matar a un rehén occidental- se fue a vivir a Siria después de decidir casarse con un combatiente sueco de EI, Abu Bakr.
"Novias yihadistas"
En estos casos, la familia es un facilitador importante para su viaje.En otros casos, como los reportados recientemente, las redes en línea facilitan su viaje y ayudan a coordinar su contacto con comunidades de expatriados una vez que llegan. Los viajes internacionales son accesibles y asequibles, y posibilitados por esta planificación en línea.
La noción de "novias yihadistas" que viajan a Siria a casarse con combatientes de EI se ha hecho más común en los recientes informes de los medios occidentales.
En Francia, las familias cuyas hijas se fueron a Siria han recibido llamadas telefónicas de hombres sirios pidiendo la mano de sus hijas, mientras que las cuentas en línea de los combatientes están repletas de solicitudes de mujeres que desean ser sus esposas.
Mia Bloom, del Centro de Estudios de Terrorismo y Seguridad en la Universidad de Massachusetts en Lowell, argumenta que las mujeres son consideradas como poco más que "fábricas de bebés", en el contexto del deseo de poblar el nuevo estado islámico "purista".
Sin embargo, esto no significa que las jóvenes simplemente desean encontrar marido. El concepto de "novia yihadista" es sólo parte de la historia.
Hay otro aspecto en su decisión de viajar. Las mujeres se unen a EI porque brinda una nueva política utópica: participar en la yihad y ser parte de la creación de un nuevo estado islámico.
Violencia y domesticidad
El líder de EI ha intentado reconfigurar al movimiento como uno de solo combatientes, y ha exhortado a doctores, ingenieros y constructores a unirse para crear un estado islámico puro.Hay mucho de romanticismo en los relatos de las mujeres que se integran a este proyecto político con una nueva versión de una "buena vida" política islámica, edificada sobre una idea particular del Islam y la ley islámica o Sharia.
En este nuevo "estado", las mujeres tienen toda clase de empleos y funciones.
Por ejemplo, en la ciudad siria de Raqqa se pueden unir a la llamada brigada Al-Khansaa, la "fuerza policial" moral totalmente femenina, supuestamente fundada por una mujer británica.
Hay imágenes de mujeres portando fusiles AK-47, con cinturones suicidas, y la cabeza de un decapitado en la mano. Pero también se les ve cocinando, preparando panqueques de Nutella, haciendo labores domésticas, juntándose para tomar café y cumpliendo sus funciones de madres o cuidadoras.
Esta combinación de violencia y domesticidad es lo que muchos encuentran discordante.
Una doctora malasia, ahora conocida como Umm al-Baraa, tuiteó este mensaje en enero: "Un estetoscopio en mi cuello y un rifle Kalashnikov en mi hombro. El martirio es mi sueño más elevado".
Estos son, pues, los móviles políticos que impulsan a algunas mujeres musulmanas hacia EI. Pero también hay otros factores.
Romanticismo ingenuo
Es impresionante la percepción del fracaso de los países occidentales en hacer que los jóvenes musulmanes se sientan parte de la sociedad y que tengan un propósito y valor como ciudadanos y como musulmanes, como puede verse en sus cuentas en línea.Por ejemplo, una mujer holandesa llamada Khadija dijo al sitio web Al-Monitor, con sede en EE.UU.: "Siempre quise vivir bajo la Sharia. En Europa, esto nunca ocurrirá".
Las mujeres hablan de las fallas de las sociedades occidentales, hablan negativamente de las restricciones con las que practican el Islam (como la prohibición de vestir la burqa en Francia) y critican al sistema político.
Pero paradójicamente, mientras combinan citas del Corán en sus relatos, hay muy pocos indicios de un conocimiento profundo sobre el conflicto mismo, o incluso sobre la Sharia o el Islam.
Las historias de las mujeres que han viajado de países occidentales a Siria para unirse a EI ponen de relieve la combinación de razones políticas y personales tras su decisión. Pero también son un indicio de que su motivación se caracteriza por un romanticismo ingenuo.
La doctora Katherine Brown es catedrática en el Departamento de Estudios de Defensa del King's College de Londres. Como parte de su trabajo, ha examinado los papeles y el modo en que las mujeres son presentadas en terrorismo, contraterrorismo y políticas de violencia, para lo cual ha investigado el activismo político de las mujeres musulmanas radicalizadas.